lunes, 19 de septiembre de 2016

Kreacher


POV Nicole
—Ama —escuché una voz a lo lejos—, ama —repitió la misma voz con mucha más insistencia—, ama Potter, despierte, por favor.
Abrí los ojos lentamente. La voz chillona del elfo logro despertarme; sin darme cuenta me había quedado dormida después de desayunar.
—¿Qué pasa, Pinky?  ¿Acaso vienes a sacarme de aquí? tanteé.
El elfo agacho la cabeza.
—No, ama, Pinky no viene a eso. Pinky solo le trae su almuerzo, ama, está sobre la mesa —señaló la mesa que estaba al costado.
—¿Almuerzo? —pregunté con confusión, puesto que parecía que solo hace unos minutos había desayunado—. Pero, ¿qué hora es? —bostecé.
—La 1:30 p.m., ama. Pinky hubiera venido hace media hora, pero es que Pinky la vio dormida, y no quiso molestar a la ama.
Asentí.
—No importa, Pinky, no te preocupes. Gracias —le sonreí levemente para infundirle confianza, además no me costaba nada porque el elfo era muy amable conmigo, y él no tenía la culpa de nada de lo que me pasaba, él solo seguía órdenes—. Creo que dormí mucho, me siento mareada —dije al intentar sentarme.
—Eso es normal en su estado, ama.
Toqué mi ligeramente abultado vientre, y sentí que mi pequeño se movió. Sonreí.
Me levante con mucho cuidado de la cama, ya que aún estaba mareada, me acerque a la mesa y me senté en la silla. Me sorprendí mucho al ver nuevamente que en el plato había comida muggle, pero en el vaso había jugo de calabaza y en el otro vaso había leche.
—Dime una cosa, Pinky —dije al elfo, el cual me miró con sus ojos saltones—, ¿estamos en el mundo mágico o en el mundo… muggle?
Estaba casi segura de que no estaba en el mundo muggle, y eso lo hacía más extraño aun, porque un mortífago me secuestraria y me llevaría al mundo muggle, en vez de llevarme ante esa asquerosa serpiente.
Pinky no respondió inmediatamente, solo se me quedo mirando en silencio. Parecía que no sabía que contestarme.
—¿Qué pasa, Pinky? ¿Acaso tu otro amo te ha prohibido decirme dónde estoy? ¿Es eso? —el elfo seguía callado—. Oh, vamos, Pinky, esta habitación esta hechizada, y no solo la habitación, asumo que toda la casa, y te recuerdo que yo no tengo mi varita. ¿Qué piensas que romperé el vidrio y escaparé? Simplemente no podría. Por favor, Pinky, vamos a suponer que logre romper el vidrio, no creerías que saltaría, ¿o sí? —el elfo seguía en silencio, y eso me estaba desesperando—, pues no lo haría, estoy embarazada, ¿recuerdas?, y no pondría en peligro la vida de mi bebé solo por mis ganas de escapar.
¡Merlín! ¿Por qué el elfo duda de mí? ¿Acaso me cree tan mal que haría cualquier cosa para escapar?
Pinky seguía sin decir una palabra, y me estaba poniendo de malas. ¡Cielos! Estas hormonas sí que pueden ser molestas.
—¿Y bien? —le urgí.
—Estamos en el mundo muggle, ama —susurró tan bajo, que apenas pude escucharlo.
«Estamos en el mundo muggle», repetía una y otra vez en mi cabeza. ¿Pero qué significa esto?
¿Por qué el mortífago que me secuestro me traería y me encerraría en el mundo muggle? ¿O no sería un mortífago sino un auror? No, no lo creo, no creo que sea un auror, ya que un auror no actuaria de esta manera, y además, el que me secuestro estaba vestido completamente de negro y tenía una máscara que le cubría el rostro. Pero entonces, ¿por qué me trajo al mundo muggle? ¿Acaso me querría proteger, y sí…?
—Ama —la voz de Pinky me saco de mis cavilaciones—, tiene que comer, ama —yo asentí como una monótona y cogí el cubierto—, y no se olvide de tomar la leche, eso es bueno para sus huesos. Bueno, Pinky la dejara comer, ama.
Y justo cuando iba hacer una reverencia, y luego desaparecer, yo lo detuve.
—¡Espera! —le grité y Pinky se quedó.
—Sí, ama, ¿en que puede ayudarla, Pinky?
—Por favor, te pido que me digas quien es la persona que me tiene secuestrada —le rogué.
—Lo siento mucho, ama, pero Pinky no está autorizado a darle esa información —y luego de decir eso, hizo una reverencia y desapareció.
Me quedé anonadada. Pero bueno, al menos lo intente.
Y aun así, me sigo preguntando una y otra vez, ¿quién podría ser la persona que me tiene secuestrada?

