domingo, 2 de abril de 2017

El Valle de Godric


POV Autora
Ya habían pasado unos días desde que Harry había pensado que Hermione había sido atrapada por los mortífagos. Y esa mañana Hermione estaba nerviosa y sumamente preocupada porque dentro de unos minutos irían al pueblo a investigar sobre la espada de Gryffindor.
La noche anterior Hermione había tomado el cabello de una pareja muggle de ancianos que pasaban cerca de ellos. Ahora Harry y Hermione tenían la apariencia de una pareja de ancianos.
La nueva Hermione —la ancianita— dio un suspiró.
Y mientras Harry se colocaba el guardapelo, Hermione repasaba mentalmente el plan.
—Ya es hora, Hermione —le dijo Harry.
Hermione asintió, y aunque no le dijo nada a su amigo, ella tenía un mal presentimiento, como si algo malo les fuera a ocurrir.
Caminaron lentamente por el pueblo, siempre alertas. De pronto Hermione dio un respingo.
—¿Qué sucede? —le preguntó su amigo.
—Mira —le dijo señalándole el suelo—, estamos dejando nuestras huellas en la nieve.
Harry sonrió levemente.
—No pasa nada, Hermione, nadie nos reconocerá, recuerdas que tenemos otra apariencia. Todo irá bien.
—Bien —dijo esta, y siguieron caminando.
Cuando llegaron al centro del pueblo, pudieron visualizar las pequeñas casas, con las fachadas muy parecidas, y pintorescas. Harry sonrió con nostalgia, ya que ese pueblo habría podido ser su hogar, si Voldemort no hubiera existido, o si el maldito de Peter Pettigrew no los hubiera traicionado. Harry hubiera podido pasar las navidades y los veranos en una de esas casitas, compartiendo con sus padres y su hermana, podría a ver invitado a sus amigos a pasar unas semanas con él. Y hasta quizás hubiera podido tener más hermanos, podrían haber sido una familia tan numerosa como los Weasley.
—Harry —le dijo Hermione, pero este no le contesto, estaba demasiado metido en sus pensamientos—. Harry —volvió a intentarlo, pero obtuvo el mismo resultado, entonces ella le puso una mano sobre el hombro y lo sacudió levemente—, Harry.
—¿Qué sucede? —dijo este, despertando de su ensoñación.
—Mira, parece que ya es Navidad —Hermione le señalo una vieja iglesia que estaba frente a ellos, y a pesar de la distancia, podían escuchar unos villancicos.
—Vaya —susurró Harry asintiendo, y cogió de la mano a Hermione para seguir caminando. Y mientras caminaban, pudieron ver un monumento hacia los caídos, y una de esas esculturas estaba lo que una vez fue su familia, sus padres sonreían, James parecía de unos veinte años al igual que su madre, su padre pasaba un brazo por la cintura de su madre, mientras esta lo llevaba en brazos. Harry nunca creyó que habría un monumento de sus padres y él, le resultaba tan extraño ver allí, representado en piedra, sin ninguna cicatriz en su frente.
Hermione no quiso interrumpir a su amigo, no tenía el valor, pero aun así tuvo que hacerlo, los efectos de la poción podría acabar en cualquier momento y alguien podría reconocerlos.
—Harry —lo llamo a la vez que le apretaba la mano, la cual aún tenía sujetada con la suya. El aludido se volvió para verla, y Hermione noto que los ojos de su amigo tenían lágrimas a punto de salir—. Debemos continuar —le susurró.
Este asintió, reprimiendo las lágrimas.
Los chicos siguieron su camino, y solo una vez Harry miró hacia atrás, pero las estatuas solo parecían piedras. No dijo nada y siguió caminando, y tan metido estaba en sus pensamientos que cuando reacciono ya estaban entrando al cementerio.
Las lapidas se hicieron presentes al instante, todas estaban cubiertas de nieve. Caminaron por entre las tumbas, Harry se sobre paro en una tumba cercana, leyó el nombre y se sorprendió.
—Ya viste, Hermione. ¡Es un Abbott! ¿Crees que podría ser un pariente lejano de Hannah?
La aludida miró de soslayo la lápida.
—Tal vez. Pero por favor baja la voz —le susurró.
Siguieron recorriendo cada tumba, Harry se alejó unos pasos de ella, mirando las lapidas, de pronto la chica empezó a llamarlo insistentemente. Harry se acercó a su amiga.
—¿Qué sucede? ¿Acaso es…?
Hermione negó con la cabeza.
—No, no es, pero mira.
Harry fijo su vista en aquella lapida que su amiga le señalaba, y lo que encontró lo sorprendió, las palabras que estaban grabadas eran: Kendra Dumbledore. Y bajo su fecha de nacimiento y de defunción había algo más: Y su hija Ariana.
Y también había una cita:

