POV Autora
Nicole
despertó en una habitación oscura, muy oscura, no había ni una rendija por
donde se infiltrara luz. La pelirroja parpadeó un par de veces tratando de
acostumbrar a sus ojos a la oscuridad; pero por más que trato de ver en donde
estaba no pudo, solo se dio cuenta que estaba sobre una mullida cama, trato de
sentarse, pero un mareo se lo impidió, así que volvió a recostarse en la cama.
¡Ay! ¿Qué me pasa?, se preguntó Nicole,
poniendo una mano sobre su cabeza. Todo le daba vueltas y no lo soportaba.
Decidió
quedarse quieta, tratando de que así se le pasara esos horribles mareos.
Varios
minutos después, Nicole empezó a sentir la mejoría, no hacer ni un movimiento
había servido, ya que los mareos poco a poco empezaron a menguar.
¿Mi varita? ¿Dónde está mi
varita? La necesito para poder salir de aquí, se dijo la pelirroja. Se incorporó de la
cama lentamente, calculando cada movimiento, ya que no quería sufrir ninguna
caída. Empezó a tantear por el pequeño velador que estaba al costado de su
cama, pero no había nada.
Se
quedó parada, respiró profundo. Y entonces los recuerdos poco a poco vinieron a
ella, recordó la boda de Bill y Fleur, la fiesta, el ataque de los mortífagos,
y luego a ese hombre enmascarado, vestido totalmente de negro, otro mortífago
evidentemente. Él le lanzo un Desmaius,
y después de eso había despertado en esa habitación oscura.
Pero ¿por qué me secuestro?, se preguntó Nicole. ¡Ay! No seas tonta, Nicole, te secuestraron
porque eres la hermana de Harry Potter, “El Elegido”.
—¿Dónde
estoy? ¿Qué lugar es este? ¿Qué quieren de mí? —susurró Nicole, poniendo una
mano en su vientre ligeramente abultado, el cual se encontraba tenso debido a que
sentía la preocupación de la chica.
Volvió
a caminar lentamente, no pudiéndose quedar quieta. Tanteó hasta llegar a lo que
parecía una puerta. Tomo el pomo y trato de abrir la puerta, la cual estaba
cerrada con un potente hechizo. Eso hizo que los nervios de la chica se
descontrolaran, no le gustaba estar encerrada, sentía que le faltaba el aire;
pero eso no era todo, ella temía por la vida de su bebé, ya que sin su varita
no podría defenderse de los hechizos que le lanzarían.
—Auxilio,
sáquenme de aquí. ¡Abran la puerta! —Gritaba a la vez que golpeaba la puerta
desesperada—. ¡Que no me escuchan! ¡Abran la puerta, por favor! ¡Por favor! —su
voz se iba apagando, paro para respirar.
Pero que tonta soy, de
seguro que también deben de haber silenciado esta habitación, pensaba Nicole.
Se
recargo en la puerta, y luego se fue resbalando hasta quedar sentada en el frío
suelo. Lágrimas saladas empezaron a salir de sus ojos, y resbalaban por sus
mejillas. Y al no poder hacer otra cosa, la pobre chica solo lloraba, lloraba
por miedo, coraje, amargura, desesperación, y también lloraba por odio, odio
hacia su secuestrador.
¿Cómo saldré de aquí sin mi
varita? ¿Qué va a ser de mí y sobre todo de mi bebé?, se preguntaba la
pelirroja.
Empezó
a acariciar su vientre, su bebé también tenía miedo.
—No
te preocupes, bebé, mamá encontrara una forma de salir de este horrible lugar
—le susurraba a su hijo, sin dejar de hacerle suaves caricias.
Minutos
después de seguir sentada en el suelo, Nicole empezó a sentir un dolor en su
columna, así que se levantó del suelo e hizo su camino de regreso a la cama y
se acostó, cerró los ojos y empezó a recordar los momentos felices que paso con
sus padres, con su hermano y con sus amigos, hasta incluso se le vino a la
mente el rostro de un rubio de ojos grises, pero rápidamente negó con la cabeza
tratando de sacarse de la mente a Draco Malfoy, pero fue inútil, ella aun podía
ver al rubio sonriéndole con cinismo en su mente. Pero lo más extraño de eso
era que el Draco de su mente no le quitaba la mirada de encima, era como si la
estuviera vigilando; y esos ojos grises la intimidaban y a la vez también
parecía que la protegía de alguien muy peligroso a ella y a su bebé.