POV Hermione
Desperté cuando escuché un ruido, parpadeé tratando de saber de dónde provenía ese ruido. Y nuevamente escuché el ruido; me senté de golpe y miré a mí alrededor, las bolsas de dormir que habían usado Harry y Ron; y donde este último aún estaba perfectamente dormido, pero la de Harry estaba vacía, eso me preocupo.
¿Qué puede estar haciendo Harry? ¿O tal vez está en peligro?, me pregunté.
—Ron —lo moví ligeramente, pero no se despertó—. ¡Ron, despierta! —lo moví nuevamente, con mucho más fuerza que al comienzo, pero nada, él seguía dormido. No lo pensé, simplemente actué, saque mi varita y lo apunte—: Aguamenti —el agua salió de mi varita directo a la cara de Ron.
Y al instante que el agua mojo su rostro, él despertó.
—¿Qué pasa? —dijo Ron con el ceño fruncido, se pasó la mano por la cara y me observó con la varita en la mano—. ¿Qué rayos te pasa, Hermione? ¿Acaso estás loca? ¿Por qué me despiertas de esa manera? —me reclamó.
—Silencio, Ronald. No es momento. Ahora lo importante es Harry.
—¿Qué pasa con él? ¿Dónde está? —preguntó saliendo de su bolsa de dormir.
—Creo que está en el segundo piso, he escuchado ruidos, tal vez esté en peligro —le conté. Ron mi miró—. Vamos, Ron, tenemos que ayudarlo —lo urgí.
Ron y yo nos dirigimos escaleras arriba, con nuestras varitas cogidas firmemente, por si acaso sea necesario.
Y cada vez que nos acercábamos más al segundo piso, los ruidos se podían escuchar más claramente, y por lo que creía esos ruidos venían de la habitación que había pertenecido a Sirius. Llegamos a la puerta de la habitación y Ron abrió la puerta; y allí dentro encontramos a Harry, con un montón de cosas sobre el suelo, parecían ser que eran las pertenencias de su padrino.
—Oh, Harry, que bueno que estas bien —corrí abrazarlo—, escuché ruidos y creí que estabas en peligro.
—Sí, y me despertó con un Aguamenti —se quejó Ron.
Harry sonrió.
—Ya lo veo —dijo Harry al verle la camiseta un poco mojada—. Pero no se preocupen, estoy bien. Es solo que no pude dormir, y por eso me levante y decidí revisar las habitaciones. Empecé por la de Sirius.
—¿Y encontraste algo que nos pueda ser útil? —le pregunté.
—No. No encontrada nada aun, pero encontré unas viejas fotos donde sale mi padre y mi madre juntos con Sirius y Remus. También una donde salgo yo de bebé con mis padres —me tendió las fotos.
—Te pareces mucho a tu padre, pero heredaste los ojos de tu madre —dije, y si, todos siempre le decían lo mismo, pero no pude evitar comentarlo. Harry sonrió levemente.
Sentí que Ron se acercaba a mí para ver las fotos.
—Nikki no sale en las fotos, pero ella se parece mucho a tu madre y heredo los ojos de tu padre —comentó Ron.
—Sí, pude darme cuenta de eso —estuvo de acuerdo Harry.
—Toma, Harry, guárdalas, esto te pertenece ahora —le devolví las fotos y él las guardo dentro de su bolsillo de su chaqueta.
