martes, 27 de septiembre de 2016

Extraña Unión


POV Autora
Hermione en su desesperación de escapar, lo único que se le vino a la mente fue el bosque donde se había celebrado el mundial quidditch, según ella ese era un lugar seguro y que además tenía la ventaja de moverse libremente.
Hermione se levantó lentamente del suelo, con cierto dolor en la espalda y la cintura, porque al aparecerse se había resbalado y se golpeó. Salió de su aturdimiento cuando escuchó la voz de Harry hablarle a Ron. A la castaña no le gusto la voz de Harry, porque había sonado con temor, giró su rostro hacia la derecha y allí los encontró, y se percató que su amigo pelirrojo estaba herido. Ron tenía una enorme mancha de sangre sobre su camisa, así que la chica sin hacer mucho caso a su dolor, se acercó a sus amigos. Apenas estuvo cerca del pelirrojo, rasgo la camisa descubriendo la herida que estaba en carne viva, esto causo en Hermione una gran culpabilidad, y con lágrimas queriendo salirse de sus ojos, tomo su varita y empezó a recitar hechizos para curar a Ron, luego le puso un poco de esencia de díctamo en la herida. Ron había sufrido una despartición.
—Harry podrías armar la carpa, por favor, mientras yo pongo algunos hechizos de protección —pidió Hermione a su amigo.
—¿Carpa? —preguntó Harry, un poco alelado.
—Sí, está dentro de mi bolsa de cuentas —la castaña señaló su bolsa que estaba tirada en el suelo.
Y mientras que Harry sacaba la carpa de la bolsa, Hermione se dedicaba a poner hechizos de protección a todo alrededor del bosque.
Ya que ahora el bosque serie el nuevo hogar del trío de oro.

***

Mientras por otro lado, Yaxley hacia su aparición en Malfoy Manor, este se encontraba muy ansioso, puesto que tenía muy buenas noticias a su señor. Yaxley ya se imaginaba la recompensa que le daría su señor luego de que le dijera de todo lo que había pasado en el Ministerio.
La puerta del despacho de Lucius Malfoy se abrió de golpe. El mortífago giró se cabeza esperando ver a su señor, pero al único que vio en la entrada fue a Snape, vestido completamente de negro y con rostro indescifrable, su presencia imponía respeto y miedo.
—¿Qué haces tú aquí? —preguntó demasiado ansioso Yaxley—, me dijeron que esperada aquí al Lord —dijo de mala manera.
—El Lord no está, fue hacer mejores cosas que atenderte a ti, Yaxley, pero como ya sabes, después de él, yo soy el segundo al mando —respondió Snape, con voz profunda y firme—. Así que habla de una vez, no tengo todo tu tiempo. Vamos, dime todo lo que tengas que decir, que después yo se lo comunicaré al Lord.
Yaxley observó a Snape, y luego rió.
—No te diré nada a ti, no confío. Porque mejor no te vas, que yo esperaré aquí al Lord el tiempo que sea necesario —lo reto.
Snape sonrió con arrogancia.
—Bien sabes que el Lord se enojara si te encuentra aquí, y si la información que le traigas no es importante… —Snape calló un momento dándole entender lo que el Lord le haría—. Yo solo estoy dando la oportunidad de no ser torturado. Te recomiendo que hables, dime todo lo que sepas, y si yo creo que todo lo que me digas es importante, entonces se lo haré saber al Lord.
—Ya te dije que no te diré nada a ti. No soy idiota —gruñó Yaxley.
Snape rió con burla.
—Permíteme dudarlo —dijo Snape.
Yaxley frunció el ceño.
—Será mejor que te vayas si solo has venido a hacerme perder el tiempo —siseó Snape, que ya había perdido su buen humor de hace un momento.
—No te tengo miedo —gruñó Yaxley.
—Pues yo creo que deberías… —y en un rápido movimiento Snape desmayo a Yaxley—, que lento y estúpido eres —se mofó el nuevo director de Hogwarts—. Veamos que de interesante es lo que le ibas a decir al Lord —y aplicando Legeremancia, Snape se enteró de todo lo que había pasado en el Ministerio de Magia, se enteró de lo fuga de varios impuros, del ataque a Umbridge por Mafalda Hopkik, esta le robo el guardapelo y lo suplanto por otro, luego se le acercó Albert Runcorn, pero lo que más le sorprendió a Snape es que llamó «Hermione» a Mafalda, pero luego se dio cuenta que el trío de oro se había infiltrado en el Ministerio con personalidades falsas, gracias a la poción Multijugos. Luego la Mafalda falsa llamó «Harry» a Runcorn, salvaron a Mary Cattermole del juicio a los hijos de muggles. Los tres salieron de la sala, tratando de escapar de los dementores. Cattermole apareció segundos después todo mojado, su esposa corrió, lo abrazó y lo besó, pero luego de eso apareció el verdadero Cattermole, lo que significaba que Weasley era el Cattermole falso, lo último que vio Snape fue a los tres impostores (ya con verdadera apariencia) juntos tratando de escapar, y así lo hicieron. Severus no permitiría que Yaxley le contará todo lo que vio a Voldemort, así que decidió borrarle la memoria y crearle otros nuevos—. ¡Ennervate! —dijo Snape y poco a poco Yaxley fue despertando.
—¿Qué paso? —preguntó tocándose la cabeza, a la vez que le dirigía a Severus una mirada de desconfianza.
Yaxley estaba confuso, y tenía un dolor horrible de cabeza, luego los recuerdos vinieron a él, recordaba la fuga de los sangres sucia, la persecución a unos infiltrados a los cuales su rostro le era muy borroso, y por más que intentaba reconocer los rostros de los infiltrados, no podía.
—Me voy, antes de que venga el Señor Oscuro —dijo Yaxley aún muy confundido.
—Será lo mejor, y no te preocupes, no le diré nada al Señor Oscuro —dijo Snape. Yaxley lo miró sorprendido.
Desde cuando Snape es amable con alguien, pensaba el mortífago, para luego salir de la mansión lo más rápido posible.

