POV Harry
No sé qué es lo que le pasa a Nikki, desde que vino
de Francia, de esa dichosa fiesta a la que la invitó su amiga Diane, ella está
muy rara, nerviosa, a veces mala murada, en clases para distraída, bueno, eso
es lo que me cuenta Ginny. También la veo muy pálida y últimamente no se está
alimentando bien, le da mucho sueño por las tardes. El otro día la encontré en
una zona de la biblioteca no muy visible durmiendo apoyada en un libro de
pociones, la tuve que llevar cargada hasta la sala común.
Hay veces que cuando se levanta la veo con los ojos
rojos e hinchados como si se hubiera pasado la noche llorando, pero cuando le
pregunto que tiene, ella solo me contesta con evasivas o me dice que no tiene
nada.
Estoy muy preocupado por ella, ¿qué es lo que
tiene? ¿Por qué ha cambiado tanto su forma de ser? Ella antes era muy alegre y
bromista, pero ahora es todo lo contrario.
Ginny tampoco ha podido averiguar nada al respecto,
pero yo a como dé lugar tengo que averiguar qué le pasa a mi hermana, o me dejo
de llamar Harry James Potter Evans.
POV Nicole
Por más que pienso no puedo acostumbrarme a la idea
de que estoy esperando un hijo de Malfoy. Como pudo pasarme esto a mí. Yo que
siempre había sido muy responsable y cautelosa, pero no contaba con que me iba
a descontrolar con unos cuantos tragos de más, ahora entiendo ese dicho muggle
que dice: “Hormonas matan neuronas”. Estaba muy enojada, asustada y triste a la
vez. Porque tuvo que aparecer esa noche precisamente el hurón oxigenado, y como
le diría a mi hermano que estoy embarazada y no de cualquier otro chico, sino
de su peor enemigo, de seguro se va a enfurecer. Como me pudo pasar esto a mí,
yo, Nicole Lily Potter Evans. Saldré viva de esta situación o mi hermano me
matara en el proceso o tal vez mate al hurón, bueno, eso me tiene sin cuidado.
¿Por qué diablos tuve que beber tanto?, y seguía
lamentándome. De tan solo acordarme de esa noche, besándolo y acariciándolo
como si mi vida dependiera de eso. ¡Arg! ¡Que rabia siento hacia mí misma!
Hay día era martes, me levante muy temprano, tanto
así que no había nadie en el Gran Comedor, ni en los pasillos. Me dirigía a las
mazmorras porque me tocaba clase de pociones con Snape, no quise desayunar nada
porque de solo sentir el olor a comida se me revolvía el estómago y me entraban
unas nauseas horribles. Estaba caminando despacio y pensando en cómo decirle lo
que me pasaba a mi hermano, porque un embarazo no sé puede ocultar por mucho
tiempo, cuando de repente alguien me jala de la mano y me mete a un salón
vacío.
—Hola, Potter —reconocí esa voz al instante, era
Malfoy. Justo con el que menos me quería encontrar.
—¿Qué quieres? —le pregunté sin siquiera mirarlo—.
¿Me puedes soltar? —le exigí, porque él todavía me tenía de la mano.
—¿Y si no quiero qué? —me desafió.
—Suéltame —le grité, y forcejeé con él, y después
de tanto esfuerzo me soltó—. ¿Qué quieres? —le volví a preguntar—, no tengo
todo tu tiempo.
—Está bien, solo quería hablar un poco contigo
—dijo el hurón, y yo lo miré con aburrimiento—. ¿Por qué te escondes de mí?
—preguntó de frente.
Esa preguntó me dejo sin palabras. ¿Qué le iba a
responder? ¿Le diría la verdad? Definitivamente no.
—Yo no me escondo de ti —le contesté un poco
nerviosa—, es solo que no soporto tu presencia —le dije, fingiendo enojo.
—No te creo. No será que no quieres verme porque
temes que volvamos hacer el amor, así como la otra noche en la casa de los
Moreau —soltó con arrogancia, para luego sonreír de lado, como es su costumbre.
