POV Autora
Ya
habían pasado unos días desde que Harry había pensado que Hermione había sido
atrapada por los mortífagos. Y esa mañana Hermione estaba nerviosa y sumamente
preocupada porque dentro de unos minutos irían al pueblo a investigar sobre la
espada de Gryffindor.
La
noche anterior Hermione había tomado el cabello de una pareja muggle de
ancianos que pasaban cerca de ellos. Ahora Harry y Hermione tenían la
apariencia de una pareja de ancianos.
La
nueva Hermione —la ancianita— dio un suspiró.
Y
mientras Harry se colocaba el guardapelo, Hermione repasaba mentalmente el
plan.
—Ya
es hora, Hermione —le dijo Harry.
Hermione
asintió, y aunque no le dijo nada a su amigo, ella tenía un mal presentimiento,
como si algo malo les fuera a ocurrir.
Caminaron
lentamente por el pueblo, siempre alertas. De pronto Hermione dio un respingo.
—¿Qué
sucede? —le preguntó su amigo.
—Mira
—le dijo señalándole el suelo—, estamos dejando nuestras huellas en la nieve.
Harry
sonrió levemente.
—No
pasa nada, Hermione, nadie nos reconocerá, recuerdas que tenemos otra
apariencia. Todo irá bien.
—Bien
—dijo esta, y siguieron caminando.
Cuando
llegaron al centro del pueblo, pudieron visualizar las pequeñas casas, con las
fachadas muy parecidas, y pintorescas. Harry sonrió con nostalgia, ya que ese
pueblo habría podido ser su hogar, si Voldemort no hubiera existido, o si el
maldito de Peter Pettigrew no los hubiera traicionado. Harry hubiera podido
pasar las navidades y los veranos en una de esas casitas, compartiendo con sus
padres y su hermana, podría a ver invitado a sus amigos a pasar unas semanas
con él. Y hasta quizás hubiera podido tener más hermanos, podrían haber sido
una familia tan numerosa como los Weasley.
—Harry
—le dijo Hermione, pero este no le contesto, estaba demasiado metido en sus
pensamientos—. Harry —volvió a intentarlo, pero obtuvo el mismo resultado,
entonces ella le puso una mano sobre el hombro y lo sacudió levemente—, Harry.
—¿Qué
sucede? —dijo este, despertando de su ensoñación.
—Mira,
parece que ya es Navidad —Hermione le señalo una vieja iglesia que estaba frente
a ellos, y a pesar de la distancia, podían escuchar unos villancicos.
—Vaya
—susurró Harry asintiendo, y cogió de la mano a Hermione para seguir caminando.
Y mientras caminaban, pudieron ver un monumento hacia los caídos, y una de esas
esculturas estaba lo que una vez fue su familia, sus padres sonreían, James
parecía de unos veinte años al igual que su madre, su padre pasaba un brazo por
la cintura de su madre, mientras esta lo llevaba en brazos. Harry nunca creyó
que habría un monumento de sus padres y él, le resultaba tan extraño ver allí,
representado en piedra, sin ninguna cicatriz en su frente.
Hermione
no quiso interrumpir a su amigo, no tenía el valor, pero aun así tuvo que
hacerlo, los efectos de la poción podría acabar en cualquier momento y alguien
podría reconocerlos.
—Harry
—lo llamo a la vez que le apretaba la mano, la cual aún tenía sujetada con la
suya. El aludido se volvió para verla, y Hermione noto que los ojos de su amigo
tenían lágrimas a punto de salir—. Debemos continuar —le susurró.
Este
asintió, reprimiendo las lágrimas.
Los
chicos siguieron su camino, y solo una vez Harry miró hacia atrás, pero las
estatuas solo parecían piedras. No dijo nada y siguió caminando, y tan metido
estaba en sus pensamientos que cuando reacciono ya estaban entrando al
cementerio.
Las
lapidas se hicieron presentes al instante, todas estaban cubiertas de nieve.
Caminaron por entre las tumbas, Harry se sobre paro en una tumba cercana, leyó
el nombre y se sorprendió.