***

Dentro de una carpa se encontraba el trío de oro, Ron estaba descansando en una de las literas, Harry estaba sentado sobre una silla, el pelinegro estaba en silencio mirando el suelo, mientras que Hermione preparaba té para todos.
Hermione se acercó a Harry y Ron con una taza de té caliente, eso los hizo sentir un poco reconfortantes, pero aún seguían en silencio.
—¿Lo tienes? —preguntó Harry a su amiga.
La chica lo miró fijamente. Metió la manos en la túnica de Mafalda que todavía llevaba puesta y de allí saco el guardapelo, y se lo extendió a su amigo. Harry se acercó a la castaña y tomo con mucho cuidado el guardapelo.
—Pues que bien que lo tengan, así por lo menos valió la pena de que casi muera —dijo Ron, y a Hermione se le llenaron los ojos de lágrimas al oír eso.
Harry volteó a mirar a su amigo.
—No hubieras muerto, Ron —dijo Harry notando el rostro desencajado de Hermione—, hasta ahora nunca he escuchado que nadie muera por despartición.
Ron ya no dijo nada más, a lo único que se dedico fue a mirar el techo de la carpa.
—Tengo hambre —dijo Ron luego de una media hora—, de casualidad no traes comida, Hermione.
La chica negó con la cabeza.
—Lo siento, Ron, yo nunca pensé que una cosa como esta pasaría, lo debí haber previsto y traer algo de comida, en verdad lo siento —se volvió a disculpar.
—No importa, Hermione —dijo Harry, tomando las manos de su amiga—, de no ser por ti, ahora no nos encontraríamos con vida, porque de seguro que para entonces nos encontraríamos con Vold… —pero Harry no pudo terminar de hablar, porque fue interrumpido por el pelirrojo.
—No digas su nombre.
Harry y Hermione miraron al pelirrojo.
—Ron es solo un nombre —le dijo Hermione con paciencia.
—Ya lo sé, Hermione. Pero solo no lo digan —dijo Ron para luego volver su vista al techo de la carpa.
—Recuerda lo que decía Dumbledore… —empezó Harry, pero nuevamente interrumpido por Ron.
—Y tú recuerda, Harry, donde está ahora Dumbledore, creo que tanto llamarlo por su nombre, no ayudo mucho, es más creo que trae mala suerte.
Ni Harry ni Hermione le dijeron nada a Ron, pero era completamente absurdo temer a pronunciar el nombre de Voldemort.
Unos minutos después Hermione se paró de la silla donde estaba sentada.
—Iré a buscar en el bosque algo de comer —la castaña comenzó a caminar hacia la salida.
—Tú no irás a ninguna parte, Hermione —dijo Harry acercándose a la chica.
—Pero… —trato de replicar Hermione.
—Es peligroso —dijo el pelinegro—. Yo iré a buscar algo de comer, solo asegúrate de estar atenta a cualquier cosa extraña —Hermione no tuvo tiempo de replicar, puesto que al instante Harry salió de la carpa.