—Tengo hambre —dijo Ron repente. Eso no era extraño en él, creo que Ron podía comer como unas ocho veces al día.
—Oh, cierto —susurré.
Baje rápidamente las escaleras, y volví a la habitación con mi bolsa de cuentas.
—¿Qué pasa? —preguntaron los dos al unísono.
—Les deje ropa limpia abajo. Ahora yo me voy a bañar y salgo para solucionar tu hambre, Ron —salí directo a unas de las habitaciones continuas.
Tome una ducha rápida y luego me puse unos vaqueros, una blusa de manga larga y encima me puse un abrigo color azul, y para terminar me puse los calcetines y me calce unas zapatillas.
Baje a la sala, y allí vi a Harry y a Ron —ellos también se había duchado y se habían puesto la ropa que les deje— sentados en el sofá, estaban pensativos.
—¿Qué sucede? —les pregunté tomando mi bolsa.
—¿También metiste comida en tu bolsa? —preguntó Ron, mirando mi pequeña bolsa con insistencia.
Negué con la cabeza.
—No, Ron —le contesté mientras sacaba un frasquito con poción multijugos.
—Entonces, ¿cómo piensas solucionar mi hambre? —preguntó un confuso Ron.
Antes de contestarle a Ron, miré Harry, el cual estaba en silencio, seguía tan metido en sus pensamientos que no nos prestaba atención.
—Voy al supermercado a hacer compras —le contesté luego de unos minutos. Ron puso cara de estar más confundido, y Harry recién en ese momento pareció prestarme atención.
—¿Vas al supermercado? —preguntó Harry parpadeando—, pero Hermione con qué dinero, yo no tengo dinero, bueno, si tengo, pero no es dinero muggle, es mágico.
—No te preocupes por eso, Harry. Yo tengo mis ahorros. Tramite una nueva tarjeta de crédito a nombre de una conocida, ella me presto sus datos y ahora yo me haré pasar por ella.
—¿Qué? No, no puedes salir, será peligroso —dijo Harry.
—No lo será —trate de mentir.
—Sí, si lo será, así que por lo menos permite que te acompañe —se ofreció Harry.
—Yo también te acompaño —se ofreció Ron.
—No, ninguno de los me acompañara, será más peligroso para ustedes dos.
—Y qué piensas que tú no corres peligro también, Hermione —dijo Ron.
—Pues no, porque voy a tomar esta poción multijugos —les mostré el frasquito con la poción—, y me transformare en mi amiga. Y ni se les ocurra insistir en acompañarme porque ustedes sí que estarían en peligro. Tú, Ron que eres considerado un traidor a la sangre y sobre todo tú Harry, que te consideran el buscado número uno.
Y sin darles tiempo a replicar, tome la poción, y está en segundos empezó a ser efecto. Mi cabello se volvió de un rubio dorado y lacio, mi piel se puso un poco más clara y mis ojos se volvieron de color verde azulado, mi cuerpo se ancho ligeramente y por fortuna ambas éramos de la misma estatura.
—Bien, ya estoy lista —les informé—. Ahora voy al supermercado. Vuelvo en una par de horas.
Camine hacia la puerta y mientras lo hacía escuché a Ron preguntarle a Harry:
—¿Supermercado? ¿Tarjeta de crédito? ¿Qué es eso?

