miércoles, 23 de septiembre de 2015

El Comienzo de todo y conociendo a mi hermano


POV Nicole
Hagrid me contó que…
Todo comenzó hace casi 16 años… la noche en que Lord Voldemort mato a mis padres…
Y bueno, antes de esa “maravillosa noche que pase con Malfoy”. Mi nombre es Nicole Lily Potter Evans, y soy hija de Lily Potter —de soltera Evans— y de James Potter, nadie sabía de mi existencia, ni siquiera mi hermano. Yo soy la última de los Potter, y cuando mi hermano tenía un poco más de un año, yo apenas tenía unos días de nacida; nadie sabía de mi existencia, bueno, en realidad solo lo sabía Sirius Black —el padrino de mi hermano— y Remus Lupin, por supuesto este último es mi padrino, pero aun nadie lo sabe.
La noche del 31 de octubre, Voldemort entró a nuestra casa y primero asesino a papá cuando quiso salvarnos, luego subió hasta la habitación de mi hermano donde también se encontraba mi madre, yo estaba profundamente dormida en la habitación de mis padres, mamá puso una cuna ahí para que yo durmiera. Y cuando Voldemort subió a la habitación de mi hermano, intento matarlo, pero mi madre se interpuso salvando a Harry, cayendo muerta, el Avada Kedavra que le lanzó Voldemort tratando de matar a Harry rebotó en él, matando o al menos eso creía la gente. El único daño que le causo a mi hermano fue dejarle una cicatriz en forma de rayo en la frente.
Luego de eso Dumbledore envió a Hagrid al Valle de Godric para que fuera por mi hermano y salvarlo. En el momento en que Hagrid se disponía a irse de la casa escucho el llanto de un bebé, él se dirigió a donde se escuchaba el llanto y llego hasta la habitación de mis padres y ahí encontró mi cuna que tenía mi nombre grabado “Nicole Potter”, se sorprendió mucho porque nadie sabía que los Potter tenían otro hijo, aparte de Harry. Hagrid me cogió en brazos y también me llevo con él.
Cuando llego al sitio indicado, el profesor Dumbledore y la profesora McGonagall lo esperaban, Hagrid aterrizo la moto.
—Profesor Dumbledore, profesora McGonagall —saludó.
—¿Todo bien, Hagrid? —preguntó Dumbledore.
—Sí, profesor, se quedaron dormidos los dos —contestó Hagrid.
—¿Se quedaron dormidos los dos? ¿Quiénes dos? —preguntó muy confusa la profesora McGonagall.
—Sí, profesora, mírelo usted misma —los dos profesores se acercaron y vieron al pequeño Harry dormido junto a su hermana recién nacida.
—¿Quién es esa bebé? —preguntó Dumbledore.
—Es Nicole Potter, la hermana del pequeño Harry —contestó el guardabosques.
—Eso es imposible, nunca nos enteramos de que Lily haya tenido otro bebé —dijo McGonagall.
—Pero es cierto, profesora, la encontré en la habitación de sus padres y en la cuna estaba grado su nombre “Nicole Potter” —contestó Hagrid.
—Bueno, está bien, Hagrid —dijo Dumbledore y tomó a Harry en brazos, McGonagall cargo a Nicole.
Y antes de que dejara a Harry en la casa de los Dursley, McGonagall dijo:
—Albus está seguro de dejar a Harry con estos muggles, los he estado observando durante todo el día, y son de lo peor.
—Esa es su única familia, y sé que aquí él estará a salvo —Hagrid se quedó mirando atentamente a Harry—, no es un adiós, Hagrid, es solo un hasta luego —dijo Dumbledore, observó a la niña y dijo—: Voldemort no se debe de enterar de su existencia.
—Pero quién-usted-sabe está muerto, profesor —dijo Hagrid, sorprendido.
Dumbledore no contestó.
—¿Entonces que vamos hacer con ella? —preguntó Minerva.