***

Harry llego al cabo de una media hora, con muchas setas. Hermione trato de cocinarlos lo mejor posible.
Se pusieron a comer en silencio; para Ron las setas no tenían un bien sabor, pero con el hambre que tenía en ese momento hubiera sido capaz de comerse un hipogrifo completo él solo.
Luego comer, empezaron a hablar, Ron quería que llamaran a Kreacher para que los llevara de regreso a Grimmauld Place, pero Hermione se negó porque no quería poner en peligro al elfo, a lo que Harry estuvo de acuerdo, y Ron no tuvo más remedio que aceptar la decisión de ambos chicos.
Ron tenía el guardapelo en su mano y lo miraba fijamente.
—¿Están seguros que esto todavía sigue siendo un Horrocrux? —preguntó el pelirrojo a sus amigos.
—Sí, supongo, no lo pude abrir por más que lo intente —contestó Harry.
—Y no parece que hay sido alterado, se ve intacto —agregó Hermione.
—Bien, y ¿cómo lo destruimos? —preguntó Ron.
—No tengo la menor idea, Ron. Dumbledore nunca me dijo como destruirlo —contestó el pelinegro.
—Siento… —empezó Ron— como si tuviera vida, está palpitando.
Harry tomó el guardapelo y sintió exactamente lo que había dicho Ron, el guardapelo palpitaba, era extraña esa sensación. Luego se colgó la cadena en el cuello, tenía que tener lo más cerca posible ese Horrocrux, puesto que el pelinegro sentía que esa era su responsabilidad.
—Bien —dijo Harry al cabo de unos minutos—, será mejor que vigile —no dio tiempo de que Hermione se ofrezca como voluntaria, ya que el chico salió de la carpa y se colocó cerca de ella, para empezar con su vigilancia.
Y mientras Harry vigilaba, Hermione se dedicó a limpiar un poco el lugar. La castaña miraba de vez en cuando a Ron, por lo menos ya se encontraba mejor, se hubiera sentido muy culpable si a Ron le hubiera pasado algo grave.
Luego de terminar de limpiar, Hermione también se encontraba acostada en una de las literas. Ya casi se estaba quedando dormida, pero el grito de Harry la sobresalto.
Hermione salió a prisa de la carpa y llego hasta donde estaba el pelinegro, y lo vio parado apuntando con la varita hacia un punto determinado, la castaña fijo bien su vista, pero en el lugar donde Harry apuntaba no había nada.
—¿Harry? —dijo Hermione, pero el chico no la escucho.
De pronto el pelinegro empezó a hablar con una voz que Hermione no reconoció como la voz de su amigo, lo noto molesto y preguntaba por algo, la castaña se quiso acercar a él, pero luego desistió, y espero a que Harry saliera de su trance. Pasados unos minutos Harry se desplomo sobre el césped húmedo por la brisa.
Hermione corrió hacia el pelinegro.
—¡Harry! ¡Harry! ¡Harry! —gritó desesperada Hermione—. Harry, ¿me escuchas? Por favor… abre los ojos…
Poco a poco Harry fue abriendo los ojos, miró confundido a Hermione. Puso una mano en su cabeza, y lentamente quedo sentado.
—¿Estás bien? —le preguntó Hermione.
—Yo… —empezó el chico, no sabía si decir lo que en verdad sucedió o inventarle algo a su amiga para salir del paso.
—No me mientas por favor, Harry, te estuve observando y te llame, pero no me hiciste caso. Dime la verdad, ¿viste a Vold…?
—¡No digas su nombre! —gritó Ron desde la carpa, al parecer con tanto ruido ya se había despertado.
Hermione hizo un gesto de fastidio.
—Está bien. Fue quien-tu-sabes —gritó Hermione para que Ron la escuche.
—Sí, fue él —admitió Harry.
Hermione asintió.
—Bien, será mejor que vayas a descansar, yo me haré cargo ahora —dijo Hermione.
—No, Hermione, yo puedo seguir haciendo guardia.
—No. No puedes terminarla ahora, estás nervioso, así que vete a descansa, anda —le ordeno Hermione, y Harry no se pudo negar, además reconocía que estaba agotado.
Hermione tomo el lugar de Harry. Y mientras este entraba en la carpa, se encontró con Ron sentado en la litera.
—¿Qué sucedió? —le preguntó Ron.
Harry respiró profundo, y se dispuso a contarle todo a Ron.
—Vi a Gregorovitch y a Vold… —Harry se corrigió automáticamente—, a quien-tu-sabes, él le preguntaba sobre una varita y luego me adentre, ¿ya sabes…? Vi sus recuerdos, estaba un chico rubio y hacia un conjuro y luego se llevaba lo que buscaba Tom.
—¿Un chico rubio? Será pariente de Malfoy —tanteó Ron.
—No, Ron. Pero se me hacía muy conocido, me pareció haberlo visto antes en alguna parte, pero no recuerdo dónde.
Ambos chicos se quedaron en silencio, metidos en sus pensamientos.
Harry al ver que Ron se acomodaba en su litera, él también decidió que dormiría un poco, caminó hasta la otra litera, se acostó, pero antes de cerrar los ojos se quitó las gafas y los colocó a un costado de él.