***

Un par de horas después, ya estaba nuevamente en Grimmauld Place con todas las compras hechas, había comprado comida para muchos días. Pan, cereal, leche, verduras, huevos, tocino, agua mineral, jugos, café, té, fruta de temporada, pollo, carne y muchas otras cosas más. Me imagino que los chicos deben de estar muy hambrientos, sobre todo Ron.
—Ya llegue, chicos —grité para que sepan que era yo.
Los dos salieron al recibidor.
—Estaba preocupado por ti, Hermione, si no llegabas dentro de unos minutos, hubiera salido a buscarte —dijo Harry.
—Hubieras cometido un error. Además, no es necesario, ya estoy aquí —me fije en Ron, el cual estaba callado, solo me miraba a mí y luego a las bolsas.
Sonreí. Ya entendía, Ron piensa que solo he comprado dos bolsas con comida.
—Bueno, iré a guardar todo esto en la cocina —anuncié.
—Pero no son muchas cosas, creo que ni te vas a cansar en guardar todo eso —Ron señaló las dos bolsas que tenía en las manos.
—Oh, claro que sí, Ron, estás bolsas de supermercado tienen el mismo hechizo que mi bolsa de cuentas —Harry y Ron me miraron sorprendidos—. Los llamaré cuando esté listo el desayuno, no se preocupen, no demoraré mucho. Mientras tanto vayan a lavarse las manos.
—Pero, Hermione, nuestras manos están limpias —dijo Ron.
—Sí, pero la casa está llena de polvo y seguramente ustedes han estado tocando los muebles y eso quiere decir que sus manos si están sucias, así que por favor háganme caso.
—Se ha vuelto más mandona —escuché que Ron le decía a Harry mientras iban a lavarse las manos como les dije.
—Escuche eso —le grité a Ron.
Luego de unos minutos ya había acabado de guardar todo en la alacena —mediante magia, claro— también limpié la cocina y después me puse a cocinar a lo muggle. Hice ensalada de fruta, huevos con tocino, jugo de naranja, café, y puse sobre la mesa el pan y la leche.
—¡Harry! ¡Ron! Vengan, ya está el desayuno —los llamé.
El primero en aparecer fue Ron y tras él venía Harry. Los dos se sentaron en la mesa, y yo junto a ellos. Y vaya, que me lleve una sorpresa, puedo jurar que nunca había visto a Ron tan hambriento, parecía que no había comido en meses, casi devoro todo el solo, menos mal que pude salvar algo para Harry y para mí.
—Ahora si estoy satisfecho —dijo Ron después de terminar de desayunar—, en verdad la comido muggle es deliciosa.
Sonreí por su comentario. Pero rápidamente me fije en Harry, que nuevamente esta callado.
—¿Qué te pasa, Harry? —le pregunté.
—Eh, nada —contestó él saliendo de sus pensamientos. Pero yo sabía que lo tenía así, o por lo menos algo de lo que tenía tan pensativo.
—Son los Horrocruxes, ¿cierto?
Él asintió.
—No te preocupes, ya verás que entre Ron, tú y yo lo encontraremos todos —trate de animarlo.
—Ojala —susurró—. Pero no es solo por eso. También estoy preocupado por mi hermana.
—Ella está bien en mi casa —dijo Ron.
—Sí, Ron tiene razón —dije—. Seguramente ahora esta con todos los Weasley, protegida.
Ron asintió.
—Sí. Pero entonces, no sé porque tengo el presentimiento de ella está asustada, de que no está bien.
—Son solo imaginaciones tuyas, Harry —dije.
—Tal vez y si es eso —susurró.

