sábado, 28 de mayo de 2016

¡Ese niño no puede nacer! ¡Tienes que abortar!

POV Draco
—Yo… estoy… embarazada —tartamudeó al decirlo, y solo entendí algo de “embarazada”.
La miré perplejo.
—Y eso a mí que me importa —dije.
—Es tuyo —exclamó.
—¡¿Qué?! —dije incrédulo.
—Que estoy embarazada, que vamos a tener un hijo —repitió, y cuando la miré fijamente note que quería llorar.
¡Maldición!, pensé.
—¿Qué? No, no puede ser posible. Esto no me puede estar pasando a mí, ¡no precisamente ahora! —dije más para mí mismo, que para que ella me escuchara.
Me aleje unos pasos de ella.
—No puedes estar embarazada —le dije, nervioso, pero luego recordé que cuando estuve con ella, no había usado ningún tipo de protección.
—Por supuesto que estoy embarazada, me hice un test de embarazo muggle, y salió positivo, y también me tome una poción para comprobar que el resultado del test de embarazado era verdadero, y salió el mismo resultado, positivo —me dijo, entre lágrimas.
Yo solo la miraba con el ceño fruncido, me sentía nervioso y enojado, enojado con ella, pero más conmigo mismo por haber caído en sus provocaciones esa noche. ¡Maldita sea mi suerte! ¿Por qué ahora? Ahora cuando la guerra estallara muy pronto.
—Todo es tu culpa —le grité, me acerque nuevamente a ella y la cogí de los brazos—. Es tu culpa —repetí.
—¿Mi culpa? ¿Cómo que mi culpa? Por si no lo sabes, para engendrar un bebé se necesitan dos, no solo uno, así que también es culpa tuya, y es más culpa tuya porque yo no estaba muy consciente, pero tú sí. Porque no te cuidaste al momento de tener relaciones sexuales, eres un irresponsable, ¡y ya suéltame, Malfoy! —gritó, sin dejar de llorar.
La solté, y me aleje de ella, creo que ya no podía siquiera verla.
—¿Así que es más culpa mía, y que soy un irresponsable? ¡Ja! Sí, claro —sonreí con ironía—. Pero si fuiste tú la que me estuvo provocando, si hasta te quitaste el vestido delante de mí, y te recuerdo que yo me aleje, te rechace, pero tú seguiste seduciéndome… y llego un momento en que yo ya no pude más, si no soy de piedra, ¿sabes? —me sentía tan enojado con todo esto.
Miré a Potter, y ella estaba allí para en el mismo lugar, luego levanto la cabeza y me observo, y me di cuenta de que cada vez lloraba más. ¡Demonios! Verla de esa manera me hacía tener sentimientos encontrados, por una parte la veía frágil, débil, y me daba ganas de abrazarla y decirle que todo iba estar bien, pero por otra parte también tenía ganas de que desaparezca de mi vista y no verla nunca más.
Pero porque justo ahora ella tenía que quedar embarazada, esto solo lo complicaba todo, y si Voldemort se enteraba de que embarace a la hermana de cara rajada, de seguro me mata de la manera más dolorosa y no solo a mí, sino también a mis padres.
¿Qué hago?, esa pregunta se repetía en mi mente constantemente.
Nicole tiene que abortar, si ella tiene que hacerlo quiera o no, pero ¡Demonios! También es hijo mío, es un Malfoy lo que ella lleva en su vientre. Clave mi miraba en su vientre todavía plano.
Tengo que hacer algo y pronto, me dije.
Potter seguía callada, seco sus lágrimas con la manga de su túnica, me dirigió una última mirada, dio media vuelta y empezó a caminar hacia la puerta.
—¡Espera! —le grité, ella volteó y me miró.
—¿Qué quieres? —me dijo, con la voz entrecortada.
—Ese mocoso no puede nacer, no debe nacer —dije amenazadoramente.
—¿Qué? —exclamó.
—Lo que oíste, que ese niño no puede nacer. ¡Tienes que abortar! —le ordene, y ella empezó a llorar de nuevo.