***

Al otro día Harry se levantó muy temprano, salió de la carpa y vio a Hermione sentada a un costado de la carpa.
—Hermione —dijo Harry, poniéndole una mano sobre su hombro, la chica se sobresaltó, puesto que estaba muy concentrada en sus pensamientos.
—Oh, Harry, me asustaste.
—Lo siento —se disculpó el chico—. Ve a dormir un poco, Hermione, se te ve cansada.
La castaña negó con la cabeza.
—Anda a dormir —repitió Harry, esta vez la chica le hizo caso, porque estaba cansada, y antes de entrar a la carpa, le dedicó una sonrisa a su amigo.
Harry siguió con la mirada a Hermione, y hasta que no la vio desaparecer por la carpa, no dejo de mirarla.
Y antes de tomar el puesto de la chica, Harry saco de uno de sus bolsillos el ojo mágico de Alastor Moody, él lo había tomado sin que nadie se dé cuenta. Caminó hasta un árbol e hizo un pequeño hoyo y ahí lo deposito el ojo de Moody. No había dicho nada sobre el ojo mágico de Moody a sus amigos, porque no quería poner más nerviosa de lo que estaba a Hermione.

POV Draco
Ya faltaba dos días para que sea fin de semana y con eso el ataque a Hogsmeade; y hoy día se cumplía el plazo para llevar a Nicole a la casa de Severus. No estaba del todo seguro, pero que otra mejor opción tenía para ponerla a salvo a ella y al bebé. Ninguna, solo confiar nuevamente en Snape y en el viejo chiflado.
Ya estaba decidido en la tarde iría por Nicole. Pero antes de llevarla con el viejo, me aseguraría de que ella quedara unida a mí. Y ya tenía un plan para lograr lo que quería.
Por la tarde fui al Ministerio, me lleve una gran sorpresa al ver todo echo un caos, en la mañana habían entrado tres personas que habían tomado poción Multijugos haciéndose pasar por Mafalda Hopkik, Reginald Cattermole y Albert Runcorn —sonreí al darme cuenta de quienes habían sido los infiltrados, solo unos tontos no se darían cuenta— era obvio que Potter y compañía entro al Ministerio no solo a liberar a los hijos de muggles, ellos había venido buscando otra cosa, estoy seguro de eso, pero aun no sé qué es lo que buscaban, debió haber sido algo muy importante para arriesgarse de esa manera, aunque también pudo haber influido la estúpida valentía de los Gryffindor más el complejo de héroes que tenían esos tres.
Volví a sonreír.
Ojala que el maldito de Potter logre acabar con toda esta mierda, pensé.
Y sin que nadie se diera cuenta de mi presencia, subí al nivel dos. Ya estado allí, camine hasta una pequeña sala, donde se tenía todos los registros de las uniones de las parejas unidas en matrimonio mágico. Apenas entre me encontré cara a cara con el mago que realizaba dicha tarea: unir en matrimonio.
—Señor Malfoy —dijo Matt Gibbs, sorprendido.
Gibbs era un mago como de unos sesenta los, con el cabello completamente cano, con cara de buena gente, en realidad era de los pocos magos que estaba a favor de Potter, pero que habían atentado nada contra él, aun.
—Gibbs —saludé.
—¿Qué hace aquí? —preguntó con desconfianza. No estaba seguro, pero creo que él sospechaba que yo era un mortífago. Claro que no sería raro, mi padre era uno.
Sonreí, a veces causar miedo en las personas resultaba divertido.
—Requiero de sus servicios, ahora.
—¿Cómo dice? —preguntó.
—Lo que oyó —respondí—, y no me haga repetir, porque eso es una de las cosas que más detesto.
El mago asintió lentamente.
—¿Y dónde está su futura esposa? —preguntó a la vez que miraba impaciente hacia la puerta, seguramente pensando que mi futura esposa estaba por entrar.
—Ella no está aquí, pero iremos hasta el lugar donde la tengo y allí podrá oficiar la boda. No se olvide de coger su libro de registro —empecé a caminar hacia la puerta. Pero Gibbs no me seguía.
Lo sabía seria de la forma difícil.
—Quería que esto sea de manera civilizada, pero no me deja otra opción.
—¿A qué se refiere, señor Malfoy?
No le respondí, en vez de eso saque mi varita y lo apunte, Gibbs también saco su varita, pero yo fui más rápido que él, no por nada había recibido muchos entrenamientos como mortífago.