—Ya
viste, Hermione. ¡Es un Abbott! ¿Crees que podría ser un pariente lejano de
Hannah?
La
aludida miró de soslayo la lápida.
—Tal
vez. Pero por favor baja la voz —le susurró.
Siguieron
recorriendo cada tumba, Harry se alejó unos pasos de ella, mirando las lapidas,
de pronto la chica empezó a llamarlo insistentemente. Harry se acercó a su
amiga.
—¿Qué
sucede? ¿Acaso es…?
Hermione
negó con la cabeza.
—No,
no es, pero mira.
Harry
fijo su vista en aquella lapida que su amiga le señalaba, y lo que encontró lo
sorprendió, las palabras que estaban grabadas eran: Kendra Dumbledore. Y bajo su fecha de nacimiento y de defunción
había algo más: Y su hija Ariana.
Y
también había una cita:
Donde está tu tesoro, también estará tu corazón.
Harry
intuyó que esa cita la había puesto Dumbledore. Y le pareció extraño que el
director nunca le hablara de su familia.
Tal vez nunca le pusiste la
debida atención,
le susurro una voz en su cabeza.
Harry
se sintió mal por eso, ya que él siempre había visto a un Albus Dumbledore
fuerte a pesar de su cuerpo anciano. Él siempre pensó que Dumbledore era inmune
a cualquier hechizo y pociones del mundo mágico, estaba muy equivocado,
Dumbledore solo era un humano, tan humano como él, con fortalezas y
debilidades.
Y
por segunda vez en el día, Hermione dejo a Harry sumido en sus pensamientos.
Este
por su parte no dejaba de leer la frase en la lápida: Donde está tu tesoro, también estará tu corazón. No comprendía lo
quería decir. Aunque si había sido Dumbledore quien lo había mandado a
escribir, pues sería lógico, él muchas veces no comprendía lo que el anciano le
quería decir.
Minutos
después Harry le pidió a Hermione continuar su recorrido.
—¡Oh,
Merlín! —susurró Hermione al ver una lápida en medio de la oscuridad, primero
pensó que era la tumba de los Potter, pero luego de limpiar la nieve pudo ver
otra cosa—. ¡Mira esto, Harry!
—¿Qué?
—dijo el aludido volviendo su vista a su amiga—. Es una tumba muy vieja, no
puedo leer bien el nombre —comentó cuando se agacho para ver la lápida.
—No,
mira esto —dijo Hermione señalándole un símbolo, pero Harry no le tomo mucha
importancia, es más parecía impaciente por continuar—. Es el mismo símbolo del
libro —le tuvo que recordar la chica.
—Sí,
es parecido, pero…
Hermione
no lo dejo continuar saco su varita cautelosamente y pronuncio un Lumus, cerca de la tumba.
—Dice
Ig-Ignotus, si creo que eso dice —dijo Hermione—, crees que podría tener
relación entre sí…
Harry
no dijo nada por unos segundos.
—Hermione,
en realidad, no, no lo sé… —el anciano que en realidad era Harry, se pasó una
mano por su frente, un poco exasperado, ese no era el motivo por el que había
querido ir al Valle de Godric, él realmente había ido para encontrar algo de
sus padres, o le quedara de ellos.
Harry
siguió mirando lapidas, alejándose así de su amiga, minutos después él volvió a
escuchar que Hermione lo llamaba, no quería ir, pero al notar la insistencia de
la chica fue a regañadientes.
—Harry,
aquí están… ven…
Caminó
más rápidamente al entender que su amiga había encontrado la tumba de sus
padres. Harry se dio cuenta de la tumba de sus padres solo estaba a unas filas
detrás de la familia de Dumbledore.
JAMES POTTER
Nació el 27 de
Marzo de 1960
Murió el 31 de
Octubre de 1981
LILY POTTER
Nació el 30 de
Enero de 1960
Murió el 31 de
Octubre de 1981
El último
enemigo que deberá ser destruido es la muerte.
Cuando
leyó el nombre en las lapidas, Harry sintió una pena tan grande, una pena que
no se comparaba con nada que hubiera vivido antes, ningún dolor era más grande
que ese.
