POV Hermione
—Harry —grité,
cuando vi que un rayo casi le cae encima a mi amigo, pero afortunadamente Harry
fue rápido y lo esquivo, solo le rozo la oreja derecha.
Ron estaba
lanzándole hechizos al otro mortífago tratando de desarmarlo, mientras tanto yo
intentaba poner a salvo a la mesera, lo bueno era que ella no se alarmaba por
lo que estaba pasando porque estaba de espaldas, en la cocina y con los
audífonos puestos. Ron se fue muy rápido hacia la puerta para impedir la
entrada a los muggles como también evitando que entraran más mortífagos, si los
había.
—Harry, tenemos
que desarmarlos y luego…
—¡Cuidado!
—volví a gritar interrumpiendo a Ron a la vez que desarmaba al mortífago que
luchaba con él; ya que el mortífago había pronunciado la maldición imperdonable
hacia un distraído Ron.
—Gracias,
Hermione —dijo Ron con alivio.
Asentí
ligeramente. No me podía distraer.
Note que Harry
había podido dejar inconsciente al mortífago con quien luchaba, mientras con
quien luchaba Ron parecía ser un poco más hábil y peligroso.
—¡Expelliarmus!
—¡Impedimenta!
—¡Incarcerus!
—gritamos los tres a la vez, dejando fuera de combate al mortífago.
—¿Se encuentran
bien? ¿No les paso nada? —preguntó Ron a Harry y a mí luego de ver a los
mortífagos inconscientes.
—Sí —contesté
por los dos, al ver que Harry también estaba bien, solo tenía la respiración un
poco acelerada, igual que todos—. Y tú, Ron, ¿estás bien? —pregunté muy
preocupada.
—Sí, estoy bien
—contestó.
Asentí aliviada.
Esta vez
corrimos con suerte, espero que siempre sea así, ya que no quiero ni imaginar
que les pase algo malo a cualquiera de mis amigos.
—Bueno, creo
que es hora de huir de este lugar —les recordé aun nerviosa por lo sucedido
hace unos instantes.
—¿Qué haremos
con ellos? —preguntó Harry, hablando después de mucho rato en silencio.
—No lo sé —dijo
Ron—. Me preguntó, ¿cómo nos encontraron?
Harry se encogió
de hombros.
—No tengo idea,
Ron, pero ya lo averiguaremos en su momento, ahora vuelvo a preguntar: ¿Qué
hacemos con ellos?
—Y si los
desmemoriamos, ¿les parece? —indagué.
—Hermione,
¿sabes hacer un hechizo desmemorizante? —me preguntó Ron muy sorprendido.
—Sí, lo estuve
practicando en las vacaciones. Me costó mucho aprenderlo, pero al final me
salió —contesté.
Por supuesto
que me salió, y lo comprobé con mis propios padres cuando les borre la memoria
y les creé una vida distinta. Ahora ellos creen que son Wendell y Monica
Wilkins. Me imagino que ahora ya se deben de encontrar en Australia. Claro que
nadie sabe de esto, ni siquiera Harry y Ron. Por ahora quiero mantenerlo en
secreto.
—Nunca me
cansaré de decirte que eres increíble, Hermione —me dijo Ron, y yo nuevamente
me sonroje ante su alago.
—Bueno —dijo
Harry llamando nuestra atención, y se lo agradecí internamente—, Hermione, tú
encárgate de desmemorizarlos, mientras que Ron y yo arreglaremos todo este
desastre.
Asentí, y
caminé hacia uno de los mortífagos.
—¡Obliviate!
—dije fuerte y claro, apuntando a la cabeza de uno de ellos. Luego seguí con el
otro.
—Bien, ya todo
quedo en orden —dijo Harry—. Es hora de irnos.
—Harry, pero
¿ya pensaste bien a dónde vamos a ir? Porque si no lo has pensado, yo creo que
nos podemos ir al Caldero Chorr…
—No, Ron, en
este momento la comunidad mágica está en contra de nosotros —le recordé.
—Pero,
Hermione, en el mundo muggle tampoco estaríamos muy seguros —replicó Ron.
—Lo reconozco,
tal vez cometí un error al traerlos aquí… —ya no continué hablando porque Ron
me interrumpió.
—¡Están
despertando! —exclamó Ron—. Sera mejor irnos.
—Sí, pero
¿adónde, Ron? —pregunté.
—A Grimmauld Place —dijo Harry.
—No, no, Harry.
No es Buena idea ir a allí, Snape le avisará a sus amigos los mortífagos y a
quien-tu-sabes, o quien sabe y ya estén ahí, esperándonos —dijo Ron, casi al
borde de la desesperación.
¡Merlín! Me
fastidia mucho el miedo que siente Ron al nombrar al estúpido del sin nariz de
Voldemort.