—Desmaius —lancé el hechizo y el hombre cayó al suelo.
Tuve que buscar el libro de registros y cuando lo encontré dentro de un cajón del escritorio tome del brazo a Gibbs y me aparecí en la casa donde tenía escondida a Nicole.
—Ama —dijo Pinky haciendo una reverencia cuando me vio aparecer, pero se alejó unos pasos de mí cuando vio el cuerpo de Gibbs.
—¿Y Nicole? —pregunté.
—La ama está en su habitación, pero últimamente ha estado más nerviosa de lo que está siempre.
—¿Te pidió que la dejaras escapar nuevamente?
El elfo miró al suelo.
—¡Responde! —le exigí.
—Sí, pero Pinky lo obedeció a usted, amo Malfoy, y se negó a cumplir con la orden de la ama.
—Bien por ti, porque si la dejabas escapar, en estos momentos ya estarías muerto —el elfo se estremeció—. Subiré a verla, mientras tanto cuida de Gibbs.
Pinky asintió.
—Pinky —el elfo me prestó atención—, llevaré a Nicole a vivir a la casa de mi padrino, así que quiero que todo esté en orden, como si nadie hubiera habitado esta casa.
—Sí, amo.
Subí despacio las escaleras, y cuando llegue a la puerta de la habitación de Nicole, antes respiré profundo, esto también sería muy difícil.
Saque mi varita y con un Alohomora abrí la puerta. Apenas entre pude verla parada cerca de la ventana, ella se volvió al sentir mi presencia, y se sorprendió al verme.
—¿Malfoy? —susurró consternada.
—Me da gusto que todavía me recuerdes, aunque claro es muy difícil olvidarme.
Caminó hacia mí y empezó a golpearme en el pecho, yo no la detenía, simplemente la dejaba que se desahogara.
—¡Eres un estúpido! ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Sácame de aquí ahora mismo! —me exigió llorando y todavía golpeándome.
La tome de los brazos.
—Suficiente —le dije, ella levantó el rostro bañado en lágrimas y me miró con ira—, deja de mirarme así, que te cumpliré tu deseo —ella se quedó quieta—. Solo que antes, tú tendrás que cumplir con algunas de mis exigencias.
—¿Exigencias? Estás loco, yo no pienso cumplir ninguna de tus estúpidas exigencias. Y ya suéltame, me lastimas —la solté—. ¡Devuélveme mi varita! —gritó.
—No la tengo. Creo que se me rompió…
—¡Idiota! —gritó y volvió a querer golpéame, pero en su intento casi resbala y cae, afortunadamente fui rápido y la sostuve antes de que cayera.
—Ten más cuidado, ¿quieres? Podrías haberte lastimado tú o el niño.
Me miró sorprendida.
—¿Desde cuándo te importa mi hijo? Si tú mismo querías que me deshaga de él, así que no me vengas con estupideces.
—No pienso darte explicaciones ahora.
—¡Sácame de aquí! ¡Sácame de aquí! —gritó.
—Lo haré, pero si sigues así de histérica harás que tarde más en hacerlo.
Suspiró. Eso pareció calmarla un poco.
—¿Me llevaras con los Weasley? —preguntó esperanzada.
—No. Pero te llevaré a otro lugar donde estarás más segura.
Me observó directamente a los ojos.
—¿Por qué haces esto? ¿Tanto me odias?
—Al contrario, lo hago para ponerte a salvo de toda esta mierda.
—¿Entonces por qué me secuestraste? —me preguntó sollozando.
—No lo entenderías ahora, pero luego lo harás.
Levanté mi mano para acariciarle la cara.
—No me toques —dijo ella, apartando mi mano de un manotazo.
Sonreí, seguía siendo tan arisca como siempre. Ya me encargaría de domarla.
—¿Sabes algo de mi hermano, ron y Hermione? —preguntó luego de unos minutos de estar en silencio.
—Tal vez sepa algo —medite.
—Dime que sabes —demandó, poniendo sus manos en mis hombros. Yo la miré a ella y luego a sus manos sobre mis hombros, retiro sus manos de inmediato.
Sonreí.
—Pues creo que hoy día entraron al Ministerio…
—¿Al Ministerio? —preguntó alarmada—, pero eso es muy peligroso, ¿cómo pudieron?
—Tomaron poción Multijugos, y se hicieron pasar por Runcorn, Hopkik y Cattermole. Liberaron a algunos hijos de muggles, pero yo estoy seguro de que no solo fueron por eso al Ministerio…
—Los Horrocruxes —exclamó.