—Ya sé dónde la dejaremos —respondió Dumbledore.
Y luego de que Dumbledore dejara a mi hermano con nuestros tíos muggles, esa misma noche él me dejo con unos muggles amigos suyos que si sabían de la magia. Y por eso yo crecí creyendo que los Jones eran mis verdaderos padres, ellos me querían demasiado y yo a ellos; me cumplían hasta el más mínimo capricho, nunca me negaban nada, es que ellos eran millonarios y por eso no se hacían problemas con darme todo lo que quería.
Cuando cumplí los 11 años, recibí una carta del colegio Beauxbatons para estudiar magia, yo me sorprendí mucho y me repetía: «¿Yo, estudiar magia?». Esto debe ser una broma, la magia no existe, es ilógico, pensaba. Y entonces se lo conté a mis padres y ahí fue cuando ellos me contaron toda la verdad, que no eran mis verdaderos padres y que no me apellidaba Jones sino Potter Evans, y que además, tenía un hermano mayor llamado Harry James Potter Evans, que él iba al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y también que él era el único que podía derrotar al innombrable —yo no sabía quién era ese tal “innombrable”, pero luego mis padres me contaron todo lo que sabían de ese mago tenebroso—. Por mi parte yo no podía asistir a Hogwarts porque aún no era tiempo, así que debía asistir al colegio de señoritas de Beauxbatons, pero no podía usar mi verdadero apellido porque podría ser peligroso, ya que nadie sabía a ciencia cierta que el innombrable estaba o no muerto de verdad, así que para mí protección y la de mi hermano tenía que seguir usando el apellido de mis padres adoptivos.
Yo acepte ir al colegio Beauxbatons con el nombre de Nicole Lily Jones, haciéndome pasar por hija de muggles. Y así transcurrieron los años, y ahora estaba cursando mi cuarto curso. Tengo muy buenas calificaciones, y también tengo muy buenas amigas, pero mi mejor amiga es Diane Moreau, ella es muy divertida —para nada una princesita francesa como yo creí que era— la pasamos muy bien juntas y además, ella es la única que sabe mi secreto.
Pero a solo un día para salir de vacaciones, los seguidores de Voldemort —el innombrable— llamados mortífagos, invadieron y mataron a muchos de mis compañeras y maestras, era el caos total, lo bueno era que mi amiga Diane se había ido esa tarde de la escuela con sus padres, puesto que saldrían de viaje urgente. Yo estaba escondida en un aula casi destruida, sí, debía reconocer que tenía mucho miedo, además, las probabilidades de que yo, una chica de 14 años derrotara a uno de esos mortífagos eran nulas. Y lo peor llego, uno de esos mortífagos logro encontrarme, era una mujer con cara de loca, llamada Bellatrix, pero ella no venía sola, ella estaba acompañada de dos idiotas.
Bellatrix me observó de pies a cabeza, y rió como demente.
—¿Cómo te llamas, pelirroja? —me preguntó.
—Para que preguntarle su nombre si igual la vas a matar —dijo uno de los idiotas.
—¡Cállate! —bramó la pelinegra—. Así será más divertido —agregó.
—¿Cuál es tu nombre? —volvió a pregúntame.
—Nicole Jones —respondí, pero no revele mi verdadero apellido.
—¿Jones? —dijo la tal Bellatrix—, no es un apellido de ninguna de las familias de magos sangre pura, eso quiere decir que eres una asquerosa sangre sucia —escupió.
—Sí —respondí, con una valentía que no sabía que pudiera tener.
Me miró con asco, y le ordeno a uno de los imbéciles que me castigaran por ser una impura, pero el idiota número 1 se acercó a mí, con una sonrisa lasciva para luego lanzarme un crucio, yo grite de dolor a la vez que caía al suelo, se me salían las lágrimas, hasta que después de no sé cuánto tiempo paso, el mortífago paro. Yo estaba agotada, y mi cuerpo me dolía.