—Tenemos que
irnos, ahora no es momento de discutir, no se dan cuenta que los mortífagos
están despertando —los urgí.
Harry tomó del
brazo a Ron y a mí de la mano. Cerré a los ojos al instante, luego sentí ese
incomodo malestar en el estómago y cuando abrí los ojos estaba en la calle de
la casa del padrino de Harry. Y al instante la imponente casa de los Black
apareció ante nuestros ojos.
—Tenemos que
entrar —dijo Harry mirando la casa.
Ron y yo
asentimos. Harry empujo la puerta y entramos, y cuando ya estábamos a dentro de
la casa, nada pasó, parecía que no había ninguna protección.
—¿No se suponía
que esta casa estaba protegida? —dijo Ron—. No ha pasado nada, y eso que…
Ron enmudeció
cuando de pronto se nos apareció Albus Dumbledore, la cual paso a través de
nosotros.
—¡No se suponía
que Dumbledore estaba muerto! —exclamó Ron, con el rostro tan pálido como la
cal.
—Lo está, Ron,
seguro que es una protección —dije a la vez que sacaba mi varita, la moví
ligeramente y dije—: ¡Homenum Revelio!
—No paso nasa,
Hermione, ¿estás segura que dijiste bien el hechizo? —preguntó Ron, el cual aún
seguía pálido.
——Sí, Ron, dije
bien el hechizo —le contesté un poco fastidiada por su desconfianza—, el
hechizo delata si hay alguien en casa. Estoy cansada, voy a cambiarme de ropa,
mañana ya veremos qué es lo que haremos, ¿de acuerdo? —les pregunté.
Pero antes de
que alguno de mis amigos me contestara, un rayo de luz entre de repente en la
casa. Ese era el patronus del señor
Weasley.
“La familia está bien,
estamos a salvo, no nos contesten porque estamos vigilados”.
Y luego de
dejar el mensaje la comadreja, que era el patronus del señor
Weasley, desapareció, así como llego.
—Qué bueno, es
un gran alivio saber que todos están bien —dije.
—Sí, que bueno,
que mi familia esté bien —dijo Ron.
—Sí. Entonces
eso quiere decir que mi hermana también está a salvo —dijo Harry, y en su
rostro dejo de estar tan tensa.
POV Nicole
Luego de tomar
ese relajante baño, salí envuelta en una toalla; salte de susto cuando vi a
Pinky parado junto a la mesita, con una bandeja en la mano, la cual contenía mi
desayuno.
—Pinky espera
que la nueva ama haya disfrutado de su baño —dijo el elfo.
—Sí, gracias
—le contesté cuando me recupere del susto—. Eh, me voy a cambiar —dije, pero
luego recordé que no tenía nada que ponerme.
Y antes de que
dijera que no tenía ropa que ponerme, el elfo nuevamente hablo al ver mi
expresión de confusión.
—Pinky se tomó
la libertad —dijo con voz tímida—, de prepararle una nueva ropa para que se
cambié. La ropa esta sobre la cama —señaló la cama.
Yo solo asentí,
giré mi cabeza y pude comprobar que si había ropa sobre mi cama. Pero algo
brillaba junto al vestido y las ballerinas, me acerque lentamente a el objeto
que brillaba, y quede sorprendida al comprobar que se trataba de una pulsera y
unos aretes que hacían juego con el vestido y los zapatos.
Esto es muy
raro, algo no cuadra, pensé.
¿Por qué la
persona que me secuestro se preocupa por mí? ¿Por qué se preocupa en mandar
ropa para vestir y joyas para lucir? Aunque eso último no cuenta, porque no
tengo a quien lucirlas, pero aun así, que clase de loco me secuestraria y luego
se preocupa por que no me falte nada.
—Pinky, ¿qué
significa esto? —le pregunté cogiendo las joyas con mi mano.
—Pinky solo
sigue instrucciones, y mi amo me ordeno que la tratara como usted se merece.
Luego me dio esas joyas y me dijo que me encargara de que las usara —me explicó
el elfo.
¿Qué clase de
enfermo me ha secuestrado?, me pregunté.
—Pues… yo no
pienso usar esas joyas —dije—, eso no es mío, además, pueden estar hechizadas.
—Pinky le
asegura que esas joyas no están hechizadas, no le causara ningún daño, ama. El
amo solo se las regala —alegó Pinly.
—¿Y por qué me
regala este tipo de cosas, no se supone que estoy secuestrada? —pensé en voz
alta.
—Por favor,
ama, solo úselas, porque si no las usa, entonces el amo se encargará se
castigar a Pinky —rogó el elfo con temor.
La persona que
me secuestro no solo es un enfermo, es un demonio.
