lunes, 19 de septiembre de 2016

Grimmauld Place




POV Hermione
—Harry —grité, cuando vi que un rayo casi le cae encima a mi amigo, pero afortunadamente Harry fue rápido y lo esquivo, solo le rozo la oreja derecha.
Ron estaba lanzándole hechizos al otro mortífago tratando de desarmarlo, mientras tanto yo intentaba poner a salvo a la mesera, lo bueno era que ella no se alarmaba por lo que estaba pasando porque estaba de espaldas, en la cocina y con los audífonos puestos. Ron se fue muy rápido hacia la puerta para impedir la entrada a los muggles como también evitando que entraran más mortífagos, si los había.
—Harry, tenemos que desarmarlos y luego…
—¡Cuidado! —volví a gritar interrumpiendo a Ron a la vez que desarmaba al mortífago que luchaba con él; ya que el mortífago había pronunciado la maldición imperdonable hacia un distraído Ron.
—Gracias, Hermione —dijo Ron con alivio.
Asentí ligeramente. No me podía distraer.
Note que Harry había podido dejar inconsciente al mortífago con quien luchaba, mientras con quien luchaba Ron parecía ser un poco más hábil y peligroso.
—¡Expelliarmus!
—¡Impedimenta!
—¡Incarcerus! —gritamos los tres a la vez, dejando fuera de combate al mortífago.
—¿Se encuentran bien? ¿No les paso nada? —preguntó Ron a Harry y a mí luego de ver a los mortífagos inconscientes.
—Sí —contesté por los dos, al ver que Harry también estaba bien, solo tenía la respiración un poco acelerada, igual que todos—. Y tú, Ron, ¿estás bien? —pregunté muy preocupada.
—Sí, estoy bien —contestó.
Asentí aliviada.
Esta vez corrimos con suerte, espero que siempre sea así, ya que no quiero ni imaginar que les pase algo malo a cualquiera de mis amigos.
—Bueno, creo que es hora de huir de este lugar —les recordé aun nerviosa por lo sucedido hace unos instantes.
—¿Qué haremos con ellos? —preguntó Harry, hablando después de mucho rato en silencio.
—No lo sé —dijo Ron—. Me preguntó, ¿cómo nos encontraron?
Harry se encogió de hombros.
—No tengo idea, Ron, pero ya lo averiguaremos en su momento, ahora vuelvo a preguntar: ¿Qué hacemos con ellos?
—Y si los desmemoriamos, ¿les parece? —indagué.
—Hermione, ¿sabes hacer un hechizo desmemorizante? —me preguntó Ron muy sorprendido.
—Sí, lo estuve practicando en las vacaciones. Me costó mucho aprenderlo, pero al final me salió —contesté.
Por supuesto que me salió, y lo comprobé con mis propios padres cuando les borre la memoria y les creé una vida distinta. Ahora ellos creen que son Wendell y Monica Wilkins. Me imagino que ahora ya se deben de encontrar en Australia. Claro que nadie sabe de esto, ni siquiera Harry y Ron. Por ahora quiero mantenerlo en secreto.
—Nunca me cansaré de decirte que eres increíble, Hermione —me dijo Ron, y yo nuevamente me sonroje ante su alago.
—Bueno —dijo Harry llamando nuestra atención, y se lo agradecí internamente—, Hermione, tú encárgate de desmemorizarlos, mientras que Ron y yo arreglaremos todo este desastre.
Asentí, y caminé hacia uno de los mortífagos.
—¡Obliviate! —dije fuerte y claro, apuntando a la cabeza de uno de ellos. Luego seguí con el otro.
—Bien, ya todo quedo en orden —dijo Harry—. Es hora de irnos.
—Harry, pero ¿ya pensaste bien a dónde vamos a ir? Porque si no lo has pensado, yo creo que nos podemos ir al Caldero Chorr…
—No, Ron, en este momento la comunidad mágica está en contra de nosotros —le recordé.
—Pero, Hermione, en el mundo muggle tampoco estaríamos muy seguros —replicó Ron.
—Lo reconozco, tal vez cometí un error al traerlos aquí… —ya no continué hablando porque Ron me interrumpió.
—¡Están despertando! —exclamó Ron—. Sera mejor irnos.
—Sí, pero ¿adónde, Ron? —pregunté.
—A Grimmauld Place —dijo Harry.
—No, no, Harry. No es Buena idea ir a allí, Snape le avisará a sus amigos los mortífagos y a quien-tu-sabes, o quien sabe y ya estén ahí, esperándonos —dijo Ron, casi al borde de la desesperación.
¡Merlín! Me fastidia mucho el miedo que siente Ron al nombrar al estúpido del sin nariz de Voldemort.
—Tenemos que irnos, ahora no es momento de discutir, no se dan cuenta que los mortífagos están despertando —los urgí.
Harry tomó del brazo a Ron y a mí de la mano. Cerré a los ojos al instante, luego sentí ese incomodo malestar en el estómago y cuando abrí los ojos estaba en la calle de la casa del padrino de Harry. Y al instante la imponente casa de los Black apareció ante nuestros ojos.
—Tenemos que entrar —dijo Harry mirando la casa.
Ron y yo asentimos. Harry empujo la puerta y entramos, y cuando ya estábamos a dentro de la casa, nada pasó, parecía que no había ninguna protección.
—¿No se suponía que esta casa estaba protegida? —dijo Ron—. No ha pasado nada, y eso que…
Ron enmudeció cuando de pronto se nos apareció Albus Dumbledore, la cual paso a través de nosotros.
—¡No se suponía que Dumbledore estaba muerto! —exclamó Ron, con el rostro tan pálido como la cal.
—Lo está, Ron, seguro que es una protección —dije a la vez que sacaba mi varita, la moví ligeramente y dije—: ¡Homenum Revelio!
—No paso nasa, Hermione, ¿estás segura que dijiste bien el hechizo? —preguntó Ron, el cual aún seguía pálido.
——Sí, Ron, dije bien el hechizo —le contesté un poco fastidiada por su desconfianza—, el hechizo delata si hay alguien en casa. Estoy cansada, voy a cambiarme de ropa, mañana ya veremos qué es lo que haremos, ¿de acuerdo? —les pregunté.
Pero antes de que alguno de mis amigos me contestara, un rayo de luz entre de repente en la casa. Ese era el patronus del señor Weasley.