***

Los días pasaron muy lentos, por más que pensáramos en donde podrían estar el resto de los otros Horrocruxes, simplemente estábamos bloqueados, y esto nos ponía de mal humor. En El Profeta no salía ni una noticia que nos pueda servir de ayuda. Aunque en realidad no esperábamos ayuda de ese diario, ya que sabíamos que los mortífagos controlaban a los trabajadores y por eso no salía nada relacionado con Voldemort —esa maldita serpiente— y aparte Harry estaba cada vez más preocupado por Nikki, y por más que Ron y yo le aseguráramos que ella estaba bien, Harry decía que tenía un mal presentimiento.
Casi finalizando octubre, ya habíamos registrado la mitad de la casa, pero no encontramos nada útil, y mucho menos habíamos encontrado nada relacionado con R. A. B., y mucho menos ni una pista de cómo resolver el enigma de los Horrocruxes. Ya me había leído toda la biblioteca de los Black, y aun así no había encontrado nada.
Tal vez debería volver a leer los libros hasta encontrar una pista.
Ahora estaba mirando el tapiz donde estaba el árbol genealógico de la antiquísima noble familia Black, y pude darme cuenta de que Draco era el último integrante de la familia Black, pero pude divisar que desde la imagen de Draco salía una línea la cual se entrelazaba con una imagen borrosa, aun sin forma, esa imagen borrosa no podía significar otra cosa que su futuro hijo con Nikki, la hermana de Harry. Me imagino que esa imagen aún estaba borrosa porque en niño aun no nace.
Estaba aún concentrada en esa imagen borrosa, cuando escuché un ruido. Salí inmediatamente de esa habitación y me junte con Harry y Ron, los cuales estaban con sus varitas apuntando a alguien.
—¿Qué sucede? —les pregunté en un susurró.
—Shh… —dijo Ron.
—¿Quién eres? ¡Identifícate! —dijo Harry con voz grave, pero sin dejar de apuntar en ningún momento a la figura a unos pasos de distancia de nosotros.
—Soy Remus John Lupin, licántropo, fui profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts en 1993 y 1994, miembro de la Orden del Fénix y el esposa de Nymphadora Tonks —contestó el profesor Lupin en son de paz, con las manos hacia arriba.
—Bajen las varitas —les órdenes a mis amigos—, no se dan cuenta de que es el profesor Lupin.
—No podemos estar tan seguros de eso, Hermione, primero que se muestre a la luz —dijo Harry, y el profesor Lupin aun con las manos en alto se abrió paso por entre las dos varitas que aún lo apuntaban, y cuando ya estuvo en el recibidor donde había luz Harry y Ron comprobaron que si era Remus Lupin.
—Ya ven que si es el profesor Lupin —los regañé. Y ahí recién ellos bajaron las varitas.
—Está bien, Hermione, ellos no se deben de confiar tan fácilmente —dijo Lupin con voz ronca.
—Remus, ¿qué sucede? ¿Por qué has venido? Digo no es que no me agrade tu visita, pero ¿acaso ocurrió algo malo? —preguntó Harry.
—No pasa nada, Harry. Todo sigue igual —contestó el profesor, pero estaba raro, se le veía muy cansado, tenía ojeras, tal vez sea porque ya paso la luna llena.
—Te ves cansado, Lupin —dijo Ron—. ¿Quieres algo de tomar? —le preguntó.
El profesor negó con la cabeza.
—Entonces, ¿quieres comer algo? —le pregunté.
—No, muchas gracias, es solo que acaba de pasar la luna llena, y siempre termino exhausto. ¿Y ustedes cómo están? Creía que estaban en otro lugar, como Severus sabe de este lugar.
—Yo se los dije —exclamó Ron—, pero ellos insistieron en venir aquí —nos señaló a Harry y a mí.
—Era lo mejor, Ron —le dijo Harry—. Remus, ¿qué paso después de la boda? ¿No hubo heridos? ¿Cómo están todos en la Madriguera?
Lupin se quedó en silencio unos segundos.
—Están bien, no te preocupes, Harry. No hubo heridos, porque llegaron los aurores y juntos pudimos contra los mortífagos. Al final los aurores se llevaron a Azkaban a algunos mortífagos que pudieron atrapar. En verdad no deben preocuparse solo eran mortífagos de bajo rango.
—¿Y cómo está mi hermana? Y Ginny? —le volvió a preguntar Harry.
—Ginevra regreso a Hogwarts, igual que la señorita Lovegood, tenían que hacerlo, están obligadas a ir por estar en edad escolar —contestó Remus. Harry y Ron pusieron mala cara—, y mi ahijada está bien, ella se quedó en la Madriguera.
Todos miramos con confusión a Remus.
—¿Quién es tu ahijada? —preguntó Ron, sin ocultar su curiosidad.
—Mi ahijada es Nicole, tu hermana, Harry, ¿no lo sabían? —preguntó, y nosotros negamos con la cabeza—. Bueno, es que James escogió a Sirius para que sea el padrino de Harry, y luego de que nació Nicole, Lily me escogió a mí para que sea su padrino —contó.
—Vaya, no sabíamos eso —comenté.
Harry asintió.
—¿Y cómo va el embarazo de mi hermana? —preguntó Harry.
El profesor Lupin se quedó callado un momento y luego respondió:
—Su embarazo está avanzando bien… no te preocupes, Harry —la respuesta de Lupin me pareció rara, era como si ocultara algo. ¿Le habría pasado algo a Nicole? ¡Oh, Merlín! Espero que no. Lo mejor será no decir nada de lo que estoy pensando.
—¿Qué sucede? —preguntó Ron también notando que Remus ocultaba algo.
—Es que… miren —saco El Profeta del bolsillo de su túnica y nos la extendió.
Ron lo tomo y empezó a leer en voz alta.