Como pude me levante del suelo. Sabía que ese sería mí —o al menos eso creí— Y con las pocas fuerzas que me quedaban dije:
—Eres una maldita estúpida arrastrada, te vas a arrepentir de seguir a Voldemort —no sé porque dije eso, tal vez fue que estaba muy enojada.
—Ninguna sangre sucia como tú me habla de esa forma y sale con vida, ¡CRUCIO! —gritó y volví a caer al suelo, retorciéndome de dolor. Ella y los otros dos se reían de mí, y justo cuando empezó a decir—: AVADA KEDA… —llegaron unos aurores, los cuales me rescataron y al instante los mortífagos desaparecieron y no pudieron ser capturaron.
En ese instante yo ya no pude más y caí desmayada.
Cuando desperté no sabía dónde me encontraba… escuché pasos y un medimago entró a la habitación completamente blanca donde estaba, con el medimago venían dos aurores, los cuales empezaron a interrogarme.
—¿Dónde estoy? —pregunté, sintiendo una punzada en la cabeza.
—En San Mungo —me dijo uno de los aurores.
—Me duele la cabeza —me quejé.
—Es lógico —dijo el medimago—, luego le diré a una enfermera que te dé una poción para el dolor.
—Señorita, necesito que me cuente todo lo que recuerda del ataque —dijo el otro auror.
—Ah… lo único que… recuerdo… es que… Bellatrix me torturaba… y luego perdí el conocimiento —respondí, tratando de recordar al más, pero era como si mi mente estuviera en blanco.
—No se preocupe, ya iras recordando poco a poco, pero al menos se acuerda de su nombre, ¿verdad? —me preguntó el auror.
—Sí. Me llamo… Nicole Potter —apenas termine de hablar, todos se me quedaron mirando como si estuviera loca, no dijeron nada más y salieron de la habitación.
Luego de una semana ya me sentía mejor, y ya recordaba todo lo que había pasado en Beauxbatons, pero estaba un poco desesperada porque no me daban de alta, ya quería estar en casa con los Jones. ¿Cómo estarían ellos? ¿Estarían bien? Espero que sí. Estaba con esos pensamientos en mi cabeza cuando el mismo auror que me estuvo interrogando hace una semana, entró a mi habitación, pero lo que me llamo la atención fue ver que no estaba solo. Él venía con un chico de cabellos azabaches y alborotados, de gafas redondas y pude vislumbrar por debajo de su flequillo que tenía una cicatriz en forma de rayo. Ese chico se me quedo mirando con sorpresa, y con lo que pude percibir, ternura. Y hasta parecía que quería llorar, ya que sus ojos verdes estaban demasiado brillantes.
—Otra vez tú aquí —le dije al auror, y luego me quede mirando al chico extraño—. ¿Quién es él? —pregunté. El chico seguía mirándome y ya me estaba incomodando un poco.
El pelinegro se acercó unos pasos.
—¿Cómo… cómo te llamas? —me preguntó.
—Nicole Potter Evans —le contesté—. ¿Y tú quién eres? —pregunté otra vez.
—Yo soy… —se quedó unos segundo callado, y respiró profundo para continuar hablando—, soy Harry James Potter Evans —me quede muy sorprendida, no lo podía creer, ese chico que estaba frente a mí, era mi hermano, el niño que vivió, el elegido, y el único que puede derrotar a Voldemort. Pero no lo reconocí porque nunca en mi vida lo había visto, y ni siquiera tenía una foto de él, pero era él, mi hermano, mi única verdadera familia.
—Entonces tú eres… —no pude seguir hablando, las lágrimas me lo impedían.
—Sí… sí, yo soy tu hermano mayor —y corrió a abrazarme, y obvio que yo también lo abrace muy fuerte.
Un medimago entró con mi alta en la mano.
—Señorita Potter —dijo, llamando mi atención. Harry y yo desasimos el abrazo—. Ya puede ir a casa, al parecer ya está perfectamente bien.