“La familia está bien, estamos a salvo, no nos contesten porque estamos vigilados”.

Y luego de dejar el mensaje la comadreja, que era el patronus del señor Weasley, desapareció, así como llego.
—Qué bueno, es un gran alivio saber que todos están bien —dije.
—Sí, que bueno, que mi familia esté bien —dijo Ron.
—Sí. Entonces eso quiere decir que mi hermana también está a salvo —dijo Harry, y en su rostro dejo de estar tan tensa.

POV Nicole
Luego de tomar ese relajante baño, salí envuelta en una toalla; salte de susto cuando vi a Pinky parado junto a la mesita, con una bandeja en la mano, la cual contenía mi desayuno.
—Pinky espera que la nueva ama haya disfrutado de su baño —dijo el elfo.
—Sí, gracias —le contesté cuando me recupere del susto—. Eh, me voy a cambiar —dije, pero luego recordé que no tenía nada que ponerme.
Y antes de que dijera que no tenía ropa que ponerme, el elfo nuevamente hablo al ver mi expresión de confusión.
—Pinky se tomó la libertad —dijo con voz tímida—, de prepararle una nueva ropa para que se cambié. La ropa esta sobre la cama —señaló la cama.
Yo solo asentí, giré mi cabeza y pude comprobar que si había ropa sobre mi cama. Pero algo brillaba junto al vestido y las ballerinas, me acerque lentamente a el objeto que brillaba, y quede sorprendida al comprobar que se trataba de una pulsera y unos aretes que hacían juego con el vestido y los zapatos.
Esto es muy raro, algo no cuadra, pensé.
¿Por qué la persona que me secuestro se preocupa por mí? ¿Por qué se preocupa en mandar ropa para vestir y joyas para lucir? Aunque eso último no cuenta, porque no tengo a quien lucirlas, pero aun así, que clase de loco me secuestraria y luego se preocupa por que no me falte nada.
—Pinky, ¿qué significa esto? —le pregunté cogiendo las joyas con mi mano.
—Pinky solo sigue instrucciones, y mi amo me ordeno que la tratara como usted se merece. Luego me dio esas joyas y me dijo que me encargara de que las usara —me explicó el elfo.
¿Qué clase de enfermo me ha secuestrado?, me pregunté.
—Pues… yo no pienso usar esas joyas —dije—, eso no es mío, además, pueden estar hechizadas.
—Pinky le asegura que esas joyas no están hechizadas, no le causara ningún daño, ama. El amo solo se las regala —alegó Pinly.
—¿Y por qué me regala este tipo de cosas, no se supone que estoy secuestrada? —pensé en voz alta.
—Por favor, ama, solo úselas, porque si no las usa, entonces el amo se encargará se castigar a Pinky —rogó el elfo con temor.
La persona que me secuestro no solo es un enfermo, es un demonio.
—Si no las uso, ¿entonces tu amo te lastimará? —pregunté.
La pobre criatura asintió con la cabeza. Pobre, que clase de loco será en realidad su amo, de que más podrá ser capaz.
—Por ti lo haré, usaré las joyas —acepte tragándome mi orgullo—, porque no quiero que te lastimen, a pesar de todo tú no tienes la culpa de nada, solo sigues ordenes —dije—. Pero esto no me gusta nada.
El elfo me miró y yo note que estaba a punto de llorar.
—Pinky le agrade a la ama su bondad —dijo la criatura con la voz cortada—. Pinky… la dejara sola, si me necesita solo llámeme y vendré enseguida. Espero que el desayuno que Pinky le preparo sea de su agrado, ama —y diciendo esto último el elfo desapareció con plop.
Miré la ropa, era linda, tenía que admitir que era cara y de buen gusto, pero lo extraño era que la ropa era muggle, me preguntó: ¿de dónde sacaría ropa muggle un mortífago que siempre ha vivido en el mundo mágico? ¿O no sería un mortífago? Tal vez y pueda que se alguien de la Orden. No, Nicole, estas desvariando, pensé. Porque si fuera alguien de la Orden, primero hubiera hablado con la señora Weasley avisándole que me llevarían con él. Además, si hubiera sido algún miembro de la Orden quien me saco de la Madriguera, no hubiera estado vestido de mortífago.
Esto cada vez es más confuso para mí.
Decidí no pensar sobre eso, por el momento. Me saque la toalla y me seque el cuerpo, luego me puse la ropa interior, el vestido, me calce los zapatos, y por último y con un gran pesar me coloque las joyas.
Después de cambiarme, me senté a desayunar, no tenía hambre, pero tenía que comer por mi bebé, solo por él me cuidaría. Pero al detallar el desayuno, me lleve una gran sorpresa al descubrir comida muggle. Había jugo de naranja, ensalada de frutas exóticas de temporada, leche fresca, tostadas, y gelatina.
—¡Santo cielos! —exclamé.
Y luego cogí el cubierto y empecé a comer, tenía que hacer un gran esfuerzo por pasar la comida, en verdad no tenía nada de hambre, pero todo lo hacía por mi hijo, por mi pequeño Harry.
Harry, hermano, pensé.
Me preguntó cómo estará mi hermano en estos momentos, y no solo él, sino también Ron y Hermione. Por favor, Merlín que estén bien, y que su búsqueda no sea tan complicada, y por supuesto que salgan ilesos de los ataque de los mortífagos.