—¿Horrocruxes? —pregunté, ahora que me acuerdo en una oportunidad escuche a Potter y compañía hablando de esos tales Horrocruxes, pero no pude escuchar más porque se dieron cuenta.
—No te diré nada, no confío en ti.
En realidad ese tema de los Horrocruxes me importaba una mierda en este momento.
—Lo dejaré pasar por ahora, porque tengo asuntos más importantes de los que encargarme.
—¿A qué has venido? ¿Por qué justo ahora te presentas ante mí?
—Te responderé, pero antes; Pinky.
El elfo apareció al instante.
—Amo —el elfo volvió hacer otra reverencia ante mí.
—Trae a Gibbs —le ordene.
A los pocos segundos Pinky apareció con Gibbs.
—¡Oh, Merlín! ¿Qué hiciste, Malfoy? —preguntó Nicole, mirando al hombre en el suelo.
—Vete, Pinky —el elfo desapareció—. No lo mate, solo lo desmaye —le aclaré.
—¿Por qué? ¿Para qué quieres a este hombre aquí?
—Él es Gibbs, trabaja en el Ministerio, es el encargado de unir a las parejas en matrimonio.
Nicole me miró confundida, pero luego pareció entender el porqué de Gibbs desmayado, y retrocedió tres pasos.
—¡NO! ¡NO ME CASARÉ CONTIGO! ¿ACASO TE HAS VUELTO LOCO? —gritó.
—Pues a eso he venido, a casarme contigo antes de llevarte al otro lugar…
—No, me niego… —paso nerviosamente una mano por su rojo cabello—, además soy menor de edad, no puedo casarme aun.
—Basta con que yo si sea mayor de edad para que este matrimonio se lleve a cabo… —me interrumpió.
—No, para yo casarme primero Harry tendría que firmar una autorización donde me da su permiso para poder contraer matrimonio.
Sonreí. Que suerte que pude falsificar la firma de cara rajada, en momentos como estos me gustaría poder abrazarme a mí mismo por mi inteligencia.
Saque un pergamino —donde supuestamente San Potter firmaba la autorización para que yo me pueda casar con su hermana— y se lo entregue a Nicole.
Ella lo tomo, y comprobó horrorizada que la firma que estaba en el pergamino era igual a la de su hermano.
—Harry no pudo firmar esto.
—Claro que no lo hizo, yo falsifique su firma, ¿no crees que es muy inteligente de mi parte? —ironicé—. No creo que lo logres —le advertí al ver sus intenciones de romper el pergamino—, lo hechice para que no pueda ser destruido.
—Eres un reverendo estúpido —volvió a llorar.
—Pero este reverendo estúpido te pondrá a salvo —ya me estaba haciendo enojar. Recuperé el pergamino con un Accio.
—Prefiero morirme antes que tener que casarme contigo —exclamó.
Y aunque no quería tomar muy en cuenta sus palabras, debo reconocer que lo que dijo me dolió, sobre todo a mi ego.
Me acerqué a ella y la tome por los hombros.
—Pues que lastima, pero estarás toda tu vida casada conmigo.
—¡No!
—Ah, se me olvido decirte que hay una ley que dice que toda mujer embarazada y que no esté casada, tiene que contraer matrimonio con el padre de su hijo para asegurar el bienestar del menor.
Nicole se puso pálida.
—¡No! —repitió.
Ya no tenía más tiempo para seguir dando explicaciones. Ahora lo que tenía que hacer es despertar a Gibbs para que nos case, luego llevaría a Nicole con el viejo de Dumbledore y regresaría a casa sin llamar la atención de mi padre y mucho menos del Señor Tenebroso.
—Te lo diré por última vez, tú y yo nos casaremos, y no me importa si quieres o no —intentó replicar, pero no le di oportunidad—. Pero si quieres estar a salvo tú y el niño lo harás, no hay de otra, ¿comprendes? A menos que quieras que uno de los otros mortífagos del Señor Tenebroso te lleve ante él, puesto que ha dado la orden de que te encuentren para poder atraer a su a tu queridísimo hermano.
Se limpió con fuerza una lágrima que resbalo por su mejilla.
—Bien, lo haré, me casaré contigo, así sea el peor error que este cometiendo en mi vida, pero por poner a salvo a mi bebé y Harry, lo haré.
Asentí.
—¡Ennervate! —apenas pronuncié el hechizo, Gibbs despertó.
Poco a poco se incorporó y miró toda la estancia con confusión.
—¿Dónde estoy? —preguntó.
—Eso no tiene importancia —respondí—, lo único que tiene que hacer es casarme con Nicole.
Gibbs miró sorprendido a mi futura esposa.