Donde está tu tesoro, también estará tu corazón.

Harry intuyó que esa cita la había puesto Dumbledore. Y le pareció extraño que el director nunca le hablara de su familia.
Tal vez nunca le pusiste la debida atención, le susurro una voz en su cabeza.
Harry se sintió mal por eso, ya que él siempre había visto a un Albus Dumbledore fuerte a pesar de su cuerpo anciano. Él siempre pensó que Dumbledore era inmune a cualquier hechizo y pociones del mundo mágico, estaba muy equivocado, Dumbledore solo era un humano, tan humano como él, con fortalezas y debilidades.
Y por segunda vez en el día, Hermione dejo a Harry sumido en sus pensamientos.
Este por su parte no dejaba de leer la frase en la lápida: Donde está tu tesoro, también estará tu corazón. No comprendía lo quería decir. Aunque si había sido Dumbledore quien lo había mandado a escribir, pues sería lógico, él muchas veces no comprendía lo que el anciano le quería decir.
Minutos después Harry le pidió a Hermione continuar su recorrido.
—¡Oh, Merlín! —susurró Hermione al ver una lápida en medio de la oscuridad, primero pensó que era la tumba de los Potter, pero luego de limpiar la nieve pudo ver otra cosa—. ¡Mira esto, Harry!
—¿Qué? —dijo el aludido volviendo su vista a su amiga—. Es una tumba muy vieja, no puedo leer bien el nombre —comentó cuando se agacho para ver la lápida.
—No, mira esto —dijo Hermione señalándole un símbolo, pero Harry no le tomo mucha importancia, es más parecía impaciente por continuar—. Es el mismo símbolo del libro —le tuvo que recordar la chica.
—Sí, es parecido, pero…
Hermione no lo dejo continuar saco su varita cautelosamente y pronuncio un Lumus, cerca de la tumba.
—Dice Ig-Ignotus, si creo que eso dice —dijo Hermione—, crees que podría tener relación entre sí…
Harry no dijo nada por unos segundos.
—Hermione, en realidad, no, no lo sé… —el anciano que en realidad era Harry, se pasó una mano por su frente, un poco exasperado, ese no era el motivo por el que había querido ir al Valle de Godric, él realmente había ido para encontrar algo de sus padres, o le quedara de ellos.
Harry siguió mirando lapidas, alejándose así de su amiga, minutos después él volvió a escuchar que Hermione lo llamaba, no quería ir, pero al notar la insistencia de la chica fue a regañadientes.
—Harry, aquí están… ven…
Caminó más rápidamente al entender que su amiga había encontrado la tumba de sus padres. Harry se dio cuenta de la tumba de sus padres solo estaba a unas filas detrás de la familia de Dumbledore.


JAMES POTTER
Nació el 27 de Marzo de 1960
Murió el 31 de Octubre de 1981

LILY POTTER
Nació el 30 de Enero de 1960
Murió el 31 de Octubre de 1981


El último enemigo que deberá ser destruido es la muerte.