Y
así, poco a poco se fue quedando dormida. Pero ni siquiera dormida Draco Malfoy
se iba de su vida.
POV Hermione
Estaba
bailando con Viktor, el cual no me dejaba de repetir que estaba más hermosa que
cuando me conoció, yo me ruborizaba y trataba de mirar a los demás invitados,
pero al parecer Viktor no se daba por vencido y seguía haciéndome sonrojar. En
una de esas se atrevió a decirme que quería salir conmigo en una cita formal,
yo solo sonreí, no sabía que responderle, además quien podía pensar en citar
después de haberme enterado de la muerte del director Dumbledore, y sobre todo que
de un momento a otro Harry, Ron y yo nos tendríamos que ir a buscar los
Horrocruxes.
Con
la excusa de ir a tomar un poco de aguar deje de bailar con Viktor y me fui con
Ginny. Ella al principio empezó a bromear sobre Viktor y sobre mí, pero luego
me pregunto sobre la visita de Rufus Scrimgeour, pero antes de poder
contestarle Ron se acercó a nosotras, y luego de eso el patronus de Shacklebolt en forma de lince abrió su hocico y dijo:
“Mataron al Ministro, el
Ministerio ha caído, y los mortífagos van hacia allá”.
…
y después empezó el caos.
Rápidamente
con un Accio hice que mi bolsa de
cuenta llegara a mis manos, y junto con Ron, corrimos a buscar a Harry. Estaba
muy preocupada por él, temía que algún mortífago lo hubiera lastimado.
Ron
y yo seguimos buscando a Harry a la vez que esquivábamos algunos hechizos, los
aurores llegaron al rato, y en toda la Madriguera se podía escuchar varios Protegos, Crucios y demás hechizos de
magia negra por parte de los mortífagos. Hasta que en una de esas pude ver a
Harry protegiendo a Nicole, rápidamente nos acercamos a ellos.
—Es
hora —le dije Harry.
Él
asintió.
Harry
se veía muy preocupado por su hermana, y lo entiendo, dejarla en medio de todo
esto y encima embarazada, y para cerrar con broche de oro, el padre del bebé es
el hurón, pero claro, que esto no lo sabe Harry, porque si no, no habría ni
rastros de Malfoy.
Mi
amigo volvió a tomar del brazo a su hermana y empezó a dirigirse a la casa,
mientras que Ron y yo le cuidábamos las espaldas.
—Quédate
aquí, Nikki, por favor no seas testadura. Cuídate —le dijo Harry a su hermana y
dándole un beso en la frente a Nicole la dejo dentro de la casa junto a
Charlie.
—Lo
haré —respondió Nicole.
—Cuide
de mi hermana, señora Weasley —dijo Harry cuando vio a la mamá de Ron. La señora
Weasley no tuvo tiempo de decir nada, ya que cuando volvió a mirar al lugar
donde estábamos Harry junto con Ron y yo, desaparecimos.
Y
en un parpadeo nos encontrábamos en Londres muggle, fue el único lugar que creí
seguro por el momento.
—¿Dónde
estamos, Hermione? —preguntó Ron, mirando por todas partes.
—Estamos
en Tottenham Court Road, es una calle al centro de Londres, en una zona muggle,
fue el único lugar que se me ocurrió. Además, creo que es poco probable que los
mortífagos nos busquen aquí —contesté. ¡Ay, Dios mío! Aun siento que mi cabeza
me da vueltas por aparecer tan rápido—. Bueno, vamos a un lugar donde podamos
cambiarnos de ropa —los apresuré, y ellos me miraron raro.
—Pero,
Hermione, nosotros —dijo Ron señalando a Harry y luego señalándose él—, no
trajimos nada de ropa, ¿cómo pretendes que nos cambiemos?
—No
se preocupen por eso, yo traigo las ropas de ambos aquí —dije señalando mi
pequeña bolsa.