¡Ay, lo detesto!, grité internamente. ¿Pero qué demonios? ¿Por qué siento mi
cara caliente? ¡Oh, no! Eso solo es señal de que estoy sonrojada, pero ¿por qué
me sonrojo? ¿Será de enojo? Sí, eso debe ser—. O… también puede ser que no me
quieras ver porque me estas ocultando algo —dijo, avanzando hacia a mí, pero yo
no reaccione al instante como para alejarme, solo lo hice cuando su cuerpo me
acorralo con la pared, y puso sus brazos a los costados para evitar que yo
escapara.
Giré la cara para no mirarlo.
—¿Ocultándote algo? ¿Yo a ti? —susurré, puesto que
sabía que él podía escucharme, con lo cerca que estábamos—. ¿Qué te… podría…
ocultar? Estás loco —le dije, y mi nerviosismo me traiciono.
¿Sospechara algo? No, es imposible, me dije.
—No me ocultas nada, ¿entonces porque estas tan
nerviosa? —me susurró y su aliento a menta me hizo tambalear. Él pareció no
notarlo, porque me cogió de la cara y la giró para que lo mirara. Sus ojos
grises en los míos me hicieron poner más nerviosa.
—Yo no estoy nerviosa —mentí, pero él no me creyó.
—Si lo estas —afirmó.
Ignoré lo que dijo.
—Dame permiso, se me hace tarde para mi clase y a
ti también —le dije para que me dejara en paz de una vez por todas.
—No me importa las clases —me contestó.
—Pues a mí si —rebatí.
Esta vez fue él quien me ignoró, porque enseguida
dijo:
—Y aunque lo niegues sé que estás muy nerviosa y
eso es porque me estás ocultado algo —hizo una pausa—, pero te juro que voy a
averiguar el porqué de tu nerviosismo —ahora su tono era serio.
—Haz lo que quieras —dije.
Él sonrió.
—Eso voy hacer —susurró, coloco sus manos sobre mi
cintura y luego me beso con desesperación, yo trataba de empujarlo, pero todos
mis intentos eran en vano. Así seguí forcejeando con él, hasta que no sé en qué
momento deje de luchar y empecé a responderle a su beso, y le respondía con
tanta pasión que me asustaba, pero aun así no hacía nada para alejarlo.
¡Maldito, Malfoy! ¡Y maldita esta pasión que siento
cuando él me besa!
Seguíamos besándonos mientras caminábamos hacia una
mesa, donde segundos después yo estaba sentada con el rubio albino entre mis
piernas. Malfoy dejo de besarme para besar mi cuello, poco a poco me fui
acostando en la mesa y él se puso sobre mí sin dejar de besar mi cuello, luego
sentí una de sus manos deslizarse como tal serpiente dentro de mi falda e iba
acariciando mis piernas, yo acariciaba su espalda como una demente. Seguíamos
con las caricias, y yo cada vez me iba excitando más, pero algo me detuvo. Algo
no, alguien. Mi bebé. Mi bebé había sido concebido prácticamente por una
calentura, calentura que estaba sintiendo en ese mismo momento. Lo empuje y él
me miró intrigado.
—¿Qué sucede? —preguntó con voz ronca.
Yo miré a mí alrededor, y con enojo note que mi suéter
estaba tirado en suelo, y que mi corbata estaba un poco suelta.
—¿Qué te pasa? —volvió a preguntar Malfoy.
Yo lo volví a empujar para así liberarme de su
cuerpo, y cuando lo conseguí, me agaché y recogí mi suéter, luego me acomodé el
uniforme, mientras Malfoy no deja de mirarme con confusión.
Vi que abrió la boca para volver a hablar, pero no
pudo porque antes lo abofeteé en ambas mejillas.
—¡No vuelvas a tocarme! —grité, y las lágrimas
resbalaban por mis mejillas.
Él aún estaba perplejo por las bofetadas.
—Pues no note que te molestara, por eso seguí
—dijo, aun perplejo, pero luego se tocó ambas mejillas y su semblante cambio—.
Y no vuelvas a golpearme, Potter, o si no atente a las consecuencias —me
amenazó.
—Te odio —le dije—. ¿Y qué me atenga a las consecuencias,
dices? ¿Qué piensas hacerme? ¿Golpearme? Eso vas hacer, devolverme el golpe —le
dije aun llorando.