—¿En serio? Gracias, por fin, ya no aguantaba estar encerrada en esta habitación —dije. El medimago salió con una sonrisa en los labios.
Luego de que el medimago saliera de mi habitación, Harry quería que me fuera con él a la Madriguera —que nombre tan extraño para llamar a una casa, pensé— y que conociera a sus amigos, como era vacaciones quería recuperar todos esos años que estuvimos separado y la verdad yo también, pero le explique que no podía porque tenía que volver con los Jones ya que ellos habían sido como unos verdaderos padres conmigo. Él se entristeció, pero le dije que solo pasaría un par de semanas con ellos y que luego yo me iría con él a la Madriguera, y él acepto.
Ya en casa de los Jones, les conté todo lo que me paso en el colegio, y también que conocí a mi hermano Harry, ellos se alegraron por mí. Estuve con ellos tres semanas como se lo prometí a Harry y luego me fui con él a la Madriguera, y ahí conocí a todos los Weasley —bueno, no a todos porque su hermano Percy no estaba, ya que se había peleado con su familia— y a Hermione Granger. Todos eran muy amables y simpáticos conmigo, sobre todo los gemelos Fred y George, ellos me hacían reír mucho. Y Hermione regañando siempre a Ron para que comiera despacio, le decía “que la comida no se iba a ir volando de su plato”, Ron solo bufaba, también me hice muy buena amiga de Ginny, la menor de los Weasley, y me pude dar cuenta que ella estaba enamorada de mi hermano por las miradas que le dedicaba cuando él no se daba cuenta, y mi hermano cuando notaba las miradas de Ginny se sonrojaba y dirigía su mirada a otra parte. Eran tan graciosos los dos, yo creo que al final van a terminar juntos igual que Hermione y Ron, aunque ellos siempre paran peleando.
Las vacaciones terminaron y yo me traslade a Hogwarts para estar junto a mi hermano.
El viaje en el tren fue tranquilo. Ya en Hogwarts todo me sorprendió y me gustó mucho, ya que era tan diferente a Beauxbotons, lo único que voy a extrañar de ese colegio es a mi mejor amiga, Diane, pero ella entendió que yo quería estar con mi hermano, y le prometí que le enviaría cartas para seguir en contacto. Yo entraba a mi quinto curso igual que Ginny, la hermana menor de Ron, las dos teníamos la misma edad; mi hermano, Ron y Hermione entraban a su sexto curso.
Ya en el Gran Comedor, tuve que esperar hasta que terminaran con los niños de primero, para que al final me llamaran a mí. Una profesora de semblante serio dijo mi nombre para que el sombrero decidiera a que casa pertenecería. Pero apenas pronuncio mi nombre, tenía todas las miradas sobre mí, sobre todo los que más me observaban eran los chicos de uniforme verde y plata, mi hermano me había prevenido de esos chicos, diciéndome que no me confiara en ellos. Me pude dar cuenta que el que más me miraba era un rubio platinado de ojos grises, él me dirigía una mirada fría, pero entre su frialdad pude notar la sorpresa, mucho más que los demás. Deje de mirarlo, no dándole más importancia de la necesaria, él que también me miraba era un profesor vestido completamente de negro. Yo seguí caminando hasta llegar donde estaba lo profesora, me senté en el banquito y ella me puso el sombrero seleccionador.
—Uhm… la última Potter, la única Potter luego de varias generaciones. Sabía que vendrías, tardaste, pero al fin viniste; veamos, en que casa te pondré, veo inteligencia, valentía, también un poco de arrogancia, pero la valentía sobresale en ti. Ya sé a dónde te pondré —decía el sombrero. Yo aproveche mientras el sombrero hacia una pausa, y observé a mi hermano, el cual me miraba sonriente, él sabría en qué casa iba a quedar—, ¡GRYFFINDOR! —gritó el sombrero, y todos los Gryffindor aplaudieron, y mientras me acercaba a mi nueva casa, escuche a los gemelos canturrear “Tenemos a los Potter, tenemos a los Potter”, yo sonreí ante eso. Me senté junto a mi hermano, que estaba feliz.