Cuando leyó el nombre en las lapidas, Harry sintió una pena tan grande, una pena que no se comparaba con nada que hubiera vivido antes, ningún dolor era más grande que ese.
Allí, bajo esas tierras estaban las personas que habían sacrificado sus vidas por la suya, y todo para que él tuviera una vida, y estaba seguro de que no solo se habían sacrificado por él, también lo habían hecho por su hermana, era por eso que no habían dicho nada a nadie sobre la existencia de Nicole.
James y Lily querían que sus hijos estuvieran a salvo.
De pequeño Harry siempre había querido visitar las tumbas de sus padres, pero sus tíos siempre se lo habían impedido, y él no entendía porque, ahora ya lo sabía, los Dursley nunca habían querido que él se enterada sobre la magia, y venir a este lugar significa eso, magia.
—«El último enemigo que deberá ser destruido es la muerte» —leyó Harry en voz alta, y de pronto esa cita lo hizo estremecer—. Eso no es lo que piensan los mortífagos. ¿Por qué escribieron eso?
Hermione le puso una mano sobre su hombro, y lo apretó levemente, dándole así su apoyo.
—No, no, Harry. No se refiere a vencer a la muerte de la misma manera que los mortífagos —dijo Hermione—. Esta cita se refiere… a… vivir más allá de la muerte. Vivir aun después de la muerta. ¿Ya sabes? Es la cultura de la gente sin magia, vivir más allá de la muerte, la reencarnación…
Harry asintió, pero siguió con la vista fija en la tumba de sus padres. Hermione lo tomo de la mano y la apretó levemente, diciéndole silenciosamente que ella siempre estaría allí para él, Harry le devolvió el apretón, y esta recostó su cabeza en el hombro del chico, ambos mirando las tumbas.
Harry soltó un suspiro antes de decidir seguir su camino de regreso, pero antes de abandonar el cementerio, Hermione alzó su varita, hizo un círculo en el aire y una corona de rosas floreció sobre las lapidas.
Harry pasó un brazo por los hombros de Hermione y empezaron a caminar hacia la salida, pero a medida que avanzaban, la chica sintió una presencia, como si alguien los observara.
—Harry, para por favor.
—¿Qué sucede, Hermione?
—Alguien nos vigila, siento su presencia.
Harry miró a su alrededor, pero no vio nada extraño.
—¿Estás segura? Porque yo no veo nada.
—Sí, estoy segura.
Harry volvió a mirar en todas direcciones y nuevamente no vio nada extraño.
—Tranquila, Hermione, tenemos la apariencia de muggles, nadie sospecha que somos nosotros.
—Sí, unos muggles que acaban de poner unas flores en la tumba de tus padres.
—Tal vez es un gato o un pájaro —dijo Harry—. Lo mejor será no seguir aquí. Vámonos.
Salieron del cementerio, y Hermione siguió sintiendo esa presencia que los vigilaba.
Tal vez no fuimos lo suficientemente discretos, pensaba Hermione. Lo mejor será desaparecer inmediatamente del Valle de Godric.
Las pintorescas casitas volvieron a hacerse presente, y Hermione temió cuando noto el lugar demasiado tranquilo, ya que eso solo significaba una cosa: peligro. Apresuro el paso, e hizo que Harry también lo hiciera, ya no le importaba seguir con sus planes, y aunque Hermione había aceptado venir a este pueblo porque creía que Dumbledore le había dejado la espada de Gryffindor a Bathilda, ahora ya no había tiempo para eso, lo principal era salir de allí.
Ya luego vería como ver a Bathilda, estaría más alerta.
Por su parte Harry se dejaba arrastrar por su amiga, pasando casa por casa sin mucha importancia, pero de pronto algo lo hizo detenerse, a dos casas había una casa en ruinas, y no sabía porque, pero él creía que esa había sido su casa anteriormente.
—Harry —dijo Hermione, tratando de hacer que continuara con el camino, pero el chico no le hizo, es más, se separó de ella y corrió directo a la casa en ruinas. El chico sentía el corazón latiéndole con mucha más fuerza, claro, él había reconocido esa casa a pesar de no tener memorias de ese lugar, sabía que era su casa, su hogar, incluso antes de Hogwarts, ya que allí había nacido, allí había vivido con sus padres, había reído y llorado, y había sido amado por sus padres.
Las lágrimas que no había derramado cuando había estado en el cementerio, las derramaba ahora que estaba en la puerta de esa casa, y con brusquedad se limpió con la manga de su suéter las lágrimas.
Minutos después una agitada Hermione llego junto a él.
—¿Por qué corriste, Harry? ¿Qué ocurre? —le cuestionó la chica.
Harry simplemente le señalo la casa en ruinas, y Hermione ahí recién reparo en ella, sorprendida se llevó las manos a la boca, no podía creer que esa era la casa de los Potter.
Ambos se quedaron varios minutos observando la destruida casa, hasta que por fin Harry decidió entrar, pero antes de que Harry diera un paso a dentro Hermione lo detuvo, el chico le pregunto porque, y esta le dijo que tal vez no era segura, pero Harry siendo tan terco como siempre insistió en entrar, paso su capa de invisibilidad sobre Hermione y el mismo.
Harry saco una mano por debajo de la capa, y toco la oxidada y fría reja, y al instante que lo hizo, un cartel empezó a salir del suelo frente a ellos. Y en medio de la madera las letras doradas empezaron a formarse.