Decreto I: A partir de ahora todos los jóvenes que estén en edad escolar, tendrán que asistir obligatoriamente al prestigioso colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

—Eso era esperarse —comentó Harry.
—Pero ¿por qué tiene que ser obligatorio? —pregunté.
—Ya se los había comentado, es por eso que Ginevra y la señorita Lovegood han tenido que regresar a Hogwarts. Piensan que así van a poder tener controlados a los rebeldes y detractores, a través de sus hijos, así los controlan tanto a adultos como a los más jóvenes.
—¡Eso es muy injusto! —exclamé indignada.
—Sí. Pero eso no es lo peor, Hermione —dijo Remus—. Por favor, Ron lee el siguiente decreto.
Ron asintió.

Decreto II: El registro de los “Hijos de Muggles”, se les interrogará y se les hará una investigación extenuante para determinar cómo obtuvieron magia. Una investigación recientemente realizada revela que la magia solo puede transmitirse entre magos, mediante la concepción de los bebés. Por lo tanto, si no existen antepasados mágicos conocidos, es posible que los llamados “Hijos de Muggles” hayan obtenido sus poderes mágicos por medios ilícitos, como el robo o hayan empleado la fuerza.

—Eso es terrible, me siento humillada… ¿ellos no pueden hacer eso, verdad?
—No solo pueden, sino que ya lo están haciendo, pero no te preocupes, Hermione, no podrán probar nada —me consoló Remus.
—Por supuesto que no podrán hacer nada —aseguró Harry, pero a decir verdad yo ya no sabía que creer.
—Hermione, no te preocupes —dijo Ron, pero a mí ya me estaba cansando ese «no te preocupes», no solo por decir esa frase me iba a dejar de preocupar—, si quieres yo te puedo hacer pasar como parte de mi familia, te daré mi árbol genealógico para que te lo aprendas y así puedas responder a sus preguntas.
En momentos como estos, Ron era verdaderamente atento y amable, y me gustaba cuando era así. Me gustaba más de lo que debería.
—Gracias, Ron —le dije.
Todos nos quedamos callados unos minutos, hasta que nuevamente el profesor Lupin hablo.
—¿Y ahora adónde se dirigen?
—No lo sabemos aún. ¿Por qué? —preguntó Harry.
—Bueno, es que… —Remus empezó a hablar, pero callo pensativo.
—¿Qué es lo que pasa, Remus? —le preguntó Ron.
—No pasa nada, solo quería saber si podría acompañarlos en la misión que les dejo Dumbledore.
Eso que dijo me sorprendió. ¿Y qué pasaba con Tonks?
—Pero, ¿y Tonks? —le pregunté.
El semblante de Remus se puso tenso.
—Que hay con ella —dijo de manera osca.
—¿Todo está bien… con ella? —me atreví a preguntar.
—Sí. Bueno… Dora está embarazada —me pareció que dio la noticia en un tono no muy agradable. Aunque tal vez sean imaginaciones mías.
—Eso es genial, felicidades —Ron le extendió el brazo a Remus el cual acepto con un poco de aprehensión.
—¡Oh! Fantástico, Remus muchas felicidades —lo felicite, en verdad estaba muy feliz por él.
—¡En serio! ¡Qué bien! —dijo Harry, pero me di cuenta de que a él tampoco le gusto el tono que había utilizado Lupin al dar esa buena noticia.
—Entonces… ¿qué dicen? ¿Voy con ustedes? —preguntó Remus.
—Pero ¿y Tonks? —dijo Ron.
—Ella estará bien con sus padres —respondió nuestro ex profesor de DCAO.
—Pero, no deberías estar con ella, estoy segura que Tonks…
—Ustedes no entienden —dijo Remus interrumpiéndome—. Mi hijo puede nacer como yo, o puede avergonzarse de mí, soy un licántropo, que tipo de vida le puedo ofrecer, apenas puedo conmigo.
—Eres un cobarde.
—¡Harry! —lo regañé. ¿Cómo podía hablarle así a Remus?
—Así que piensan que soy un cobarde.
—Sí. Lo eres, mi padre sacrifico su vida para salvar a mi madre, para salvarme a mí y tú lo único que haces es huir, mi padre no te lo hubiera permitido.
—¿Es que no lo entiendes, Harry? Soy una aberración.
—No, no lo eres… Remus —trate de acercarse a Remus, pero Harry me sostuvo de la mano, impidiéndome que dé un paso.
—Tal vez tenga razón, Hermione, si ser hijo de muggles está siendo penado, imagínate ser hijo de un hombre lobo. Tienes razón, tu hijo se avergonzaría de ti, por ser un cobarde que lo abandono a su suerte y Tonks, ella te odiara por dejarla cuando más te necesitaba —Harry le hablaba con tanta ira a Remus que casi podía jurar que los ojos de este último ardían como llamaradas.
Y lo peor pasó luego de las palabras de Harry.
Remus saco su varita para enfrentar a Harry, y este hizo lo mismo, Ron solo observaba a los dos magos en duelo, mientras que yo no sabía qué hacer, estaba demasiado nerviosa.
Pero antes de que se pudiera hacer algo, Remus había lanzado un puñetazo a Harry, este lo esquivo y golpeo fuertemente la quijada del licántropo, mandándolo al suelo, yo corrí hacia Remus, pero este se levantó y salió de Grimmauld Place, dando un portazo.
Apenas Remus salió de la casa yo me solté a llorar. Esto era terrible, no podíamos pelear entre nosotros y mucho menos en estos momentos. Pero lo que Harry le dijo a Remus fue muy fuerte, y ahora él estaba enojado, y quien sabe a dónde ira o si dejara a Tonks sola.
Seque mis lágrimas y miré a mi alrededor. Harry y Ron estaban en la misma posición de hace cinco minutos. No quería hablar con ellos, ahora todos estábamos muy ofuscados, así que hice lo mejor que podía.
—Iré a la biblioteca a seguir buscando información —les avise y sin esperar respuesta me dirigí al salón.