Allí,
bajo esas tierras estaban las personas que habían sacrificado sus vidas por la
suya, y todo para que él tuviera una vida, y estaba seguro de que no solo se
habían sacrificado por él, también lo habían hecho por su hermana, era por eso
que no habían dicho nada a nadie sobre la existencia de Nicole.
James
y Lily querían que sus hijos estuvieran a salvo.
De
pequeño Harry siempre había querido visitar las tumbas de sus padres, pero sus
tíos siempre se lo habían impedido, y él no entendía porque, ahora ya lo sabía,
los Dursley nunca habían querido que él se enterada sobre la magia, y venir a
este lugar significa eso, magia.
—«El
último enemigo que deberá ser destruido es la muerte» —leyó Harry en voz alta,
y de pronto esa cita lo hizo estremecer—. Eso no es lo que piensan los
mortífagos. ¿Por qué escribieron eso?
Hermione
le puso una mano sobre su hombro, y lo apretó levemente, dándole así su apoyo.
—No,
no, Harry. No se refiere a vencer a la muerte de la misma manera que los
mortífagos —dijo Hermione—. Esta cita se refiere… a… vivir más allá de la
muerte. Vivir aun después de la muerta. ¿Ya sabes? Es la cultura de la gente
sin magia, vivir más allá de la muerte, la reencarnación…
Harry
asintió, pero siguió con la vista fija en la tumba de sus padres. Hermione lo
tomo de la mano y la apretó levemente, diciéndole silenciosamente que ella
siempre estaría allí para él, Harry le devolvió el apretón, y esta recostó su
cabeza en el hombro del chico, ambos mirando las tumbas.
Harry
soltó un suspiro antes de decidir seguir su camino de regreso, pero antes de
abandonar el cementerio, Hermione alzó su varita, hizo un círculo en el aire y
una corona de rosas floreció sobre las lapidas.
Harry
pasó un brazo por los hombros de Hermione y empezaron a caminar hacia la
salida, pero a medida que avanzaban, la chica sintió una presencia, como si
alguien los observara.
—Harry,
para por favor.
—¿Qué
sucede, Hermione?
—Alguien
nos vigila, siento su presencia.
Harry
miró a su alrededor, pero no vio nada extraño.
—¿Estás
segura? Porque yo no veo nada.
—Sí,
estoy segura.
Harry
volvió a mirar en todas direcciones y nuevamente no vio nada extraño.
—Tranquila,
Hermione, tenemos la apariencia de muggles, nadie sospecha que somos nosotros.
—Sí,
unos muggles que acaban de poner unas flores en la tumba de tus padres.
—Tal
vez es un gato o un pájaro —dijo Harry—. Lo mejor será no seguir aquí. Vámonos.
Salieron
del cementerio, y Hermione siguió sintiendo esa presencia que los vigilaba.
Tal vez no fuimos lo
suficientemente discretos, pensaba Hermione. Lo
mejor será desaparecer inmediatamente del Valle de Godric.
Las
pintorescas casitas volvieron a hacerse presente, y Hermione temió cuando noto
el lugar demasiado tranquilo, ya que eso solo significaba una cosa: peligro.
Apresuro el paso, e hizo que Harry también lo hiciera, ya no le importaba
seguir con sus planes, y aunque Hermione había aceptado venir a este pueblo
porque creía que Dumbledore le había dejado la espada de Gryffindor a Bathilda,
ahora ya no había tiempo para eso, lo principal era salir de allí.
Ya
luego vería como ver a Bathilda, estaría más alerta.
Por
su parte Harry se dejaba arrastrar por su amiga, pasando casa por casa sin
mucha importancia, pero de pronto algo lo hizo detenerse, a dos casas había una
casa en ruinas, y no sabía porque, pero él creía que esa había sido su casa
anteriormente.