En este lugar, en la noche del 31 de octubre de 1981,
Lilly y James Potter perdieron sus vidas.
Su hijo, Harry, es el único mago
Que ha sobrevivido la Maldición Asesina.
Esta casa, invisible para los muggles, ha sido dejada
En su estado ruinoso como un monumento a los Potter
Y como recuerdo de la violencia
Que separó a su familia.

Y alrededor de esta escritura aparecieron otras frases, al parecer escritas por otro magos y brujas: «Buena suerte, Harry, donde quiera que estés», «¡Si lees esto, Harry, estamos todos contigo!» y «Larga vida a Harry Potter».
Harry sonrió, esas frases lo motivaban a continuar, iba a comentar algo cuando sintió una presencia. Parecía que en verdad alguien los observaba, pero era imposible estando bajo la protección de la capa, se volvió lentamente, y allí la vio, una figura de una anciana mujer, la cual lo miraba fijamente. Sintió un escalofrió recorriendo su espalda, a su lado Hermione se tensó, no sabía porque, pero esa anciana no le daba buena espina, y más al notar que la anciana miraba en dirección a Harry.
La anciana de pronto señalo a Harry y con señas le pidió que lo siguiera. Hermione negó con su cabeza y lo sujeto del brazo.
—No, Harry —le susurró.
Harry se quedó mirando la mano de Hermione en su brazo, a la vez en que se debatía entre seguir a la anciana o hacerle caso a su amiga.
—Pero… creo que quiere que la siga —susurró Harry luego de unos minutos.
—Puede ser peligroso, no sé, pero hay algo en esa anciana que… que me da miedo —respondió Hermione en un tono bajo.
Harry lo medito por unos segundos.
—Es una bruja —dijo—, sino no podría vernos, ¿no lo crees, Hermione?
—Precisamente por eso, Harry. Es que no te das cuenta de lo grave que puede ser esto, estamos bajo la capa de invisibilidad, y ella nos puede ver… esa mujer no es confiable… lo mejor será irnos… por favor… —suplicó.
La anciana volvió a hacer señas a Harry para que la siguiera, y el niño que vivió tenía mucha curiosidad, quería saber lo que la anciana podría decirle, así que sin pensarlo más se quitó la capa.
—Harry, no —chilló Hermione.
—¿Quiere que la siga? —le preguntó Harry, y la anciana asintió.
Hermione también se quitó la capa, y volvió a tomar a Harry del brazo.
—¿Quién es usted? —cuestionó Hermione a la anciana.
Pero la anciana no respondió, y volvió a mirar insistentemente a Harry.
—¿Es usted Bathilda Bagshot? —preguntó el elegido y Hermione dio un respingo.
La anciana asintió, y a Harry se le iluminaron los ojos, en ese momento empezó a creer que tal esa mujer lo había estado esperando a él todo ese tiempo, o quizás Dumbledore quería que se encontrara con la mujer porque tendría alguna pista importante que indicarle.
La anciana volvió a hacer señas para que la siguiera. Y Harry empezó a seguirla hasta su casa, y Hermione iba junto a su amigo, porque aunque no estuviera de acuerdo con Harry en seguir a la mujer, ella nunca dejaría solo a su amigo.
Al llegar a la reja de la casa, se empezó a sentir un fuerte olor, era como si la casa estuviera abandonada, ya que el hedor era demasiado fuerte, y antes de que Hermione pudiera detener a Harry para evitar que entrara en esa casa, la anciana tomo del brazo a Harry, indicándole que entrara a la casa con ella.
Y así lo hicieron, Harry y la anciana entraron en la casa, seguida de Hermione.
—¿Quiere que subamos? —preguntó Harry, cuando la mujer le indicaba que suba las escaleras.
Hermione frunció el ceño, ella también subiría junto con Harry, pero antes de hablar siquiera, la anciana se le adelanto haciéndole señas a Harry, indicándole que solo él podía subir con ella.