—Yo nunca golpearía a una mujer, Potter. Ante todo
soy un caballero —sí, claro, pensé—,
pero tengo otras formas de castigar a una mujer cuando me golpean —dijo con su
característica forma de arrastrar las palabras al hablar—. Y tú, Potter atente
a las consecuencias —dicho esto último salió del salón.
Yo también salí del salón, pero antes de dirigirme
a la clase de pociones, me termine de arreglar el uniforme y seque mis
lágrimas. Y como era de esperarse llegue tarde a clase y todo por la culpa de
Malfoy.
Snape me dejo pasar, no sin antes regañarme que a
la próxima no entraría a su clase y no sé qué cosas más, porque luego yo no le
preste atención. Camine hacia mi sitio —al lado de Ginny—, pero no pude
concentrarme en clase, estaba distraída, y lo peor de todo era que no podía
sacarme a Malfoy de la cabeza, no podía sacarme sus besos de mi cuerpo y que
estuve a punto de acostarme nuevamente con él.
El profesor de Snape me preguntó el nombre de la
poción que íbamos a hacer, pero no supe la respuesta, así que me bajo diez
puntos a mi casa y me castigo todo una semana, el castigo consistía en ir
después de todas mis clases a ayudarlo a acomodar sus pociones.
—Genial —susurré. Lo único que me faltaba era que
me castigaran.
Cuando termino la clase de pociones, salí lo más
rápido que pude del salón, no sin antes escuchar la voz de profesor Snape,
diciendo que me esperaba luego de clases en su despacho.
Fruncí el ceño.
A medio pasillo, una mano se posó en mi brazo
deteniéndome. Al instante sentí un escalofrío porque creí que era Malfoy
nuevamente, así que lentamente me volví para encontrarme con una mano pequeña
sobre mi brazo, luego vi unos cabellos pelirrojos como los míos. Era Ginny.
—¿Por qué llegaste tarde a clase, Nikki? —me
preguntó de frente.
—Estaba en la biblioteca —mentí.
¿Pero Nikki? ¿La biblioteca? —me pregunté—. Pero ni
modo que le dijera que estaba con el arrogante de Malfoy en un salón vacío.
—En la biblioteca —repitió Ginny, con confusión.
Yo asentí.
—¿Qué te pasa? —preguntó, y me miró fijamente.
—Nada, Ginny, no me pasa nada. Además, sabes qué,
me tengo que ir —dije, sin darle tiempo a que me contesté, porque salí
prácticamente corriendo.
POV Draco
Estaba muy enojado, tanto que ni siquiera me dio
ganas de entrar a clases, y mucho menos tenía ganas de soportar a Flitwick. Así
que me fui directo a mi habitación. Puse un hechizo silenciador para que
ninguno de los estúpidos que andaban por ahí pudieran escuchar lo que hacía.
—Maldita, Potter —grité, tirando algunos libros de
mi escritorio.
Como se atrevía a dejarme así, a dejarme con ganas
de estar con ella, ninguna chica me había hecho eso.
Ahora pateé una silla al recordar sus bofetadas.
—Me las vas a pagar —siseé.
Luego recordé su nerviosismo, en cuanto se dio
cuenta de mi presencia, se puso nerviosa. Y cuando le insinué de que me estaba
ocultando algo, se puso más nerviosa aun.
¿Qué me estará ocultado?, pensé.
—Tengo que averiguarlo —dije.
Pero ¿qué rayos me pasa con ella? Ninguna chica ha
tenido el poder que tiene ella sobre mí. He estado con muchas mujeres desde que
cumplí los 13 años, pero ninguna como Nicole Potter —sonreí como un tonto en
cuando recordé su sonrisa— La necesito, necesito volver a tenerle en mi cama,
bajo mis sabanas y bajo mi cuerpo, y que vuelva amanecer en mis brazos, pero
esta vez ella tiene que estar consciente, tiene que estar lucida en cuando la
vuelva a hacer mía. Y aunque ella dice que me odia, yo sé que volverá a estar
conmigo. Ya faltaba poco para hacerla mía nuevamente esta mañana, pero no sé
qué le paso, que ya no quiso seguir.