Al siguiente día me levante muy temprano, y es porque no había podido dormir mucho por la emoción de estar en Hogwarts junto a mi hermano. Giré mi cabeza para ver a Ginny, y ella seguía dormida —había sido una suerte que me tocara compartir habitación con ella—. Me di una ducha rápida y me coloque mi uniforme, luego de eso baje a la sala común y me encontré con Hermione, le pregunte por mi hermano y Ron, ella me dijo que siempre se levantaban un poco más tarde. Hermione y yo bajamos al Gran Comedor para desayunar.
Minutos después Ginny entro al Gran Comedor junto con mi hermano y Ron.
Pasamos todo el desayuno platicando y Hermione dándome recomendaciones para cada curso, mientras que Ron me hablaba mal del profesor Snape —el cual era el profesor que vestía completamente de negro— yo solo asentía a todo lo que Ron decía, y reía al ver la cara de Hermione, a ella no le gustaba que hablaran mal de los profesores. Luego de desayunar, Ginny y yo nos dirigíamos a las mazmorras para la clase de pociones con el temible profesor Snape, que según todos trataba muy mal a los Gryffindor. Yo iba revisando si llevaba mi libro de pociones cuando de repente choque sin querer con alguien, los dos caímos al suelo. Levante la mirada y me encontré con un rubio, el mismo rubio que se me quedo mirando la noche anterior.
—Lo siento —me disculpé.
Él también me miró, y se levantó sacudiéndose la túnica.
—Fíjate por donde vas, estúpida mestiza —me espetó, muy enojado.
Yo no lo podía creer lo que me dijo, si solo fue un accidente.
—Oye, te dije que lo siento, no es para que mi insultes. ¿Quién te crees que eres para hablarme así? En todo caso tú también debiste fijarte para no chocar —le dije, muy enojado yo también.
—¿Qué quién me creo que soy? Pues soy Draco Malfoy, el príncipe de Slytherin —ah, con que él era el tal Malfoy, ya Harry me había advertido sobre él— y yo le hablo como se me da la gana a cualquiera, y a ti te voy a tratar peor porque eres una Potter, la hermana de cara rajada y lo odio —me dijo con un tono de voz de superioridad.
—Deja de molestar a Nikki, Malfoy, ella no te ha hecho nada —me defendió Ginny.
—Cierra la boca, pobretona —le gritó, el muy estúpido. ¡Arg! Ya siento que lo odio.
—Te crees el ombligo del mundo, ¿verdad? —le dije—, pero no eres más que un estúpido oxigenado que tiene el ego más grande que el cerebro —le grité, y él me quedo mirando enojado y con la boca abierta intentando responderme, pero no le di oportunidad de hablar, porque cogí a Ginny del brazo, y le dije—: Vámonos, Ginny, no perdamos más tiempo con este oxigenado —y las dos nos fuimos a clases.
Desde ese momento Malfoy y yo nos llevamos muy mal, y el odio es mutuo, él siempre molestándome a mí, o a mi hermano y sus amigos, juro que ya no lo soporto. Hasta han llegado a golpes con mi hermano y Ron. Esta situación es insoportable, no sé cómo Hermione ha aguantado todo estos años. Pero menos mal que el curso ya termino y hoy salimos de vacaciones, nos fuimos a la Madriguera, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de mis padres adoptivos, con ellos me mantengo en contacto mediante cartas, y sé que están muy bien, la empresa de papá ha crecido y han aumentado sus ganancias, en la última carta que me enviaron me dicen que se han ido de viaje a una segunda luna de miel. Estoy muy feliz por ellos, espero volverlos a ver otra vez.




2 comentarios:

  1. wooow, nunca habia leido algo asi, me gusta tu fic, espero que actualices pronto
    bye

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