—Si no las uso,
¿entonces tu amo te lastimará? —pregunté.
La pobre
criatura asintió con la cabeza. Pobre, que clase de loco será en realidad su
amo, de que más podrá ser capaz.
—Por ti lo
haré, usaré las joyas —acepte tragándome mi orgullo—, porque no quiero que te
lastimen, a pesar de todo tú no tienes la culpa de nada, solo sigues ordenes
—dije—. Pero esto no me gusta nada.
El elfo me miró
y yo note que estaba a punto de llorar.
—Pinky le
agrade a la ama su bondad —dijo la criatura con la voz cortada—. Pinky… la
dejara sola, si me necesita solo llámeme y vendré enseguida. Espero que el
desayuno que Pinky le preparo sea de su agrado, ama —y diciendo esto último el
elfo desapareció con plop.
Miré la ropa,
era linda, tenía que admitir que era cara y de buen gusto, pero lo extraño era
que la ropa era muggle, me preguntó: ¿de dónde sacaría ropa muggle un mortífago
que siempre ha vivido en el mundo mágico? ¿O no sería un mortífago? Tal vez y
pueda que se alguien de la Orden. No, Nicole, estas desvariando, pensé. Porque
si fuera alguien de la Orden, primero hubiera hablado con la señora Weasley
avisándole que me llevarían con él. Además, si hubiera sido algún miembro de la
Orden quien me saco de la Madriguera, no hubiera estado vestido de mortífago.
Esto cada vez
es más confuso para mí.
Decidí no
pensar sobre eso, por el momento. Me saque la toalla y me seque el cuerpo,
luego me puse la ropa interior, el vestido, me calce los zapatos, y por último
y con un gran pesar me coloque las joyas.
Después de
cambiarme, me senté a desayunar, no tenía hambre, pero tenía que comer por mi
bebé, solo por él me cuidaría. Pero al detallar el desayuno, me lleve una gran
sorpresa al descubrir comida muggle. Había jugo de naranja, ensalada de frutas
exóticas de temporada, leche fresca, tostadas, y gelatina.
—¡Santo cielos!
—exclamé.
Y luego cogí el
cubierto y empecé a comer, tenía que hacer un gran esfuerzo por pasar la
comida, en verdad no tenía nada de hambre, pero todo lo hacía por mi hijo, por
mi pequeño Harry.
Harry, hermano, pensé.
Me preguntó
cómo estará mi hermano en estos momentos, y no solo él, sino también Ron y
Hermione. Por favor, Merlín que estén bien, y que su búsqueda no sea tan
complicada, y por supuesto que salgan ilesos de los ataque de los mortífagos.
POV Draco
Había pasado
solo una noche desde que la traje a esta casa, pero aun no podía presentarme
frente a frente con ella, es por eso que solo podía dejarla a cargo de mi elfo
doméstico, y saber de ella por medio de este.
—Pinky —llamé a
mi elfo.
—Sí, amo Malfoy
—dijo Pinky haciendo una reverencia en cuanto me apareció.
—¿Cómo esta
ella? —le pregunté.
—¿La señorita
Potter? —preguntó.
Resoplé.
—¿Quién más
está encerrada en la habitación de arriba? —este elfo era desesperante.
—Sí, creo que
la señorita Potter está bien, amo.
—¿Cómo que
crees? ¿Acaso no estás aquí para cuidarla?
El elfo
retrocedió un paso al oír mi voz enfurecida.
—Al parecer
estuvo llorando, la ama tiene los ojos rojos, pobre de la ama, tiene miedo.
No tenía que
decirme algo que ya sabía.
—¿Qué más? No
te pidió que la sacaras de allí —le pregunté.
Pinky asintió.
—Sí, amo, me lo
pidió, pero Pinky se negó a cumplir esa orden, y en su lugar cumplió sus
órdenes, amo. Y la ama también le preguntó a Pinky quien era su otro amo.
—Sabía que lo
intentaría —susurré—. ¿Qué contestaste cuando te pregunto sobre tu otro amo?
—Pinky le dijo
que no podía responder esa pregunta.
Asentí.
—¿No intento
escapar?
—Creo que sí,
amo, pero la ama ya se habrá dado cuenta que todo está hechizado, así que no
podrá hacer nada. Luego Pinky le preparo el baño para que se relajara un poco,
y después Pinky le llevo el desayuno.
—Bien, ¿y
acepto el regalo que le envíe? —el elfo se me quedo mirando como estúpido—,
¡habla maldita sea, y no me hagas perder tiempo! —grité.
—No las quiso
aceptar, amo, pero Pinky le dijo que si no aceptaba ponérselas, entonces el amo
iba a castigar a Pinky. Y luego de que le dije eso, la ama acepto usarlas y
dijo que solo lo hacía para que no castigaran a Pinky. La nueva ama es muy
amable.