Pero su rechazo no me detendrá, yo sé que ella
volverá a ser mía a como dé lugar. No me importa que sea una Potter, ya que yo
odio a su hermano y sus amigos, y debo de reconocer que a ella también la
odiaba al comienzo, pero después de esa noche que pasamos juntos todo cambio,
esa noche Nicole, tú fuiste otra, completamente distinta a la niña que
aparentabas ser y con la que discutía cada vez que nos encontrábamos.
—Todavía no sé cómo haré para tenerte otra vez,
Nicole Potter, pero tú volverás a estar en mis brazos —sentencié.
De pronto una lechuza me saco de mis pensamientos.
Reconocí a la lechuza, era una de las lechuzas de Malfoy Manor, esta entro por
mi ventana y estiro la pata para que cogiera la carta, así lo hice y la lechuza
se fue al instante.
Draco
Tienes que venir
urgentemente a la mansión, al parecer el Señor Tenebroso te quiere encomendar
una misión y te tiene que dar algunas recomendaciones.
Te espero mañana a
primera hora, ya le avise a Dumbledore, y él ya te dio permiso.
Lucius Malfoy
POV Nicole
Después de las clases me fui a dar una vuelta al
lago donde está el Calamar Gigante. Estuve un buen rato ahí, despejando mi
mente. Pero luego de caminar y pensar en mi embarazo, ya había decidido que le
iba a decir la verdad a mi hermano. Pero sería mañana porque ahora estaba un
poco cansada y tenía sueño.
Iba a ir a mi habitación a dormir un poco, pero
recordé el castigo de Snape. Así que a regañadientes me fui a su despacho a
cumplir mi castigo. Estuve más de tres horas acomodando y revisando pociones de
los niños de primer curso.
Solo tengo una palabra para definir ese castigo:
Asqueroso.
Reconozco que no hubiera sido tan asqueroso si no
tuviera estos malestares del embrazado, cada vez que olía una poción sentía mi
estómago revolverse. Con las últimas cinco pociones ya no soporte más, estuve
cerca de vomitar en el piso del asqueroso despacho del profesor Snape. Al
parecer él se dio cuenta de mi mal estado porque me boto —no de una bonita
manera— de su despacho. Y yo no tuve que esperar que me lo volviera a repetir
la orden, al instante salí corriendo y me fui a los baños. Y vomite, vomite
tanto que parecía que mi estómago había quedado completamente vacío.
Enjuague mi boca y moje mi cara para que no se me
notara tanto la cara de malestar, respiré profundo y fingí una sonrisa para
luego dirigirme a la sala común.
Cuando entre a la sala común me encontré con mi
hermano, Ginny, Ron y Hermione, los cuatro estaban hablando muy animadamente,
camine hacia ellos, y me senté junto a Harry, y apoyé mi cabeza en su hombro,
él me pregunto que donde había estado toda la tarde, le contesté que había
estado un rato en el lago y que luego estuve en el castigo de Snape —y luego de
unos cuantos insultos a Snape de parte de Harry y Ron—. Empezamos a platicar
hasta la hora de la cena.
No comí casi nada, se me revolvía el estómago de
tan solo ver los guisantes. Así que después de cenar o mejor dicho después de
que todos los demás cenaran, nos dirigimos nuevamente a nuestra sala común.
Apenas entramos a la sala común, me entraron unas nauseas terribles, y sin
decir nada a nadie salí corriendo hacia el baño más cercano, vomite lo poco que
había comido en la cena.
Cuando salí del baño, Harry, Ron, Hermione y Ginny
que me habían seguido, se me quedaron viendo con preocupación.
—Estás pálida, ¿qué te paso? —me preguntó Harry.
—Nada —mentí.
—No me mientas, sé que estabas vomitando, te
escuche —me contradijo.
—¿Por qué no nos dices que te pasa, Nikki? —dijo
Ron.
Pero yo no llegue a contestarle porque me mareé y
si no fuera por Harry que me sujeto de la cintura hubiera caído al suelo, todos
me miraban con preocupación, de pronto todo se puso negro y a lo lejos
escuchaba que me llamaban.