—Harry
—dijo Hermione, tratando de hacer que continuara con el camino, pero el chico
no le hizo, es más, se separó de ella y corrió directo a la casa en ruinas. El
chico sentía el corazón latiéndole con mucha más fuerza, claro, él había
reconocido esa casa a pesar de no tener memorias de ese lugar, sabía que era su
casa, su hogar, incluso antes de Hogwarts, ya que allí había nacido, allí había
vivido con sus padres, había reído y llorado, y había sido amado por sus
padres.
Las
lágrimas que no había derramado cuando había estado en el cementerio, las
derramaba ahora que estaba en la puerta de esa casa, y con brusquedad se limpió
con la manga de su suéter las lágrimas.
Minutos
después una agitada Hermione llego junto a él.
—¿Por
qué corriste, Harry? ¿Qué ocurre? —le cuestionó la chica.
Harry
simplemente le señalo la casa en ruinas, y Hermione ahí recién reparo en ella,
sorprendida se llevó las manos a la boca, no podía creer que esa era la casa de
los Potter.
Ambos
se quedaron varios minutos observando la destruida casa, hasta que por fin
Harry decidió entrar, pero antes de que Harry diera un paso a dentro Hermione
lo detuvo, el chico le pregunto porque, y esta le dijo que tal vez no era
segura, pero Harry siendo tan terco como siempre insistió en entrar, paso su
capa de invisibilidad sobre Hermione y el mismo.
Harry
saco una mano por debajo de la capa, y toco la oxidada y fría reja, y al
instante que lo hizo, un cartel empezó a salir del suelo frente a ellos. Y en
medio de la madera las letras doradas empezaron a formarse.
En este lugar, en la noche del 31 de octubre de 1981,
Lilly y James Potter perdieron sus vidas.
Su hijo, Harry, es el único mago
Que ha sobrevivido la Maldición Asesina.
Esta casa, invisible para los muggles, ha sido dejada
En su estado ruinoso como un monumento a los Potter
Y como recuerdo de la violencia
Que separó a su familia.
Y
alrededor de esta escritura aparecieron otras frases, al parecer escritas por
otro magos y brujas: «Buena suerte, Harry, donde quiera que estés», «¡Si lees
esto, Harry, estamos todos contigo!» y «Larga vida a Harry Potter».
Harry
sonrió, esas frases lo motivaban a continuar, iba a comentar algo cuando sintió
una presencia. Parecía que en verdad alguien los observaba, pero era imposible
estando bajo la protección de la capa, se volvió lentamente, y allí la vio, una
figura de una anciana mujer, la cual lo miraba fijamente. Sintió un escalofrió
recorriendo su espalda, a su lado Hermione se tensó, no sabía porque, pero esa
anciana no le daba buena espina, y más al notar que la anciana miraba en
dirección a Harry.
La
anciana de pronto señalo a Harry y con señas le pidió que lo siguiera. Hermione
negó con su cabeza y lo sujeto del brazo.
—No,
Harry —le susurró.
Harry
se quedó mirando la mano de Hermione en su brazo, a la vez en que se debatía
entre seguir a la anciana o hacerle caso a su amiga.
—Pero…
creo que quiere que la siga —susurró Harry luego de unos minutos.
—Puede
ser peligroso, no sé, pero hay algo en esa anciana que… que me da miedo
—respondió Hermione en un tono bajo.
Harry
lo medito por unos segundos.
—Es
una bruja —dijo—, sino no podría vernos, ¿no lo crees, Hermione?
—Precisamente
por eso, Harry. Es que no te das cuenta de lo grave que puede ser esto, estamos
bajo la capa de invisibilidad, y ella nos puede ver… esa mujer no es confiable…
lo mejor será irnos… por favor… —suplicó.
La
anciana volvió a hacer señas a Harry para que la siguiera, y el niño que vivió
tenía mucha curiosidad, quería saber lo que la anciana podría decirle, así que
sin pensarlo más se quitó la capa.
—Harry,
no —chilló Hermione.
—¿Quiere
que la siga? —le preguntó Harry, y la anciana asintió.
Hermione
también se quitó la capa, y volvió a tomar a Harry del brazo.
—¿Quién
es usted? —cuestionó Hermione a la anciana.
Pero
la anciana no respondió, y volvió a mirar insistentemente a Harry.