—Bien, me voy,
vigílala muy bien, que no le pase nada, porque si le llega a pasar algo a ella
o al bebé, entonces vete despidiendo de tu miserable vida, Pinky, y sabes que
lo que digo es en serio —lo amenacé, esa es la única forma en que entiendan
estas bestias.
—Sí, amo
—contestó haciendo una reverencia.
Luego de eso me
aparecí en mi habitación de Malfoy Manor. Me acosté en mi cama de golpe. Este
era un juego demasiado peligroso, sobre todo contando que en cualquier momento
el idiota del Lord podría descubrir mi doble juego.
Pero tuve que
secuestrarla, por su bien, no podía permitir que se fuera con su hermano el
cara rajada a donde quiera que fueran, simplemente eso podría ser peligroso.
Además, también lo hice porque después de lo Snape ya no puedo confiar en
nadie; ese estúpido de Severus hizo lo que le dio la gana, no siguió con el
plan y mato al viejo de Dumbledore, y ahora estando muerto el viejo loco nadie
podría cuidar de Nicole. Solo yo puedo hacerlo, ella está en mis manos ahora.
Y mucho menos
podía dejara con esa familia de comadrejas, son tan descuidados, ni siquiera se
dieron cuenta de que me la lleve. Ahora la estarán buscando como locos, pero
eso no me importa, por mí esos pueden explotar todos juntos.
Me quede
mirando los doseles de mi cama, cuando de pronto una voz demasiado familiar me
saco de mis pensamientos.
—Por fin
apareciste, desde ayer te estaba buscando —dijo Snape, ni siquiera me había
dado cuenta de que había entrado en mi habitación, pero ¿quién se creer que es
para irrumpir así en mi dormitorio?
—¿Qué haces
aquí traidor? ¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra? —le grité parándome de
golpe de mi cama.
—¡Cállate! No
grites que nos pueden escuchar —saco su varita y puso un hechizo silenciador.
—¿Por qué no
quieres que grite, y por qué has puesto el hechizo silenciador? ¿Acaso
pretendes matarme sin que nadie se dé cuenta? —dije con sarcasmo.
—No seas tonto,
Draco.
Ni siquiera le
contesté.
—¿Dónde la
tienes? —me preguntó de repente.
—¿A quién?
—dije haciéndome el tonto.
—A Potter, a
Nicole Potter —lo observé y sonreí—, ¿dime dónde la tienes? —me exigió.
—No sé de qué
me hablas —mentí.
—Sí, si lo
sabes, no te hagas el estúpido —siseó.
—Yo no sé dónde
está Potter, tal vez esta con su hermano el cara rajado, ¿no? ¿Qué? No me digas
que no lo has pensado.
Snape sonrió,
ver eso era raro.
—Tú
desapareciste justo a la hora en que los mortífagos fueron a esa tonta boda de
Weasley, luego Potter desaparece y tú sigues sin aparecer, le pregunte a tus
amigos por ti y ellos no sabían nada, vine a tu mansión y tampoco te encontré,
y recién hoy día apareces, muy conveniente, ¿no crees?
—Eso no
comprueba nada, pude haber pasado la noche con alguna chica, como es mi costumbre
—dije lo más calmadamente posible.
—Sé que tú la
secuestraste, y te exijo que me digas donde la tienes.
—¿Y qué si la
secuestre yo? Eso no te importa, Severus —le grité.
—Tu padre te
puede descubrir, o en el peor de los casos el Señor Tenebroso, ¿qué harás
cuando te descubran?
—Se Legeremancia y Oclumancia, y los podría
usar cuando me sea conveniente.
—Yo podría
ayudarte con ella, confía en mí, no seas tonto, Draco, hazlo por ella.
Reí con ganas.
—Precisamente
por ella lo hago, ¿cómo podría confiar en ti? Por favor, Severus, ¿para qué?
Para que después hagas lo que se te da la gana, ¿qué es lo que quieres?
¿Matarla como hiciste con Dumbledore? Pues no lo permitiré. Nunca más volveré a
confiar en ti.
—Dumbledore no
está muerto, yo no lo mate, fue solo un plan que teníamos él y yo —gritó.
—¿Qué?
—pregunté desconcertado—. ¿Qué has dicho?
gracias por actualizar, Merodeadora, me gusto mucho este capitulo, sobre todo porque Snape le a reclamado a Draco ser el autor del secuestro de Nicole
ResponderEliminarsiguela, me encanta
excelente, gracias por este maravilloso capitulo
ResponderEliminarsiiiii, actualizaste muy rapido y eso me gusta =)
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