Desperté en la enfermería y la señora Pomfrey se
acercó a mí.
—Qué bueno que despertaste —dijo, con voz neutra.
—¿Qué me paso? —pregunté, todavía un poco mareada.
—Te desmayaste y tu hermano y tus amigos te
trajeron aquí —contestó.
—Me duele la cabeza —me quejé.
—Es normal por tu estado —me dijo. Yo me tensé—. Me
imagino que tú ya debes de saber lo que te pasa, ¿verdad? —me cuestionó.
—Sí —fue lo único que pude decir.
—Cuando tu hermano entre querrá saber porque te
desmayaste, y yo le voy a tener que decir la verdad, es mi deber —dijo.
—No, por favor, no le diga nada, déjeme decírselo
yo misma —le supliqué. Ella me miró seria por unos segundos, pero luego
asintió.
Suspiré.
Escuché que tocaron la puerta y la señora Pomfrey
fue abrir. Eran Harry, Ron, Hermione y Ginny.
—¿Qué tiene mi hermana, señora Pomfrey? —preguntó
un preocupado Harry.
—Ella te lo dirá —le contestó con seriedad. Harry
la miró confuso—, ya se puede llevar a su hermana a su habitación, señor Potter
—dijo la enfermera.
Y así lo hizo, me dejo a los pies de las escaleras
de la habitación de las chicas, y cuando iba a preguntar qué era lo que tenía,
yo me adelante, le dije que hablaríamos mañana y luego de di las buenas noches.
Subí rápidamente las escaleras y me metí a mi habitación.
Tenía mucho miedo a la reacción de Harry, se iba a
sentir muy decepcionado de mí —empecé a llorar— así estuve un rato hasta que
escuche los pasos de Ginny, me metí al baño me lave los dientes y me puse la
pijama, cuando salí vi a Ginny sentada en el borde de su cama.
—¿Te encuentras mejor? —me preguntó.
—Sí —respondí—. Solo debo dormir un poco y mañana
me sentiré mucho mejor —no le di tiempo a que me preguntara más cosas, porque
me metí en mi cama y cerré los doseles.
Trate de dormir, pero lo único que veía en mis
sueños era a Malfoy, y luego me veía a mí con un bulto sobre mis brazos, era mi
bebé. Harry me miraba con desilusión y enojo al darse cuenta de que Malfoy era
el padre de mi bebé, no podía soportar esta situación… pero de pronto desperté
de golpe. Me senté en la cama y abrí los doseles. Ginny estaba dormida, miré la
hora, 2:35 de la madrugada.
Ya no volví a conciliar el sueño, solo me dedique a
pensar, pensar en mi futuro como madre y en decirle de mi embarazo a Harry,
aunque eso ya lo tenía decidido, le diría que estaba embarazada, pero no le
diría quien era el padre de mi bebé, no aun. Pero luego de seguir pensando,
llegue a la conclusión de que Malfoy, por muy arrogante, estúpido, cretino e
idiota que era también tenía derecho a saber que iba a ser padre. Con él
hablaría cuando tuviera el suficiente valor para acercármele.
«¡Ja! Valiente leona que eres», me dijo mi
subconsciente.
No sé en qué momento me volví a quedar dormida,
pero si sentí que alguien me movía para que me despertara. Era Ginny. Ella ya
tenía puesto el uniforme.
—Vamos, Nikki, ya es tarde —me dijo.
Yo parpadeé.
—Adelántate, te veo en clase —le respondí entre
bostezos.
Ginny se encogió de hombros y salió de la
habitación.
Me levanté y me duche, pero no me puse el uniforme,
sino que me puse un pijama limpio y volví a la cama, no tenía ganas de ir a
clases, estaba cansada y nerviosa. Sin darme cuenta empecé a llorar —las
hormonas de embarazada me estaban volviendo muy sensible, por todo lloraba— y
otra vez me pase toda una mañana llorando.
De pronto escuchó que alguien entra a la
habitación, por instinto hundí más la cabeza a la almohada, mojando las fundas
con mis lágrimas.