POV Draco
Había pasado solo una noche desde que la traje a esta casa, pero aun no podía presentarme frente a frente con ella, es por eso que solo podía dejarla a cargo de mi elfo doméstico, y saber de ella por medio de este.
—Pinky —llamé a mi elfo.
—Sí, amo Malfoy —dijo Pinky haciendo una reverencia en cuanto me apareció.
—¿Cómo esta ella? —le pregunté.
—¿La señorita Potter? —preguntó.
Resoplé.
—¿Quién más está encerrada en la habitación de arriba? —este elfo era desesperante.
—Sí, creo que la señorita Potter está bien, amo.
—¿Cómo que crees? ¿Acaso no estás aquí para cuidarla?
El elfo retrocedió un paso al oír mi voz enfurecida.
—Al parecer estuvo llorando, la ama tiene los ojos rojos, pobre de la ama, tiene miedo.
No tenía que decirme algo que ya sabía.
—¿Qué más? No te pidió que la sacaras de allí —le pregunté.
Pinky asintió.
—Sí, amo, me lo pidió, pero Pinky se negó a cumplir esa orden, y en su lugar cumplió sus órdenes, amo. Y la ama también le preguntó a Pinky quien era su otro amo.
—Sabía que lo intentaría —susurré—. ¿Qué contestaste cuando te pregunto sobre tu otro amo?
—Pinky le dijo que no podía responder esa pregunta.
Asentí.
—¿No intento escapar?
—Creo que sí, amo, pero la ama ya se habrá dado cuenta que todo está hechizado, así que no podrá hacer nada. Luego Pinky le preparo el baño para que se relajara un poco, y después Pinky le llevo el desayuno.
—Bien, ¿y acepto el regalo que le envíe? —el elfo se me quedo mirando como estúpido—, ¡habla maldita sea, y no me hagas perder tiempo! —grité.
—No las quiso aceptar, amo, pero Pinky le dijo que si no aceptaba ponérselas, entonces el amo iba a castigar a Pinky. Y luego de que le dije eso, la ama acepto usarlas y dijo que solo lo hacía para que no castigaran a Pinky. La nueva ama es muy amable.
—Bien, me voy, vigílala muy bien, que no le pase nada, porque si le llega a pasar algo a ella o al bebé, entonces vete despidiendo de tu miserable vida, Pinky, y sabes que lo que digo es en serio —lo amenacé, esa es la única forma en que entiendan estas bestias.
—Sí, amo —contestó haciendo una reverencia.
Luego de eso me aparecí en mi habitación de Malfoy Manor. Me acosté en mi cama de golpe. Este era un juego demasiado peligroso, sobre todo contando que en cualquier momento el idiota del Lord podría descubrir mi doble juego.
Pero tuve que secuestrarla, por su bien, no podía permitir que se fuera con su hermano el cara rajada a donde quiera que fueran, simplemente eso podría ser peligroso. Además, también lo hice porque después de lo Snape ya no puedo confiar en nadie; ese estúpido de Severus hizo lo que le dio la gana, no siguió con el plan y mato al viejo de Dumbledore, y ahora estando muerto el viejo loco nadie podría cuidar de Nicole. Solo yo puedo hacerlo, ella está en mis manos ahora.
Y mucho menos podía dejara con esa familia de comadrejas, son tan descuidados, ni siquiera se dieron cuenta de que me la lleve. Ahora la estarán buscando como locos, pero eso no me importa, por mí esos pueden explotar todos juntos.