—Harry, no —le susurró Hermione en el oído.
—Pero ella quiere que la siga… y quiere que vaya yo solo, no me pasara nada, espérame aquí.
—Ten cuidado —le dijo Hermione.
Harry asintió.
Hermione observó cómo su amigo subía las escaleras. Algo no estaba bien, pero su amigo era tan terco como ella. Miró a su alrededor, y encima de una mesa, Hermione noto un libro que al parecer iba dirigido a la anciana. Tomo el libro y lo detallo.
—Al parecer después de todo si resulto ser Bathilda —susurró Hermione.
Soltó un suspiró, dispuesta a esperar a que bajara su amigo, cuando de pronto un fuerte golpe, en la segundo piso, la puso en alerta.
—Harry —chilló, y rápidamente se dirigió al lugar donde estaba su amigo. La oscuridad la envolvió, no podía ver nada, así que saco su varita y conjuro un Lumus, observó la habitación por un momento, era como si hubiera habido una batalla en ese lugar, había cosas destruidas y Harry sangraba de un brazo, mientras que una enorme serpiente trataba de atacarlo una y otra vez. Hermione corrió hacia su amigo, pero a la serpiente se le adelanto y lo atrapo antes.
Hermione chilló desesperada.
Por su parte Harry sentía que el Horrocrux que tenía colgado del cuello, se apretaba en su pecho, estaba frío y latía, él se ahogaba y la visión se le volvía cada vez más borrosa, pero aun así seguía luchando para liberarse. Hermione saco su lanzo un hechizo, y lo único que consiguió fue que las ventanas se rompieran.
Harry se cubrió lo mejor que pudo de los vidrios rotos, trato de sacar su varita, pero esta se le resbalo de la mano. Él ya no pudo más y se desvaneció por unos minutos, Nagini al notar esto, lo dejo libre.
Hermione se acercó a él al ver que la serpiente solo estaba vigilante, parecía que creía que ya nada podía salvarlos, por eso la dejo acercarse.
—¿Harry? ¡Harry! —gritó Hermione, golpeando levemente las mejillas de su amigo, este reacciono luego de unos minutos—. Tenemos que salir de aquí —susurró.
—No podremos escapar los dos —dijo Harry—, vete, Hermione. Escápate, tú puedes hacerlo.
Hermione negó con la cabeza, y las lágrimas salían a borbotones de sus ojos.
—No te dejaré —dijo Hermione.
La serpiente parecía burlarse de ellos al notar su desesperación.
—Vete —volvió a decirle Harry—. ¡Él ya está en camino! ¡Ya viene, Hermione!
—No —dijo Hermione negando con la cabeza.
—Ya está aquí, puedo sentirlo —dijo Harry.
Nagini se acercó a Harry y Hermione dispuesta a atacar por si intentaban escapar, pero no mataría al chico sabía que su amo se enojaría mucho si osara en hacerlo.
Harry gritó, la cicatriz le dolía horrores, ya no podía soportarlo más, parecía que se abría la cicatriz. Señal de que Voldemort estaba demasiado cerca, quizás en el primer piso.
Ya era tarde.
—¡No! —gritó Hermione, y actuó rápido, saco su varita y lanzó un hechizo a la serpiente, esta choco contra la pared, tomo a Harry por el brazo y con otro hechizo desaparecieron los dos de la casa, a la vez que Harry y Voldemort gritaban a la misma vez, puesto que el dolor que sentía Voldemort también lo podías sentir Harry.
Hermione apareció cerca de la tienda de campaña, y con mucho cuidado metió a Harry dentro de la tienda, y luego lo recostó sobre una de las literas. Salió nuevamente y empezó a poner más hechizos protectores, y cuando estuvo segura de que estaba a salvo, se acercó a su amigo.
Harry estaba herido, ella saco de su bolsa de cuenta un frasquito de Díctamo, le limpio las heridas y luego le aplico unas cuantas gotas de la poción en sus lesiones.