—¿Nikki? Ginny y Hermione están muy preocupadas por
ti, porqué dicen que no has querido bajar en toda la mañana —era mi hermano, se
sentó en el borde de mi cama, yo levanté la cabeza lentamente, y Harry se me
quedo mirando preocupado—. ¿Por qué estás así? ¿Por qué lloras, bonita?
¿Alguien te hizo algo?
—Oh, Harry —lo miré a los ojos—, sabes… sabes que
te quiero mucho, ¿verdad? Que nos tenemos el uno al otro —desde hace un año que
nos enteramos que éramos hermanos, y él siempre me protegía, y yo lo adoraba.
—Claro que lo sé, yo también te quiero mucho, eres
mi hermanita —me quedo mirando—, pero no me digas que solo por eso estabas
llorando —sonrió.
—No, Harry, yo… —y no pude seguir hablando—, yo…
—respiré profundo, y se lo dije de una buena vez—. Yo… estoy embarazada.
—¡¿Qué?! —dijo, frunció el ceño y abrió la boca
queriendo decirme algo, pero las palabras no le salían, intentaba digerir la
noticia de que la ejemplar y dulce de su hermanita esté embarazada. Note como
empezó hacer cuentas o tratando de recordar si yo le había presentado a algún
novio o hubiera estado saliendo con alguien. Luego sus ojos verdes se clavaron
en mi vientre, ¡Merlín! Que decepcionado se debe estar sintiendo de mí. Varios
minutos después, volvió a hablar, pero enojado—. ¿De quién es…?
Yo no lo miraba a los ojos, estaba muy avergonzada
como para hacer eso.
—No te lo puedo decir todavía, Harry —le dije aun
llorando.
Puso sus manos sobre mis hombros.
—¿Por qué no me puedes decir quién es el padre del
bebé que estas esperando? —estaba muy serio. «¿Y qué esperabas, Nicole? ¿Qué
estuviera feliz de la vida?», dijo mi subconsciente—. Me lo tienes que decir
para ir a matarlo ahora mismo —sí, definitivamente estaba muy enojado, yo nunca
lo había visto así.
—No ganaras nada matándolo —susurré—, además, él
todavía no sabe nada.
Él se quedó pensativo.
—Eso quiere decir que el padre del bebé estudia en
Hogwarts, ¿verdad?
Yo asentí.
—¿Cuánto tiempo tienes? —me preguntó, aun serio.
—Dos meses y medio —respondí. Note que él empezó a
hacer cuentas mentales.
—Todavía estábamos de vacaciones —concluyó, y yo
volví a asentir.
Él también asintió. Y me miró a la cara.
—Dime quien es él. Juro que no lo mataré si acepta
hacerse responsable —prometió.
—Ya te lo dije, todavía no te lo puedo decir, por
favor entiéndeme —le supliqué.
Pasaron unos minutos en que los dos estuvimos en
silencio.
—Está bien —me dijo, y suavizo un poco su ceño,
parecía que se había calmado un poco—. Todavía no entiendo porque no me lo
puedes decir, pero tratare de comprenderte.
—Y te lo agradezco —le dije.
—Por lo menos ahora sé que no tienes una enfermedad
grave como creí al comienzo —dijo—, estabas actuando tan rara y esos
malestares… yo creí que estabas enferma —me sentí mal cuando dijo eso.
«Eres una estúpida, Nicole», me dije.
—Sé que estas nerviosa porque ahora le tendrás que
decir sobre tu embarazo al padre de tu bebé, pero relájate no estés nerviosa,
eso no es bueno para mi futuro sobrino —me dijo, y puso una mano en mi vientre
aun plano, yo sonreí, porque ya lo empezaba a querer como a su sobrino—,
además, porque tantos nervios, ni que el padre fuera Draco Malfoy —bromeó, pero
yo empalidecí cuando menciono su nombre—. ¿Qué te pasa? Te has puesto muy
pálida, y tus manos están heladas —me dijo preocupado.
—No es nada, solo me mareé un poco —mentí.
Si tú supieras, hermano, que acabas de acertar
diciendo en nombre del padre de mi hijo.
me gusto el capitulo, actualiza por favor
ResponderEliminarme encanto, por favor actualiza, no la abandones
ResponderEliminarsiguela por fis
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