—¿Es
usted Bathilda Bagshot? —preguntó el elegido y Hermione dio un respingo.
La
anciana asintió, y a Harry se le iluminaron los ojos, en ese momento empezó a
creer que tal esa mujer lo había estado esperando a él todo ese tiempo, o
quizás Dumbledore quería que se encontrara con la mujer porque tendría alguna
pista importante que indicarle.
La
anciana volvió a hacer señas para que la siguiera. Y Harry empezó a seguirla
hasta su casa, y Hermione iba junto a su amigo, porque aunque no estuviera de
acuerdo con Harry en seguir a la mujer, ella nunca dejaría solo a su amigo.
Al
llegar a la reja de la casa, se empezó a sentir un fuerte olor, era como si la
casa estuviera abandonada, ya que el hedor era demasiado fuerte, y antes de que
Hermione pudiera detener a Harry para evitar que entrara en esa casa, la
anciana tomo del brazo a Harry, indicándole que entrara a la casa con ella.
Y
así lo hicieron, Harry y la anciana entraron en la casa, seguida de Hermione.
—¿Quiere
que subamos? —preguntó Harry, cuando la mujer le indicaba que suba las
escaleras.
Hermione
frunció el ceño, ella también subiría junto con Harry, pero antes de hablar
siquiera, la anciana se le adelanto haciéndole señas a Harry, indicándole que
solo él podía subir con ella.
—Harry,
no —le susurró Hermione en el oído.
—Pero
ella quiere que la siga… y quiere que vaya yo solo, no me pasara nada, espérame
aquí.
—Ten
cuidado —le dijo Hermione.
Harry
asintió.
Hermione
observó cómo su amigo subía las escaleras. Algo no estaba bien, pero su amigo
era tan terco como ella. Miró a su alrededor, y encima de una mesa, Hermione
noto un libro que al parecer iba dirigido a la anciana. Tomo el libro y lo
detallo.
—Al
parecer después de todo si resulto ser Bathilda —susurró Hermione.
Soltó
un suspiró, dispuesta a esperar a que bajara su amigo, cuando de pronto un
fuerte golpe, en la segundo piso, la puso en alerta.
—Harry
—chilló, y rápidamente se dirigió al lugar donde estaba su amigo. La oscuridad
la envolvió, no podía ver nada, así que saco su varita y conjuro un Lumus, observó la habitación por un
momento, era como si hubiera habido una batalla en ese lugar, había cosas
destruidas y Harry sangraba de un brazo, mientras que una enorme serpiente
trataba de atacarlo una y otra vez. Hermione corrió hacia su amigo, pero a la
serpiente se le adelanto y lo atrapo antes.
Hermione
chilló desesperada.
Por
su parte Harry sentía que el Horrocrux que tenía colgado del cuello, se
apretaba en su pecho, estaba frío y latía, él se ahogaba y la visión se le
volvía cada vez más borrosa, pero aun así seguía luchando para liberarse.
Hermione saco su lanzo un hechizo, y lo único que consiguió fue que las
ventanas se rompieran.
Harry
se cubrió lo mejor que pudo de los vidrios rotos, trato de sacar su varita,
pero esta se le resbalo de la mano. Él ya no pudo más y se desvaneció por unos
minutos, Nagini al notar esto, lo dejo libre.
Hermione
se acercó a él al ver que la serpiente solo estaba vigilante, parecía que creía
que ya nada podía salvarlos, por eso la dejo acercarse.
—¿Harry?
¡Harry! —gritó Hermione, golpeando levemente las mejillas de su amigo, este
reacciono luego de unos minutos—. Tenemos que salir de aquí —susurró.
—No
podremos escapar los dos —dijo Harry—, vete, Hermione. Escápate, tú puedes
hacerlo.
Hermione
negó con la cabeza, y las lágrimas salían a borbotones de sus ojos.
—No
te dejaré —dijo Hermione.
La
serpiente parecía burlarse de ellos al notar su desesperación.
—Vete
—volvió a decirle Harry—. ¡Él ya está en camino! ¡Ya viene, Hermione!