Me quede mirando los doseles de mi cama, cuando de pronto una voz demasiado familiar me saco de mis pensamientos.
—Por fin apareciste, desde ayer te estaba buscando —dijo Snape, ni siquiera me había dado cuenta de que había entrado en mi habitación, pero ¿quién se creer que es para irrumpir así en mi dormitorio?
—¿Qué haces aquí traidor? ¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra? —le grité parándome de golpe de mi cama.
—¡Cállate! No grites que nos pueden escuchar —saco su varita y puso un hechizo silenciador.
—¿Por qué no quieres que grite, y por qué has puesto el hechizo silenciador? ¿Acaso pretendes matarme sin que nadie se dé cuenta? —dije con sarcasmo.
—No seas tonto, Draco.
Ni siquiera le contesté.
—¿Dónde la tienes? —me preguntó de repente.
—¿A quién? —dije haciéndome el tonto.
—A Potter, a Nicole Potter —lo observé y sonreí—, ¿dime dónde la tienes? —me exigió.
—No sé de qué me hablas —mentí.
—Sí, si lo sabes, no te hagas el estúpido —siseó.
—Yo no sé dónde está Potter, tal vez esta con su hermano el cara rajado, ¿no? ¿Qué? No me digas que no lo has pensado.
Snape sonrió, ver eso era raro.
—Tú desapareciste justo a la hora en que los mortífagos fueron a esa tonta boda de Weasley, luego Potter desaparece y tú sigues sin aparecer, le pregunte a tus amigos por ti y ellos no sabían nada, vine a tu mansión y tampoco te encontré, y recién hoy día apareces, muy conveniente, ¿no crees?
—Eso no comprueba nada, pude haber pasado la noche con alguna chica, como es mi costumbre —dije lo más calmadamente posible.
—Sé que tú la secuestraste, y te exijo que me digas donde la tienes.
—¿Y qué si la secuestre yo? Eso no te importa, Severus —le grité.
—Tu padre te puede descubrir, o en el peor de los casos el Señor Tenebroso, ¿qué harás cuando te descubran?
—Se Legeremancia y Oclumancia, y los podría usar cuando me sea conveniente.
—Yo podría ayudarte con ella, confía en mí, no seas tonto, Draco, hazlo por ella.
Reí con ganas.
—Precisamente por ella lo hago, ¿cómo podría confiar en ti? Por favor, Severus, ¿para qué? Para que después hagas lo que se te da la gana, ¿qué es lo que quieres? ¿Matarla como hiciste con Dumbledore? Pues no lo permitiré. Nunca más volveré a confiar en ti.
—Dumbledore no está muerto, yo no lo mate, fue solo un plan que teníamos él y yo —gritó.
—¿Qué? —pregunté desconcertado—. ¿Qué has dicho?


3 comentarios:

  1. gracias por actualizar, Merodeadora, me gusto mucho este capitulo, sobre todo porque Snape le a reclamado a Draco ser el autor del secuestro de Nicole
    siguela, me encanta

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  2. excelente, gracias por este maravilloso capitulo

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  3. siiiii, actualizaste muy rapido y eso me gusta =)

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