—¿En
serio? —preguntó Harry, yo asentí.
—Eres
genial, Hermione —me dijo Ron.
Yo
me sonroje ante el cumplido, ya que él casi nunca solía hacerme cumplidos.
—Pero
¿cómo hiciste para guardar todo en esa pequeña bolsa, y sobre todo cuando lo
hiciste? —preguntó Harry.
—Le
lance el Encantamiento de Expansión Indetectable a mi bolsa —le mostré mi
pequeña bolsa de cuentas—. Fue difícil, pero creo que lo he hecho bien. De
todos modos, me las arreglé para hacer caber todo lo que necesitamos aquí… Ya
te dije en la Madriguera, he tenido los elementos esenciales guardados por
días. Ya sabes, en caso de que necesitáramos hacer un escape rápido. Empaqué tu
mochila —le dije a Harry—, y las cosas de Ron. Tenía un mal presentimiento, así
que lo preparé todo para partir en cualquier momento.
—Eres
increíble, lo eres en verdad, Hermione —Ron me volvió a alagar, y yo volví a
sonrojarme.
—Vamos,
apresúrense. Ron, vamos —le tome de la mano. Él solo se dejaba arrastrar,
porque parecía que en ese momento estaba más interesado en ver todo su
alrededor—, te prometo que cuando salgamos de esto, te daré un tour por todo
Londres muggle, pero por favor apresúrate.
—Creo
que todo sería más fácil si hubiera traído mi capa de invisibilidad. Siempre la
cargo conmigo, pero los mortífagos no nos dieron tiempo a nada —se lamentó
Harry.
—No
te preocupes, Harry, tu capa esta en mi bolsa. Tuve tiempo de guardas tu capa
también —le sonreí—. Bien, creo que aquí se pueden cambiar de ropa —les señale
un callejón, luego les di su ropa.
Y
mientras Harry y Ron se cambiaban de ropa, yo también hacia lo mismo que ellos,
pero en otro lugar. Cuando salí a la calle no los vi, al parecer me cambie más
rápido que ellos.
Unos
minutos después los vi salir del callejón ya cambiados, me acerque a ellos, y
le señale un café a donde creí que podríamos hablar más calmadamente.
—Harry
será mejor que te pongas tu capa, porque aunque estemos en el mundo muggle, tú
eres al que más buscan.
Harry
asintió, mientras yo sacaba la capa de invisibilidad de mi bolso. Luego Harry
se puso la capa, y al instante desapreció de mi vista.
Los
tres caminamos con paso decidido hacia la cafetería, y cuando estuvimos
adentro, nos dimos cuenta de que la cafetería tenía muy mal aspecto, pero no
nos importó, solo queríamos sentarnos un rato. Nos sentamos en la mesa más
alejada, y a los segundos una mesera se nos acercó, nos preguntó si queríamos
comer, pero yo solo pedí dos capuchinos, ya que hubiera sido muy raro pedir
tres capuchinos cuando la mesera solo nos veía a Ron y a mí.
Luego
de apuntar lo que queríamos en su libreta la mesera se fue por nuestros
capuchinos.
—¿Cómo
estarán todos en la Madriguera? —preguntó en un susurró Harry, y por el tono de
su voz, pude darme cuenta de que él también estaba muy preocupado, al igual que
Ron y yo.
—Espero
que bien —susurró Ron.
—Tal
vez podamos comunicarnos con la Orden. Pero lo primero es buscar un lugar
seguro donde escondernos —dije.
Y
ya no pude seguir hablando porque la mesera se acercó con nuestros capuchinos,
y cuando se metió nuevamente en la cocina Ron hablo.
—¿Y
cómo piensas comunicarte con la Orden? ¿Acaso… —Ron hizo una pausa— sabes hacer
hablar a tu patronus?
—De
hecho sí, estuve practicando mientras ustedes dos creían que yo estaba leyendo
libros de la escuela, y no se me acercaban. Aunque debo reconocer que creí que
sería más difícil.
No
me respondieron. Solo Ron se me quedo mirando con sorpresa, eso hizo que me
cohibiera.