Aun y con las heridas en proceso de curación, Hermione sentía a su amigo intranquilo, se agitaba y murmuraba cosas que no podía entender. La chica se acercó a su amigo y verifico que no tuviera más heridas, pero luego se dio cuenta, era el Horrocrux, trato de quitárselo, pero este parecía pegado en su piel.
Hermione se desesperó, volvió a intentar quitárselo, pero obtuvo el mismo resultado. Saco su varita y con un hechizo logro quitárselo, dejándole una marca en su piel.
La chica tomo el Horrocrux y lo dejo sobre la mesa, no quería colgarse esa cosa del cuello, por lo menos no en ese momento.
Esa noche Hermione se la pasó en vela, cuidando de su amigo, el cual se retorcía por momentos, y ella le pasaba trapos húmedos limpiándole el sudor del rostro.
Cuando el sol empezó a hacerse presente, Harry lentamente abrió los ojos, miró a su alrededor confundido, todo estaba borroso, tanteo por una mesita de noche y sobre esta encontró sus gafas, se las puso, notando a su amiga sentada en una silla cerca de su litera, ella dormía, pero supo inmediatamente que recién se había quedado dormida porque había unas bosas negras bajo sus ojos.
Quito las sabanas, las cuales estaban empapadas de sudor y trato de incorporarse, pero se mareo y trastabillo cayendo sobre la cama. El ruido sordo que hizo el cuerpo de Harry al caer sobre la litera despertó a Hermione.
—Harry —dijo Hermione y se lanzó a sus brazos, sin importarle que este estaba sudado. Este hizo un gesto de dolor y la chica se separó al instante—. Lo siento, te hice daño.
Harry sonrió levemente.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó Hermione.
—Un poco. ¿Qué paso?
Hermione procedió a contarle todo lo que había pasado y lo que vieron en la casa de la anciana que resulto ser Nagini y su escape justo a tiempo.
Harry asintió, ahora recordaba, por unos instantes él pudo sentirse como el mismísimo Señor de las Tinieblas, vivió la muerte y se vio a él mismo como un bebé, y después todo fue confuso, ya no era Voldemort, ya no era nada.
Harry negó con la cabeza, y decidió no contar nada de esto a su amiga.
—Lamento que no hayas podido descansar por mi culpa —dijo el ojiverde.
—No te preocupes por eso, Harry. Lo importante es que estas bien —la chica le sonrió.
Harry se pasó una mano por su adolorido cuello, pero se alarmo al no encontrar el Horrocrux. Hermione le explico rápidamente que estaba sobre la mesa y que era recomendable no usarlo al menos por ese día, ya que le había costado trabajo quitárselo porque parecía pegado a su piel.
—Descansa, Harry, aun estas débil —le dijo Hermione.
Harry asintió y volvió a la litera, pero luego sintió que algo más le faltaba y así lo hizo saber.
—¿Dónde está mi varita?
Hermione se mordió el labio nerviosamente.
—Lo siento mucho, Harry —empezó la chica—, creo que la rompí cuando aleje a la serpiente —Hermione saco de uno de sus bolsillos su varita partida en dos—. Lo siento en verdad.
Harry estaba atónito, su varita estaba rota. ¿Cómo se suponía que se iba a defender sin una varita?
—Pero… tú puedes arreglarla, ¿verdad, Hermione? —la chica bajo la cabeza—. ¿Puedes verdad? Tú eres muy inteligente, estoy seguro que puedes… arreglarla.
—No puedo hacerlo, Harry —respondió Hermione empezando a sentir las lágrimas acumularse en sus ojos.
Harry se sintió enojado y desesperanzado.
—Entonces… utilizaré la tuya… por lo menos cuando me toque hacer guardia —dijo Harry, y Hermione asintió.
—Lo siento, Harry —dijo Hermione antes de salir de tienda de campaña.