—¿Usted es la hermana del señor Potter? —preguntó Gibbs y Nicole asintió.
—No hay tiempo para preguntas —advertí—. Tiene que casarnos de una vez por todas.
—Según se, la chica es menor de edad, tendría que tener un permiso para poder contraer matrim… —le extendí el permiso con la firma falsa de Potty. Gibbs lo revisó y no se dio cuenta de que era una firma falsificada—. Bien, entonces… creo que haré lo que me pide, señor Malfoy —dijo aun mirando todo el lugar.
—Aquí tiene su libro de registro —saque el libro de la túnica. Gibbs tomo el libro y lentamente se dirigió hacia la pequeña mesa y coloco allí el libro.
—Eh, bien, señor Malfoy, señorita Potter, acérquense, por favor —pidió.
Me acerque al anciano mago, pero Nicole no se movió de su lugar, y Gibbs nos miró más confundido aun.
Maldita sea.
—Nikki, cariño acércate —la llamé, y ella frunció el ceño, pero de igual manera se acercó—. Ah, y podría ir a la parte importante, no es necesario que lea todo el protocolo.
Gibbs asintió.
—Lo primero que tienen que hacer es unir sus manos, por favor —pidió Gibbs.
Tome la mano de Nicole, puesto que ella no hizo ningún movimiento.
—Bien, señor Malfoy… ¿acepta como esposa a Nicole Lily Potter, para amarla y respetarla, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en pobreza todos los días de su vida?
—Sí, quiero.
—Señorita Potter, ¿acepta como esposo a Draco Lucius Malfoy, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza todos los días de su vida?
Nicole no respondió. Pasaron unos minutos y Gibbs tuvo que repetirle la pregunta.
¿Qué acaso no entiende que es necesario casarse conmigo para ponerse a salvo?
—Sí, quiero —respondió no muy segura.
Con mi mano libre saque de dentro de mi túnica una cajita aterciopelada con las alianzas que mi madre me había dado en una ocasión —las cuales pertenecían a los Malfoy— para cuando decida contraer matrimonio.
Tome la primera alianza de plata y la deslicé en el dedo anular de Nicole, luego ella hizo lo mismo conmigo.
Nos volvimos a tomar de las manos.
Luego de la respuesta de Nicole, Gibbs tomo su varita y apuntó a nuestras manos unidas, recitó las palabras mágicas vinculares —mientras decía el hechizo salía una luz resplandeciente de nuestras manos entrelazadas— sellando así la unión.
—Con este hechizo los uno en una vida prospera, llena de amor, comprensión, respeto y dicha. Ahora son oficialmente marido y mujer. Felicidades señor y señora Malfoy —concluyó Gibbs.
Sentí a Nicole tensarse cuando Gibbs termino con la ceremonia.
Pero yo no espere más y tomé a Nicole de la cintura y uní mis labios con los de ella, sabiendo que le molestaba que la besara, profundice más el beso. Cuando me separe de ella, la vi con las mejillas sonrojadas y tenía levemente el ceño fruncido.
Con otro movimiento de varita quedo registrado nuestra unión en el libro de registros de Gibbs.
—Bien, si eso es todo, entonces debo regresar al Ministerio —dijo Gibbs.
Me volví para observarlo.
—Claro que lo hará, pero antes debo asegurarme de que no le dirá a nadie sobre mi unión con la hermana de Potter.
—Le juro que no diré nada —dijo el hombre.
—No estoy muy seguro, puede que esa sea su intención, pero si el Señor Tenebroso lo obliga, estoy seguro que lo hará, y yo no puedo arriesgarme de esa manera.
—Malfoy, ¿qué piensas hacer? —dijo Nicole, pero yo la ignoré.
—No lo haré. Lo juro —dijo Gibbs, con temor.
—Lo siento —dije apuntándolo con mi varita. Gibbs también me apunto con su varita—. ¡Expelliarmus! —la varita de Gibbs voló a mis manos.
Nicole soltó un grito de horror y retrocedió, pensando que lo mataría cuando lo volví apuntar con mi varita.
—No lo mataré —aclaré a ambos, vi que Gibbs suspiró aliviado—, solo le borrare los últimos recuerdos de su estancia en esta habitación. Obliviate —y todos sus recuerdos los reemplace por otros—. Desmaius —volví a desmayarlo.
—Insisto, tú estás loco —dijo Nicole, mi ahora esposa.