—¡NUNCA! —gritó—. No quiero, no lo haré, ¿entiendes?
Sí, y ahí estaba esa valentía Gryffindor que tanto me sacaba de mis casillas. Odiaba esa valentía.
—Me importa muy poco lo que quieras o no, lo vas a hacer porque yo lo digo y punto final de la discusión —la amenacé.
—Y porque tú lo dices, piensas que te obedecerá —hizo una mueca—. ¡Jamás! Me oíste, ¡jamás!, este bebé —llevó sus manos a su vientre—, es carne de mi carne y sangre de mi sangre, y no permitiré que me lo arranquen de mi cuerpo, lo protegeré con uñas y dientes si es necesario —la manera en que lo dijo, me hizo verla como a una verdadera leona defendiendo a su crio—. Además, también es tu hijo, Malfoy, como puedes desearle la muerte, yo pensé que… —la interrumpí.
—Pensaste, ¿qué? Que cuando me enterara de que iba a tener un hijo contigo, te iba a proponer matrimonio, que nos íbamos a casar, que iba a comprar una casa para nosotros, que íbamos a criar al mocoso y que íbamos a vivir muy felices hasta hacernos viejitos juntos, y los mejor de todo pensaste que mis padres iban a aceptar como nieto al hijo de una mestiza como tú —me reí de ella.
—Yo jamás pensé eso, Malfoy, yo solo creí que tenías derecho de saber que ibas a hacer padre, creí que te gustaría verlo crecer, ser parte de su vida. Pero ya veo que me equivoque, fui muy tonta en creer que en el fondo existía algo bueno en ti; pero no, no hay nada bueno en ti, solo hay basura, tanto por dentro como por fuera.
Lo que me dijo me enfureció mucho más. Pero no podía dejarme llevar por mi coraje, así que respiré hondo antes de hablar.
—¿Acaso estabas soñando, Potter? —le pregunté irónicamente—. Por supuesto que te equivocaste, yo nunca me voy a preocupar por ver crecer a ese mocoso, ni ser parte de su vida, ya que ese mocoso va a dejar de existir dentro de unos días —me miró con furia—. ¿Qué crees que dirá el cara rajada cuando se entere que su querida hermanita va a tener un hijo mío? —le pregunté con burla. De seguro que chantajeándola con su hermano haría lo que yo le dijera, o al menos creería lo que yo le dijera.
—Harry ya lo sabe —me dijo. Eso me dejo petrificado, ¿qué había dicho? Que cara rajada ya lo sabía, pero si era así, entonces porque no ha venido a mí queriéndome despellejar vivo. Segundos después volví a la realidad y la miré—, Harry sabe que estoy embarazada, pero no le he dicho que tú eres el padre —me aclaró.
Eso lo explicaba porque cara rajada no quería matarme.
—¿Y porque no le has dicho quién es el padre del mocoso que esperas? ¿Acaso quieres protegerme del cara rajada de tu hermano? —me burlé.
—No vuelvas a llamar de esa manera a mi hermano —me amenazó, levantando un dedo—, y no le dije que tú eres el padre de mi bebé para no ocasionar más problemas entre ustedes dos, el pobre de Harry ya tienen suficiente con la responsabilidad de derrotar a Voldemort y a sus mortífagos, como ahora tener que enfrentarse a ti —me dijo.
—Sí, claro, como si eso fuera posible —me volví a burlar. Pero ojala que el estúpido de Potter acabe con el maldito desnarizado, y así se acabe toda esta mierda de la guerra, pensé. Pero obviamente no se lo dije a Potter femenino—. Pero ahora no estoy hablando de Voldemort, sino de que tienes que abortar, además, si no abortas porque yo te ordene, entonces lo harás cuando el estúpido de tu hermanito se entere que yo soy el padre de tu hijo, porque no creo que San Potter soporte que el hijo que llevas en el vientre sea un Malfoy, ¿o sí? —ella no dijo nada—. No lo creo —aseguré.
—Harry no es como tú —dijo luego—, a él no le importara quien sea el padre de mi hijo, porque este bebé también lleva su sangre y nada más por eso lo querrá.