***

Casi dos horas después de estar encerrada leyendo, y de recordar algunas cosas, llegue a una conclusión.
—Harry, Ron, vengan —les grité.
Al instante ellos aparecieron con las varitas en alto.
—¿Qué pasa, Hermione? ¿Te encuentras bien? —me preguntó Harry al entrar a mi habitación de golpe. Tas él venía Ron.
—¿Qué sucede, Hermione? ¿Por qué gritabas? —preguntó mi amigo pelirrojo.
—Oh, lo siento, no quise asustarlos, pero es que, primero vengan siéntense —palmeé mi cama para que se sentaran, así lo hicieron—. Harry, te acuerdas que el Guardapelo que te dio el profesor Dumbledore era falso.
—Sí, pero ¿qué pasa con eso? —preguntó Harry.
—Que ya pude descubrir quién es R. A. B. —ellos me miraron—. ¿No lo entienden? Hace dos años, cuando la Orden tenía como guarida a Grimmauld Place. Se acuerdan que cuando limpiamos encontramos un guardapelo que nadie logro abrir.
—Claro, es cierto. Como pude olvidarlo —dijo Harry un poco más animado—. Pero ¿dónde crees que esté ahora?
—Tal vez está por algún lugar de esta casa —dijo Ron.
—Yo creo que lo más lógico es que Kreacher lo tiene, o que al menos él sepa algo —dije.
—Cierto, Harry. Anda, llámalo, después de todo es tu elfo, te lo heredó Sirius —miré a Ron indignada, ¿cómo podía hablar así de un ser vivo? Si no se ha dado cuenta Kreacher no es un objeto. Ron pareció darse cuenta de mi mirada, porque titubeó al decir lo último—: eh… anda llámalo… lo necesitamos ahora.
—Está bien, lo haré —Harry se quedó un momento en silencio—. ¡Kreacher! —gritó luego.
Al instante escuchamos un plop y una pequeña criatura apareció ante nosotros. Su cara de Kreacher era osca.
—El amo ha llamado a Kreacher —dijo el elfo haciendo una reverencia demasiado exagerada hacia Harry en cuanto lo vio. Cuando vio a Ron le dirigió una mirada de desdén, pero cuando me observó a mí, su mirada fue con aprensión y hasta podría decir que asco.
No lo tome a mal, la pobre criatura solo seguía las ordenes de los que fueron sus antiguos amos, los Black.
—Kreacher —dijo Harry acercándose a él—. Quiero que me respondas una pregunta. Es muy importante —agregó.
Kreacher asintió.
—Queremos —Harry nos señaló a Ron y a mí—, saber todo acerca de este guardapelo —Harry le extendió el guardapelo falso a Kreacher, y este abrió mucho más los ojos en cuanto lo vio. Estaba sorprendido, se le notaba.

POV Draco
—Dumbledore no está muerto, yo no lo mate, fue solo un plan que teníamos él y yo —gritó.
—¿Qué? —pregunté desconcertado—. ¿Qué has dicho?
—Como te dije todo fue un plan entre Dumbledore y yo, use magia antigua, así que duplique a una persona, en este caso a Dumbledore. Y a la persona que supuestamente mate, no era más que una ilusión.
¡Qué rayos!
—¿Y por qué no me informaron del nuevo plan? Yo creí que el viejo chiflado en verdad había muerto —grité lleno de ira.
—Si te decíamos el plan, entonces, tú no ibas a actuar tan natural cuando vieras caer muerto a Dumbledore, y entonces tus amigos sospecharían.
Maldita sea, me engañaron.
—Así que me engañaron —murmuré—. Bien, pero ni siquiera ahora que me has dicho la verdad te diré donde esta Nicole.
Snape frunció el ceño.
—¡Tienes que decirme donde esta Potter, Draco! Entiende que es por su bien.
—Ya te dije no te lo diré.
Snape se acercó a mí.
—Mira, mejor hablamos de esto más tarde, ahora no estoy de humor para escuchar tus necedades, Draco —siseó—. Debemos bajar a la reunión con el Lord.
Y sin decir nada más quito el hechizo silenciador y salió de mi habitación.
Respiré profundo en cuando él se fue, arregle mis ropas y baje a la dichosa reunión.