—Que
les parece si vamos Grimmauld Place, podemos aparecernos y escondernos allí
hasta…
—No
lo creo buena idea, Harry. Snape sabe la ubicación de la casa y podría irnos a
buscar allí —se apresuró a hablar Ron.
—Ron,
creo que Harry tiene razón, Grimmauld Place es el lugar más seguro por el
momento. Además, no creo que el profesor Snape se aparezca por allá —dije.
—¿Y
cómo puedes estar tan segura de eso, Hermione? —me preguntó Ron—. Te recuerdo
que Snape no es más que un maldito mortífago que no le importo matar a
Dumbledore, ¿crees que le importara la vida de Harry? No lo pienses mucho, yo
tengo la respuesta. No le importara, Snape llevara allí a tu-sabes-quién para
que acabe con Harry.
Le
iba a contestar, pero en ese momento sonó la campanilla de la entrada, dejando
ver a un par de obreros, tenían muy mala facha. Los obreros se sentaron cerca
de nosotros, yo sentía sus miradas sobre nosotros, porque esos obreros nos
miraban tanto si ya estábamos vestidos con ropa muggle, eso no debería ser raro
para ellos. Escuche que Harry se movió, seguramente habría sacado su varita
también presintiendo el peligro al igual que yo.
Esos
dos hombres se me hacían conocidos, pero no sabía de dónde. ¿Serian mortífagos?
De
pronto Ron saco su varita del bolsillo de su pantalón sin dejar de mirar a esos
dos hombres, y uno de ellos también saco su varita dispuesto a atacarnos. Ahora
estaba segura, eran mortífagos.
POV Autora
Mientras
tanto en la Madriguera, ya todo se había acabado. Fue complicado deshacerse de
los mortífagos, pero gracias a los aurores pudieron con ellos. Lo bueno era que
no había ninguna vida que lamentar, solo unos cuantos heriros.
La
señora Weasley soltó un suspiró al ver que sus demás hijos y su esposo se
encontraban bien, pero faltaba alguien. Otra chica pelirroja aparte de su hija.
—Nikki
—susurró—. Nikki —la llamó en voz alta, pero la chica no apareció.
Molly
se acercó a sus hijos gemelos, y les preguntó por la chica Potter.
—Fred, George, ¿han visto a Nikki?
—No
la hemos visto desde que llevamos a Viktor… —dijo George.
—…
a su mesa correspondiente, mamá —continuó Fred.
—pero
¿dónde puede estar? —preguntó Molly—. Harry la dejo junto a mí antes de
desaparecer, luego yo me distraje evitando que me dé un hechizo, y después de
eso no la vi, creí que podría estar con uno de ustedes.
—¿Qué
pasa, mamá? —preguntó Ginny acercándose a su madre e hermanos.
—Nikki
no aparece —respondió la señora Weasley, con desesperación en su voz. Ginny
miró por su alrededor y efectivamente Nicole no estaba—. Podrías buscarla
dentro de la casa, querida.
Ginny
obedeció enseguida.
—Arthur
—dijo Molly acercándose a su esposo—, dime por favor que tú sabes dónde está,
Nikki —el tono de vos de la señora Weasley era de súplica.
Arthur
lo pensó un momento.
—No.
No la he visto desde hace un buen rato —contestó Arthur mirando por todas
partes.
—¿Dónde
está Charlie? —preguntó Molly, esperanzada—. Tal vez él la escondió para que no
le pase nada.
—Me
hablan —dijo Charlie detrás de sus padres.
—Sí,
hijo —dijo Arthur con voz seria—. La hermana de Harry no aparece —informó—. ¿Tú
no la has visto?
—No.
Yo estaba luchando con un mortífago atrás de la casa —contestó Charlie.
—¡Por
Merlín! —exclamó Molly llevándose las manos a la boca—. Yo tenía la esperanza
de que tú la hubieras escondido.
Charlie
negó con la cabeza.
¡Merlín! ¿Dónde estará esa
niña? Y lo peor es que en su estado le podría pasar algo. Harry se enojara
mucho cuando se enteré, él me la encargo y yo no pude cuidarla, pensaba Molly.
Bill
y Fleur se acercaron a los patriarcas Weasley y Charlie.