—No
—dijo Hermione negando con la cabeza.
—Ya
está aquí, puedo sentirlo —dijo Harry.
Nagini
se acercó a Harry y Hermione dispuesta a atacar por si intentaban escapar, pero
no mataría al chico sabía que su amo se enojaría mucho si osara en hacerlo.
Harry
gritó, la cicatriz le dolía horrores, ya no podía soportarlo más, parecía que
se abría la cicatriz. Señal de que Voldemort estaba demasiado cerca, quizás en
el primer piso.
Ya
era tarde.
—¡No!
—gritó Hermione, y actuó rápido, saco su varita y lanzó un hechizo a la
serpiente, esta choco contra la pared, tomo a Harry por el brazo y con otro
hechizo desaparecieron los dos de la casa, a la vez que Harry y Voldemort
gritaban a la misma vez, puesto que el dolor que sentía Voldemort también lo
podías sentir Harry.
Hermione
apareció cerca de la tienda de campaña, y con mucho cuidado metió a Harry
dentro de la tienda, y luego lo recostó sobre una de las literas. Salió
nuevamente y empezó a poner más hechizos protectores, y cuando estuvo segura de
que estaba a salvo, se acercó a su amigo.
Harry
estaba herido, ella saco de su bolsa de cuenta un frasquito de Díctamo, le
limpio las heridas y luego le aplico unas cuantas gotas de la poción en sus
lesiones.
Aun
y con las heridas en proceso de curación, Hermione sentía a su amigo
intranquilo, se agitaba y murmuraba cosas que no podía entender. La chica se
acercó a su amigo y verifico que no tuviera más heridas, pero luego se dio
cuenta, era el Horrocrux, trato de quitárselo, pero este parecía pegado en su
piel.
Hermione
se desesperó, volvió a intentar quitárselo, pero obtuvo el mismo resultado.
Saco su varita y con un hechizo logro quitárselo, dejándole una marca en su
piel.
La
chica tomo el Horrocrux y lo dejo sobre la mesa, no quería colgarse esa cosa
del cuello, por lo menos no en ese momento.
Esa
noche Hermione se la pasó en vela, cuidando de su amigo, el cual se retorcía
por momentos, y ella le pasaba trapos húmedos limpiándole el sudor del rostro.
Cuando
el sol empezó a hacerse presente, Harry lentamente abrió los ojos, miró a su
alrededor confundido, todo estaba borroso, tanteo por una mesita de noche y
sobre esta encontró sus gafas, se las puso, notando a su amiga sentada en una
silla cerca de su litera, ella dormía, pero supo inmediatamente que recién se
había quedado dormida porque había unas bosas negras bajo sus ojos.
Quito
las sabanas, las cuales estaban empapadas de sudor y trato de incorporarse,
pero se mareo y trastabillo cayendo sobre la cama. El ruido sordo que hizo el
cuerpo de Harry al caer sobre la litera despertó a Hermione.
—Harry
—dijo Hermione y se lanzó a sus brazos, sin importarle que este estaba sudado.
Este hizo un gesto de dolor y la chica se separó al instante—. Lo siento, te
hice daño.
Harry
sonrió levemente.
—¿Te
encuentras mejor? —preguntó Hermione.
—Un
poco. ¿Qué paso?
Hermione
procedió a contarle todo lo que había pasado y lo que vieron en la casa de la
anciana que resulto ser Nagini y su escape justo a tiempo.
Harry
asintió, ahora recordaba, por unos instantes él pudo sentirse como el mismísimo
Señor de las Tinieblas, vivió la muerte y se vio a él mismo como un bebé, y
después todo fue confuso, ya no era Voldemort, ya no era nada.
Harry
negó con la cabeza, y decidió no contar nada de esto a su amiga.
—Lamento
que no hayas podido descansar por mi culpa —dijo el ojiverde.
—No
te preocupes por eso, Harry. Lo importante es que estas bien —la chica le
sonrió.