Tenía que reconocer que en eso ella tenía razón, no por nada el cara rajada se había ganado el otro apodo de “San Potter”.
—Y soportaras todos los chismes que inventen sobre ti cuando se te note el embarazo, o cuando empiecen a murmurar de que eres una cualquiera que ni siquiera sabes quién es el padre de tu mocoso.
Ella levantó el rostro con pose altanera.
—Eso es lo único que te importa, ¿verdad? Las habladurías, temes que diga que tú eres el padre de mi bebé, pero no te preocupes no diré que fuiste tú el que me embarazo, ya que mi bebé será solo mío. Y sobre los chismes que se inventen sobre mí, no me importa, si quieren hablar, pues que hablen hasta que se cansen, aunque no creo que hablen mucho, porque yo me iré, solo ayudaré a mi hermano a derrotar a Voldemort y después desapareceré para siempre de tu vida, Malfoy, será como si nunca hubiera existido para ti.
¿Qué había dicho? Que iba a ayudar a cara rajada a derrotar a Voldemort, ¿acaso estaba locas? No se da cuenta de lo peligroso que es, y más ahora que el desnarizado la tiene en la mira.
—¿Acaso estás locas? Vas a ayudar a Potter a derrotar a Voldemor y estando embarazada —le pregunté, incrédulo.
—Yo también soy una Potter por si no lo recuerdas, y por supuesto que ayudaré a mi hermano a acabar con ese maldito; y que no te importe lo que me pase, si estoy o no embarazada ahora solo es asunto mío, desde ahora tú ya no existes para mí, así como yo no existiré para ti, ni yo ni mi hijo, ¿te quedo claro?
¿Acaso es estúpida, como se atreve a decir eso? ¿Cómo se atreve a poner su vida en peligro por una estupidez? Yo no voy a permitir.
—Por supuesto que tú no existes para mí, y espero que sea cierto eso de que desaparecerás —le dije con asco fingido.
Ella no dijo nada más y nuevamente empezó a dirigirse hacia la puerta.
—Ah, me olvidaba que tenía que darte algo muy importante —me dijo, la miré confundido acercarse a mí, y luego lo único que sentí fue un dolor intenso en ambas mejillas, me había dado dos bofetadas—, esto era lo que me faltaba darte —sonrió—. Y ahora sí, hasta nunca, imbécil —y diciendo esto último saco su varita, quito los hechizos y salió del salón.
Me lo merecía por comportarme como un maldito hijo de puta con ella, me merecía eso y más, pero que no se crea que se alejara de mí así como así, y si eso piensa, estaba muy equivocada. Ya vería la forma de saber de ella cuando se fuera del colegio. Pero ahora lo más importante es que tengo que cumplir con la misión que me ha dado el idiota de Voldemort. ¡Maldición! No quiero matar a Dumbledore a pesar de que es un viejo insoportable que siempre está a favor de Potter, no lo quiero matar, ¿pero qué puedo hacer?
Y si le cuento a Dumbledore lo que Voldemort me ha ordenado hacer, tal vez y solo tal vez, el viejo pueda ayudarme y así saldría bien librado de todo esto, y no solo yo, también mi madre, de mi padre no sabría que si querría traicionar a su señor, lo más seguro es que no, pero ya vería luego que hago.
¡Maldición! Potter sí que pega fuerte, me duele más que cuando la sangre sucia de Granger me dio un puñetazo.

POV Nicole
Estaba en el Bosque Prohibido llorando de rabia a más no poder.
Fui una estúpida al creer que Malfoy en el fondo era bueno. Pero no, él es un maldito. ¡Ay! ¡Maldito seas, Malfoy! Cómo pudiste pedirme que aborte a tu hijo, ¡Maldita sea! Eres una basura Draco Malfoy, pero algún día te arrepentirás de lo que me has dicho, y cuando eso pase ya será demasiado tarde, porque cuando te quieras acercar a tu hijo, no lo permitiré.
—¡TE ODIO DRACO MALFOY! —grité con todas mis fuerzas, sabiendo que nadie me escucharía aquí.