—Chicos,
¿no han visto a Nicole? —preguntó Molly.
—No,
no la hemos visto, madre. No estará con los gemelos —contestó Bill.
Molly
negó con la cabeza, y luego dirigió su vista a su nueva nuera, pero al parecer
ella tampoco la había visto, porque la francesa apenas capto la mirada de su
suegra negó con la cabeza.
—Tal
vez… la secuestraron los mortífagos cuando nosotros estábamos peleando —dijo
Charlie.
Molly
sollozo.
—Tenemos
que avisarle de esto a los aurores. Nicole simplemente no puede desaparecer así
de la nada —dijo Bill tratando de calmar a su madre.
—No
se habgá ido con Haggy —dijo Fleur.
—No
se fue con él —respondió Molly entre sollozos—, ella aún estaba conmigo cuando
Harry, Ron y Hermione desaparecieron.
—Eh,
le avisaré a Shacklebolt sobre la desaparición de Nicole —dijo Charlie.
POV Nicole
Los
rayos del sol que se colaban por las cortinas de la ventana me despertaron.
Abrí los ojos lentamente y me estire. Estaba confusa no recordaba donde estaba,
por un momento creí que todo eso del secuestro era una pesadilla y que estaba
en mí habitación de Hogwarts o de la Madriguera, pero no.
Fue
en ese momento que recordé que sí me habían secuestrado de verdad, y que estaba
encerrada en esta habitación en la espera de que cualquier loco mortífago
subiera a torturarme. Solo esperaba no tener que verle la cara a la loca de
Bellatrix.
Me
levante de la cama y me acerque a la ventana. Un momento, ¿había una ventana?
Pero si anoche no divise ninguna ventana, solo eran cuatro paredes con una puerta.
Aunque claro, seguramente todo es debió ser obra de mi secuestrador.
Me
encogí de hombros.
Tal
vez con mucha suerte y la ventana este abierta. Corrí las cortinas y la luz me
empaño la vista, parpadeé muchas veces, hasta que mis ojos se acostumbraron a
la luz. Tome la perilla y trate de abrir la ventana, pero no pude, estaba
cerrada con magia —era obvio, fui una estúpida al creer que dejarían la ventana
abierta— y ni siquiera podía romper los vidrios porque también están
hechizados.
Suspiré.
Fije
mi vista y me di cuenta que estaba en el tercer piso y que el paisaje que había
era hermoso, muy hermoso a decir verdad, podía ver el mar, ¿el mar? ¿Acaso esta
era una casa de playa?
No,
tal vez solo esté alucinando, simplemente esta no podría ser una casa de playa,
ya que mi secuestrador no me traería a un lugar así para torturarme.
Camine
hacia la puerta para volver a tratar de abrirla. ¡Qué ilusa soy! Ayer ya
comprobé que estaba cerrada con magia, pero nada perdía con intentarlo.
No
lo conseguí. Por más que intente, no pude abrir la puerta.
—Sáquenme
de aquí, por favor —grité, esperando escuchar algo o que me escuchen.
De
pronto escuché un ruido seco, algo así
como un plop. Me volví hacia el lugar
donde escuche ese sonido, y para mi sorpresa me encontré con un elfo doméstico.
Eso era lo que menos esperaba. Pero frente a mí estaba un elfo, y al parecer
estaba vestido decentemente.
—Buenos
días, ama —saludó el elfo haciendo una exagerada reverencia. ¿Acaso se dirigía a mí?, pensé. Claro que
se dirigía a mí, no había nadie más en la habitación, mire hacia atrás por si
acaso. No había nadie—. Veo que ya despertó. Espero que haya dormido bien.
¿Dormir
bien? La pase fatal, prácticamente estuve llorando toda la noche.
Pero
no lo dije, solo atine a decir:
—Yo
no soy tu ama —mi voz sonó ronca.
—Oh,
si es mi ama, señorita Potter, desde ahora yo soy su elfo doméstico. Mi nombre
es Pinky —volvió hacer una reverencia—, y usted puede pedirme lo que quiera, y
Pinky se lo dará. Pinky siempre la obedecerá en todo —dijo el elfo
respetuosamente.