***

—Mi Lord —dije haciendo una reverencia, y luego me senté junto a mi padre.
—Draco, te esperábamos —dijo el Lord con voz siseante. Luego volvió su vista a Snape—. Severus, como ya te lo había mencionado, ahora tú serás el nuevo director de Hogwarts —Snape asintió levemente—, y quiero que des a conocer las nuevas reglas a los alumnos, nuevas reglas que yo te daré.
—Sí, mi Lord.
Luego giró su rostro hacia mí, y cuando me observó parecía que podía ver a través de mí. No me gustó nada esa sensación.
—Y tú, Draco, para ti te tengo una nueva misión, la cual espero que puedas cumplir —recalcó—; me enteré que la hermana de Potter está desaparecida —sentí la mirada de Severus sobre mí, pero lo ignoré— la chica Potter desapareció mientras mis súbditos estaban en esa horrenda boda del traidor a la sangre, pero ninguno de mis súbditos fue quien se la llevo —el Lord calló esperando que dijera algo, pero al ver que seguía en silencio continuo—: bueno, pues tu misión será encontrarla y traerla ante mí, deberás encontrarla tú primero antes que los traidores a la sangre de los Weasley, antes la grandiosa Orden del Fénix y antes que los ineptos de los aurores, ¿está claro? —siseó.
—Está claro, mi Lord —respondí.
—No tenga duda de que esta vez Draco si cumplirá con su misión, mi Señor —le aseguro mi padre.
—Eso espero, Lucius. Porque si vuelve a fallar, así como tú lo hiciste, entonces los Malfoy dejaran de ser importante para mí.
Mi padre empalideció en cuando escucho eso, pero no replico nada. En realidad nadie lo hizo.
—Mi Señor —dijo mi tía Bellatrix con adoración—, no podríamos de una vez desintoxicar el mundo mágico de los asquerosos sangre sucias y las escorias de los traidores a la sangre.
El Lord hizo una mueca que podía pasar como sonrisa.
—No te desesperes, mi querida Bella, todo a su tiempo, primero debo acabar con Potter. Yo debo acabar con los dos últimos Potter, ambos son un estorbo en mis planes —siseó.
Debajo de la mesa yo apreté mis puños, no podía permitir que le pasara algo a Nicole, no a ella ni al bebé que llevaba dentro, a mi hijo.

***

El tiempo iba pasando ya casi había finalizado octubre, y yo le daba largas al Lord sobre el paradero de Nicole Potter, y siempre trataba de ocultar mis emociones y poner mi mente en blanco cuando sentía que él trataba de leer mi mente. Y gracias a Merlín, el Lord no sospechaba que yo no le decía la verdad. Él estaba muy confiado porque iba ganando terreno en el mundo mágico.
Y por más que Severus siempre me decía que debía decirle donde tenía a Nicole, yo nunca le decía nada, no la quería alejar de mí, sabía que a nadie se le iba ocurrir que yo la tenía secuestrada en el mundo muggle. Allí ella estaba segura, alejada de toda esta guerra que comenzaba, y la cual aún no parecía tener fin.
—Draco —esa era la voz de Severus, nuevamente venía a insistir.
—¿Qué quieres ahora, Severus? —me burlé—. ¿Vienes a hacerme una visita de cortesía? Lo lamento, pero ahora no tengo tiempo de atenderte como se debe.
—Déjate de estupideces, Draco.
—Relaje, Severus, no pasa nada.
—¿Dónde la tienes? Debes decirme donde está, es por su bien. Dumbledore mismo la protegerá.
¿Qué dijo? Que el viejo chiflado la protegería.
Me quede pensando en su propuesta. Si le entrego a Nicole a Severus, él la llevaría con Dumbledore y estaría protegida. Pero ¿qué pasaba si otra vez cambiaban sus planes y no me informaban de nada? No, no podía poner en peligro la vida de Nicole y de mi hijo. Antes tenía que cerciorarme de que podía confiar nuevamente en Severus.
—Y piensas que porque me dices que el viejo loco ese cuidara de Nicole, yo te diré donde la tengo. Que iluso eres, Severus.
—No seas testarudo, Draco. Hazlo por el bien de tu hijo, piensa dentro de cinco meses nacerá, dime ¿qué vas a hacer con una chica y un bebé tú solo?
—Pues…
En eso tenía razón. Maldita sea que haría para protegerlos. Ahora todavía puedo, pero cuanto más pase el tiempo más difícil se pondrán las cosas.
—¿Qué acaso no escuchaste lo que dijo el Lord? —lo ignoré. De seguro si él veía que no le hacía casa se largaba de una vez y me dejaría pensar bien las cosas—. El Lord dijo que acabaría con los Potter, y si no te acuerdas, la madre de tu hijo es una Potter.
No tenía que decírmelo. Eso ya lo sabía de sobra. Aunque tal vez eso podría cambiar.
Sonreí ante la idea que se me había ocurrido.
—¿De qué te ríes? No es gracioso lo que te estoy diciendo —gruñó.
—Ya tengo la solución —Severus me miró atento—. Nicole dejará de ser una Potter para pasar a ser una Malfoy, por supuesto, y así el Lord no la lastimará.


3 comentarios:

  1. hola, Merodeadora Black, este fue un emocionante capitulo, en verdad me gusto, sobre todo la parte en cuanto Severus le reclama a Draco sobre el paradero de Nicole, y que nuestro querido rubio ya sabe como que hacer para salvar a su amada
    besos

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  2. ah, y por cierto hermosa portada, me gusto =P

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  3. amo tu historia, y por favor no te demores mucho en actualizar

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