***

Mientras tanto en una mansión de Francia, unos chicos rubios se encontraban en una habitación, practicando.
—Tienes que cerrar tu mente —decía Draco arrastrando las palabras con molestia.
—¡Eso intento! —decía la francesa, agitada.
—No es suficiente.
Diane frunció el ceño y camino hacia Draco.
—Estoy cansada —gruñó—, por eso no puedo concentrarme, ya había avanzado, pero tú —lo apuntó con el dedo—, lo único que haces es exigir y exigir. Soy un ser humano y me canso.
—Al Señor Oscuro no le importara que estés cansada y penetrara tu mente cuando menos te lo imagines, y entonces que le dirás: “Estoy cansada, podgías espegag a que coma y duegma como es debido” —dijo Draco imitando su tono francés de Diane.
—Vous êtes un stupide (Eres un estúpido) —rezongó la chica.
Draco ignoro el insulto.
—Vamos a intentarlo una vez más, y si logras cerrar tu mente, podrás irte a descasar.
Diane asintió y se alejó unos pasos del rubio.
Legeremens —susurró Draco, y pudo ver penetrar la mente de la francesa, la vio a ella siendo una niña pasando una tarde con sus padres, luego la vio junto a Nicole, pero pequeñas, tenían once años, y parecía que apenas tenían unos meses en Beauxbatons, luego nuevamente la vio a ella y Nicole, pero más grande, parecía que estaban en una biblioteca…, pero cuando quiso ver más, algo se lo impidió, y fue expulsado. Diane acababa de expulsarlo de su mente, y de una manera nada agradable.
Draco miró a la chica, estaba agitada, a pesar de todo lo molesta que podía ser esa francesa, debía reconocer que era una buena alumna, solo algo princesa, ya que siempre quería descansar y comer a sus horas.
Sonrió socarronamente.
—Ya tienes lo que quegías, ahoga me voy a descansag —dijo Diane.
—Solo una hora —advirtió Draco.
—No me digas que haceg. Ya me tienes hagta —rezongó Diane—, no sé cómo Nicole pudo acostagse contigo, eges gealmente insopogtable —y sin esperar respuesta del rubio, la chica se alejó refunfuñando en francés.
Draco frunció el ceño por la falta de respeto de Diane, pero luego sonrió, por lo menos por el carácter, podría decirse que en verdad era Nicole. Aunque claro, nadie le ganaba a su pelirroja, ella sí que era difícil de domar.
¿Qué le enseñan en Beauxbatons? ¿Qué les dan de comer en esa escuela para que tengan ese carácter?, se preguntaba Draco.


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