¿Qué clase de broma era
esta?, me
pregunté.
—Así
que tú eres mi elfo doméstico y me obedecerás en todo —le seguí el juego y el
elfo asintió—. Bien, entonces te ordeno que me saques de este lugar y me lleves
con los Weasley —le ordené, pero mi voz sonó desesperada, más parecía una
súplica que una orden.
—Pinky
lo siente mucho, ama, pero Pinky no puede obedecer esa orden —contestó el elfo.
—Pero
¿por qué no? ¿Acaso no dices que eres mi elfo? —él asintió—, entonces,
obedéceme.
—Pinky
no puede obedecer eso, porque mi otro amo me ordeno que no le hiciera casa
cuando usted me pidiera que la sacara de esta casa —¿Su otro amo? ¿Quién era su
otro amo? ¿El hombre que me secuestro?—.
Mi amo ya sabía que usted, señorita Potter, me pediría que la sacara de
acá.
—¿Quién
es tu otro amo? —pregunté, pero el elfo guardo silencio—. Vamos, responde,
Pinky. Dime ¿quién es tu otro amo? ¡Te ordeno que me respondas!
Sí,
seguramente su otro amo fue quien me secuestro. Pero si su amo es un mortífago,
¿por qué me tendría encerrada en esta habitación muy cómoda y con cama blanda,
y no en un calabozo?
—Pinky
no le puede responder esa pregunta, ama. Pinky solo se encargara de que como
bien, de que esté tranquila, en calma y que todo lo que le queda de embarazo lo
pase lo mejor posible.
¿Cómo
sabía el elfo que yo estoy embarazada? O mejor dicho, ¿cómo sabría el mortífago
que me secuestro, que estoy embarazada?
—Ama
—me llamó—, en este closet tiene mucha ropa de maternidad para cuando le crezca
más el vientre —me señaló el closet del lado izquierdo.
Y
enseguida el elfo camino hacia el closet y abrió las puertas de par en par; y
vi que en efecto había mucha ropa de maternidad.
Pero,
¿quién es en realidad el hombre que me secuestro? ¿Por qué se preocupaba por
mí?
¡Oh, Merlín! Tal vez es un
loco, enfermo, maniático, pensé.
—Pinky
le preparará el baño, ama —dijo el elfo haciendo una nueva reverencia.
Me
quede parada pensando y pensando en toda esta extraña situación, hasta que a
los minutos el elfo salió del baño.
—Pinky
ya le preparo su baño, ama. Y mientras se baña, Pinky le preparará un saludable
desayuno, ya que tiene alimentarse muy bien —y haciendo otra reverencia,
desapareció con un plop.
No
podía hacer nada —por el momento—, así que entre al baño, y vi la tina llena de
espuma, olía a frutos tropicales. Apenas sentí el olor a jabón, mi cuerpo me
reclamo un baño.
Me
despoje de mis ropas del día anterior y me introduje en la tina. Mis músculos
se relajaron cuando mi piel toco el agua tibia. Cerré los ojos disfrutando de
la sensación del agua.
Pero
ni siquiera el relajante agua me sacaba de la cabeza a mi secuestrador. ¿Quién
me secuestro? ¿Sería en realidad un mortífago? Ahora no estoy muy segura, ya
que ningún mortífero me hubiera traído a esta casa; lo que un mortífago hubiera
hecho en realidad seria haberme encerrado en una fría mazmorra, luego me
hubiera torturado a Crucios, y por
último para cerrar con broche de oro, me hubiera llevado con el estúpido
desnarizado.
Y
entonces la pregunta es misma: ¿Quién me secuestro? —lo pensé por unos minutos—
¿Acaso seria… Malfoy?
Sonreí
por mi pensamiento estúpido.
—No,
por supuesto que Malfoy no me secuestro. Que estúpida eres, Nicole —me dije a
mí misma. ¿Cómo se me pudo ocurrir que Malfoy fue el que me secuestro? Sí lo
único que él quería era que aborte a mi bebé. A su hijo.
oh, dioses, estoy segura que es Draco el que secuestro a Nicole, ¡que emocion! la quiere para él solo =)
ResponderEliminarsaludos
¡¡¡actualiza ya!!!
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