Harry
se pasó una mano por su adolorido cuello, pero se alarmo al no encontrar el
Horrocrux. Hermione le explico rápidamente que estaba sobre la mesa y que era
recomendable no usarlo al menos por ese día, ya que le había costado trabajo
quitárselo porque parecía pegado a su piel.
—Descansa,
Harry, aun estas débil —le dijo Hermione.
Harry
asintió y volvió a la litera, pero luego sintió que algo más le faltaba y así
lo hizo saber.
—¿Dónde
está mi varita?
Hermione
se mordió el labio nerviosamente.
—Lo
siento mucho, Harry —empezó la chica—, creo que la rompí cuando aleje a la
serpiente —Hermione saco de uno de sus bolsillos su varita partida en dos—. Lo
siento en verdad.
Harry
estaba atónito, su varita estaba rota. ¿Cómo se suponía que se iba a defender
sin una varita?
—Pero…
tú puedes arreglarla, ¿verdad, Hermione? —la chica bajo la cabeza—. ¿Puedes
verdad? Tú eres muy inteligente, estoy seguro que puedes… arreglarla.
—No
puedo hacerlo, Harry —respondió Hermione empezando a sentir las lágrimas
acumularse en sus ojos.
Harry
se sintió enojado y desesperanzado.
—Entonces…
utilizaré la tuya… por lo menos cuando me toque hacer guardia —dijo Harry, y
Hermione asintió.
—Lo
siento, Harry —dijo Hermione antes de salir de tienda de campaña.
***
Mientras
tanto en una mansión de Francia, unos chicos rubios se encontraban en una
habitación, practicando.
—Tienes
que cerrar tu mente —decía Draco arrastrando las palabras con molestia.
—¡Eso
intento! —decía la francesa, agitada.
—No
es suficiente.
Diane
frunció el ceño y camino hacia Draco.
—Estoy
cansada —gruñó—, por eso no puedo concentrarme, ya había avanzado, pero tú —lo
apuntó con el dedo—, lo único que haces es exigir y exigir. Soy un ser humano y
me canso.
—Al
Señor Oscuro no le importara que estés cansada y penetrara tu mente cuando
menos te lo imagines, y entonces que le dirás: “Estoy cansada, podgías espegag a que coma y duegma
como es debido” —dijo Draco imitando su tono francés de Diane.
—Vous
êtes un stupide (Eres un estúpido) —rezongó la chica.
Draco
ignoro el insulto.
—Vamos
a intentarlo una vez más, y si logras cerrar tu mente, podrás irte a descasar.
Diane
asintió y se alejó unos pasos del rubio.
—Legeremens —susurró Draco, y pudo ver
penetrar la mente de la francesa, la vio a ella siendo una niña pasando una
tarde con sus padres, luego la vio junto a Nicole, pero pequeñas, tenían once
años, y parecía que apenas tenían unos meses en Beauxbatons, luego nuevamente
la vio a ella y Nicole, pero más grande, parecía que estaban en una
biblioteca…, pero cuando quiso ver más, algo se lo impidió, y fue expulsado.
Diane acababa de expulsarlo de su mente, y de una manera nada agradable.
Draco
miró a la chica, estaba agitada, a pesar de todo lo molesta que podía ser esa
francesa, debía reconocer que era una buena alumna, solo algo princesa, ya que
siempre quería descansar y comer a sus horas.
Sonrió
socarronamente.
—Ya
tienes lo que quegías, ahoga me voy a descansag —dijo Diane.
—Solo
una hora —advirtió Draco.
—No
me digas que haceg. Ya me tienes hagta —rezongó Diane—, no sé cómo Nicole
pudo acostagse contigo, eges gealmente
insopogtable —y sin esperar respuesta
del rubio, la chica se alejó refunfuñando en francés.
Draco
frunció el ceño por la falta de respeto de Diane, pero luego sonrió, por lo
menos por el carácter, podría decirse que en verdad era Nicole. Aunque claro,
nadie le ganaba a su pelirroja, ella sí que era difícil de domar.
¿Qué le enseñan en Beauxbatons? ¿Qué les dan de comer en esa escuela para
que tengan ese carácter?, se preguntaba Draco.
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