—Pinky —llamé al elfo y este apareció al instante—, llévatelo de regreso al Ministerio —le ordene, y antes de que el elfo se lo llevara puse la varita de Gibbs dentro de su túnica. Y el libro de registros me lo quede yo, eso lo guardaría en un lugar seguro, aun nadie debía enterarse de mi matrimonio con la hermana de cara rajada.
—¿Adónde me llevarás? —preguntó Nicole, cuando nos quedamos solos nuevamente.
—Tranquila, todo a su tiempo, cariño —me acerqué a ella. Trato de retroceder, pero no le di tiempo, la abrace, pegándola a mí, con mucho cuidado de no lastimar su vientre abultado.
—Déjame —gruñó.
—No voy a dejarte, recuerdas que ahora eres mi esposa, me perteneces.
—¡No te pertenezco!
—No voy a discutir contigo sobre eso ahora, teniendo cosas más importantes que hacer.
La sentí temblar en mis brazos.
—¿Qué? —susurró—. No me digas que estas esperando tu noche de bodas —se sonrojó.
Reí con ganas.
—Ya te lo dije, todo a su tiempo, y para mi noche de bodas puedo esperar, así que prepárate —ella empezó a forcejear para que la soltara, pero lo único que consiguió fue que yo la pegara más a mí—. Y recuérdalo siempre, mi amor, tú me perteneces —la besé, y aunque la sentí resistiéndose al principio, luego me correspondió—. Ya lo vez, tú siempre harás lo que yo quiera.
—Estúpido oxigenado.
Le iba a responder, pero escuché un plop, giré y vi a Pinky.
Me separé de Nicole y me acerque al elfo, que bajo la mirada con temor.
—Amo, deje al hombre en el Ministerio como me ordeno.
—Muy bien, Pinky, ahora recoge todas las cosas de la señora porque nos iremos a otro sitio más seguro.
—¿Pinky acompañara a la ama a ese lugar? —preguntó el elfo.
—Por supuesto, quiero que cuides de ella.
El elfo asintió. Y cuando todas las cosas de Nicole ya estuvieron guardadas, la tome de la cintura.
—Pinky síguenos al lugar donde te indique —el elfo asintió y luego desapareció.
—En ese lugar estarás más segura —le dije a mi esposa antes de desaparecer.
A los segundos aparecimos en la casa de mi padrino. Vi a Pinky en una esquina con las pertenencias de mi esposa.
Nicole estaba pálida por la aparición.
—¿Qué lugar es este? —preguntó Nicole, mirando por su alrededor.
—Eso no tiene importancia.
—Señor Malfoy —escuché una voz a mis espaldas, giré y me encontré con el viejo chiflado de Dumbledore.
Nicole sonrió al ver al viejo.
—Profesor Dumbledore —se soltó de mí para ir con el viejo.
—Señorita Potter me alegra volver a verla.
—Es la señora Malfoy ahora —le aclaré. Dumbledore me miró curioso—, nos acabamos de casar.
—Eso es inesperado, pero de igual manera me alegro de volverla a ver —el viejo sonrió a Nicole.
—Bien, yo tengo que regresar a Malfoy Manor, pero seguiré viniendo a ver a mi esposa —recalqué la última palabra.
—Su esposa estará segura aquí, señor Malfoy —dijo Dumbledore.
Asentí.
—Eso espero, porque si no, entonces le diré al Señor Tenebroso que está vivo —lo amenacé—. Pinky estate al pendiente de Nicole.
—Pinky promete cuidar de su esposa, amo —dijo Pinky.
Miré a Nicole y luego desaparecí.
Cuando aparecí en la mansión, no había nadie en la sala, aproveché para ocultar mi aro de casado.
—Draco, ¿dónde estabas? —dijo una voz detrás de mí.


6 comentarios:

  1. oh, dios, siguela por favor

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  2. oh, por merlin, Draco y Nicole se casaron, que romantico!!! ame este capitulo
    y por fa, no te demores en actualizar
    saludos

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  3. hola, merodeadora, siento no haber podido comentar antes, te he tenido un poco abandonada, pero aqui estoy nuevamente, y digo: presente =P
    y bueno que decir sobre este capitulo que espere desde siempre, me encanto, solo espero que Draco cambie su actitud con ella, y deje de comportarse como un idiota, bueno, eso y si quiere conquistar a Nicole
    besos

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  4. me gusto el capitulo, eres una gran escritora
    saludos

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